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Aquí el
pequeño-poeta, evocando, liberado según el ritmo,
allá Gran-Poeta,
provocando, libre según el Nombre Total.
Aquí, esto.
Allá, aquello.
Finalmente, escucha: ¿nunca
has soñado ser libre? Vamos, te dejo aquí. Trata de extraer de todo esto las
conclusiones concernientes a tu caso personal, y harás lo que quieras si eres
lo que eres.
1929
24
La Palabra se
instala en la garganta, cuyas puertas abre.
El aliento se reúne
en el pecho, cuyas costillas distiende.
Ahora el aliento
busca salir, y la Palabra ha abierto el orificio de la garganta.
La palabra sensible tiene su asiento en el
aparato vocal. Cada sonido, cada nombre, cuando lo imagino, dispone este
aparato de una manera particular; me basta entonces enviar a través de mi
laringe y de mi boca el aire almacenado en mis pulmones, para emitir este
sonido, para pronunciar este nombre. La sustancia de la palabra es, pues, la
energía respiratoria; el sentido de la palabra le es impuesto por el nombre
imaginado y, más allá del nombre, por la vida captada en ocasión del nombre.
Es una palabra que tiende incesantemente
hacia la Palabra absoluta, que prepara así los órganos de elocución en el poeta.
Esta absoluta Palabra-no-hablada es el sentido verdadero del poema. Este Nombre
impronunciable, bajo la presión del aliento impaciente, se deforma hasta el
punto en que imprime al aparato vocal una disposición tal que el aliento puede
escaparse. Dicho de otro modo, el aliento exige para liberarse que la Palabra
impronunciable se degrade poco a poco para llegar a ser pronunciable,
funcionando como una válvula de seguridad para la exagerada plenitud de la
Evidencia que amenazaría matar al poeta.
Por otra parte, ya que es justo en el momento en que el nombre llega a
ser pronunciable cuando se pronuncia, la palabra poética es, de todo los modos
humanos de expresión, necesariamente el más “justo”, el más próximo a la
palabra absoluta.
En:
“Clavículas de un gran juego poético” (De: “Le Contre-Ciel”, 1936), Fabril
Editora, Buenos Aires, 1972. Traducción: Aquiles Ferrario y Jorge Libedev. Los
poetas: Colección dirigida por Aldo Pellegrini.
René
Daumal (16 de marzo de 1908 – 21 de mayo de 1944). Foto:
René Daumal por Luc Dietrich, 19 de mayo de 1944.
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