viernes, 16 de enero de 2015

Jacobo Fijman, Yo me veo colgado como un cristo amarillo sobre los vidrios pálidos del mundo


HECHO DE ESTAMPAS (1930)

POEMA I

Caía mi sueño en la otra soledad de los canales.
Regocígate, niño, la presencia graciosa de la muerte
reparte en sombras alternadas el olor de los ángeles
y levanta tus sordos desamparos.

Niño de paz,
han apagado las islas monótonas de los soles perfectos.

Niño de paz,
imito el mundo en un mi sueño ajeno a la claridad.

Un silencio de música se apacienta en las torres.


POEMA II

Oíase a través de las olas subidas el grito de los puertos y las ciudades
y el frío de las campanas.

Los cielos mueven el puente de los días.

El frío se sumerge en las ramas.

Recogemos la sombra que cae de los pájaros.
Te has ido.
Enumero las albas bajo la espuma azul de la noche.

Corderos desfigurados reflejan en sus ojos las vueltas de las estrellas
y los viejos molinos.


POEMA III

Está mi risa de niño
con la abuelita ciega de la noche obscura.

Resuenan mis botas groseras de campesino
en la ternura de los caballos,
y he ido.

Al son de ríos lúcidos y puros.
Tiemblan las curvas de los pozos como las dulces patas de los corderos.
                                                      
Encerrada en mis pasos sigue la noche obscura.


POEMA IV

Extiendo mis brazos hacia el silencio descansado que inmortaliza la lejanía.
Caen océanos en las noches obscuras de nuestras adolescencias en Dios.
Herido en mi canto
por uniones de azar
toda mi carne mortal recoge la blanca limosna del misterio.

Siento venir el fresco gusto del alumbrar.
Siento venir entre olas de la desesperanza maduros imperios.

Agito los ramajes.
Danzo en la gracia de todas las familias de la tierra y el universo.


POEMA V

Yo estaba muerto bajo los grandes soles, bajo los grandes soles fríos.

A través de mi llanto
oigo el agrio sudor de la precocidad.

Yo vuelvo sobre un musgo
y las ciudades crecen a la aventura hasta la noche del estupor.
                                                                       
Miseria.
Dios pesa.
Me llaman vientos de mar.
Van y vienen en grandes cambios; se alargan en saltos irritados
que apagan mi temblor, que exasperan los sueños.

Jamás podré seguir.
Yo me veo colgado como un cristo amarillo sobre los vidrios pálidos del mundo.


POEMA VI

Ha caído mi vos, mi última voz, que aún guarda mi nombre.
Mi voz:
pequeña línea, pequeña canción que nos separa de las cosas.

Estamos lejos de mi voz y el mundo, vestidos de humedades blancas.

Estamos en el mundo y con los ojos en la noche.
Mi voz es fría y sucia como la piel de los muertos.


POEMA VII

Roe mi frente dura
el lobo de la media noche.

Una escondida estrella arrima su sosiego.
Entre todos los soles ya se me canta aceite de júbilos.

Siento en mis manos venir la luz entera de la mañana.


POEMA VIII

Cavar, cavar los ojos enarenados como se ahuecan los cuellos largos de los pozos.
Cerrados en implacables soledades.

Excavo la bienaventuranza.
Cruzas llanuras
y acaecen palomas entre las manchas negras de las quejas.
Siento en mis ojos las anguilas fuera de sí de los silencios montañeses.


POEMA IX

Yo duermo cerca de todas las vueltas del sueño.
Según mi carne grito en la sombra de la beatitud de los recién nacidos.

Encima del mismo tono llevo el contacto de los bosques lejanos
y asistencia de océanos.


POEMA X

Reposan los sagrados pinos,
y mi voz arrollada en la tristeza de una luz rompida.

Paz, paz, sobre los días y las noches cansadas de recoger las voces falsas,
que el mar hace sonar las cáscaras de nuez de la maravilla,
y vuelvo a oír la guía de mi ánimo dentro de primicias celestes.

Huye la soledad.
Adiós, belleza.


POEMA XI

Al pie de los aromas blancos recobro mis manos en plegaria.
Una vez había...

Los canales hastiados se ponen en camino lejos de nuestros ojos.
Para sí trazan el pavor los soles.

Apoyo mi rostro sobre la sombra siete veces obscura
y atravieso los diques ajustados que arrastran los vientos.

Rodaba mi acento de mar desgarrado sobre siete caminos de nieve.


POEMA XII

Yo quería jugar.
Estaba el signo de mi naturaleza plena de llanto y protección severa.

Bajo a mi obscuridad, y avanzo entre mis brazos con una estrella niña.

Soplan olores de banderas frías
y resuenan tambores de infancia
en el mismo silencio, bajo la misma estrella.

Viene mi carne allende las transparencias.
Rodeo la luz fresca.

Ánimos de pavor yacen en mis profundas soledades:
No es el mismo silencio, no es la misma estrella.

Arranco vísperas de muros inclinados,
y más allá de todo se mueve el brillo opaco de la agonía.


POEMA XIII

Más allá de las aguas grises bajan colinas.
Nadie vigila.
Sobre las noches descompuestas concentro mi afinación.

Todo lo nuestro llega; las ventanas amigas entran las lejanías,
pero ya no saldremos nunca de esta mañana opaca.

Avanza hacia nosotros las vueltas seguras de la muerte.


POEMA XIV

Los muros están cubiertos de vísperas y estrellas blancas.
Las flautas hacen temblar a las flexibles viñas.

Oh, bodas, en tanta perfección de desnudez el gallo canta.
Aprieta mi adolescencia tus ojos negros.


CANCION DE CUNA QUE NO HA AGRADADO A NADIE

Van a cantar
por el nacer
de varón, de mujer;
van a cantar,
van a nacer.

Empiezan a cantar
empiezan a nacer
el varón, la mujer;
la voces del cantar,
las voces del nacer,
de varón, de mujer,
empiezan a cantar,
empiezan a nacer.

Van a cantar
el varón, la mujer,
van a cantar
por el nacer;
las cosas del nacer
van a cantar
por el varón, por la mujer,
van a cantar por el nacer.

Van a cantar:
la noche va a nacer.
Empiezan a cantar
el varón, la mujer,
la noche va a nacer.

Van a cantar
por el nacer
la noche del varón y la mujer.
Empiezan a cantar,
empiezan a nacer.

Van a cantar
por el nacer
el varón, la mujer.
Empiezan a cantar
amanecer...


A Macedonio Fernández, Eduardo Mallea, Raúl Scalabrini Ortiz, Oliverio Girondo, José Planas y Casas, Adán Dhiel, Mario Pinto, Pompeyo Audivert, Raúl González Tuñón, Rafael Crespo, Alfredo González Carraño.

De: “Hecho de estampas”, 1930. Texto completo. En: “Obra poética 1”, Leviatán, 1998.
Jacobo Fijman (Rusia –hoy Rumania-, 1898 – Buenos Aires, 1970).
Foto: JF.

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