Maduro un oficio tan íntimo
que sólo es posible transmitirlo
con la boca en el pecho del otro.
Un oficio tan delgado
que se lo oye crujir por las noches.
Crece la hierba sobre nosotros
los muertos
y avanzan los pájaros grandes lagunas
de tristeza.
Maduro un oficio tan final
que sólo es posible para los dioses
y las piedras.
En esta tremenda dignidad
no hay colaboración posible con la vida.
Como sabes al fin que la poesía
no salva de la muerte y de la duda
caminas con los labios resecos
por las abiertas playas
pensando en el amor de los albatros.
Aguda vertical
una columna de ceniza caliente
sigue tu paso y conmueve el tiempo.
Sin embargo de a ratos crece en la roca
un olor extraño
como de flores maceradas.
Sospechas cautamente
que otro a lo lejos
camina entre perfumes
y respira.
En Ferocidad de la memoria, La Rosa de Oro, 1977 / Foto y video: jmp /
Edna Pozzi (Pergamino, provincia de Buenos Aires, 1926 - 2017) /
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.-
José María Pallaoro lee un poema de Edna Pozzi
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