jueves, 8 de enero de 2015

Cesare Pavese, Como si ninguno de nosotros estuviera despierto


CREACIÓN

Estoy vivo y sorprendí en el alba las estrellas.
La compañera sigue durmiendo y no lo sabe.
Los camaradas duermen. Y la clara jornada
se alza ante mí más nítida que los rostros hundidos.

A lo lejos pasa un viejo que se va a trabajar
o a gozar la mañana. No somos diferentes;
él y yo respiramos la misma claridad
y fumamos tranquilos para engañar el hambre.
También el viejo debe tener un cuerpo puro
y vibrante –debería estar desnudo ante la madrugada.

Esta mañana corre la vida sobre el agua
o en el sol: nos rodea el resplandor del agua
siempre joven, los cuerpos de todos estarán desnudos.
Habrá un sol fuerte y el rigor del mar
y ese rudo cansancio que abate bajo el sol
y la inmovilidad. Estará la amiga
-un secreto de cuerpos. Cada uno elevará su voz.

No hay voz que rompa el silencio del agua
bajo el alba. Y no hay tampoco nada que tiemble
bajo el cielo. Sólo hay una tibieza que funde las estrellas.
Estremece sentir la mañana que vibra
toda virgen, como si ninguno de nosotros estuviera despierto.


Enero 1935, poema inédito, forma parte de “Poesía del desamor”.

En: “Poemas inéditos. Poemas elegidos.”, Ediciones Librerías Fausto, 1975.
Traducción: Horacio Arman. Notas: Italo Calvino.
Cesare Pavese (Italia, 9 de septiembre de 1908 – 27 de agosto de 1950).

Foto: Casa natal de Cesare Pavese. 

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