miércoles, 22 de junio de 2022

ALBERTO PIPINO Dos poemas de Meneo fúnebre




MENEO FÚNEBRE

A Dora María Téllez 

Una vivandera con la noche de trofeo 
baila, sacude el delantal naranja 
con jactancia, silban las 
corolas desnudas 

entre las ondas de la melena, el rocío 
de caña le brota de la piel y 
bajo la saya la aurora 
se despereza. 

Han vuelto los tiburones a las aguas 
del Xolotlán y los nacatamales 
están con la carne viva, 
máscaras de ave 

carroñera golpean a la presa entre 
tambores, flautas, pitos 
y trompetas; aletea 
la pesadilla;

los dientes de la marimba rechinan 
cuando el aire cruza las 
teclas de hueso; 
un viejo 

retintín la rechaza del carnaval, agria 
la leche y la miel, la encierra 
hasta una bocacalle en 
Manhattan 

donde emblema de vivaz quimera 
cabalga en pelo por la pérdida 
y el abismo; entre aroma 
a sudor y ron al son

de monedas que dolientes dejan 
al pie del luto ante los pichones 
devorados por el zopilote 
rojinegro.


SALTA, SALTA Y SIGUE

En medio de la pista de arena y aserrín tiembla 
un frutal usurpado. En lugar de flores da 
signos que muestran a la esperanza 
como un anhelo voraz. 

Entre el follaje un gorrión salta de un lado a otro, 
ansioso sacude la cola, con el plumaje 
entrecano, espera que lo urjan 
a mostrar su juego 

mientras la lengua del látigo del domador rompe 
la barrera del sonido al encontrar silencio 
ante la añoranza de los rugidos de un 
pasado sin fin. 

Las gradas aún tibias están llenas de soledad, ya 
no se goza con el arte de arrojar palabras 
al aire sin dejar que caigan 
como ilusiones rotas. 

Llegan gritos y abucheos cuando al cruzar la línea 
floja un funámbulo choca con el piso, 
un payaso salta a la pista 
para aflojar 

los rezongos golpeándose clac clap clac las nalgas 
con palmetas de madera, muestra 
sumisión y a la vez domina 
el espectáculo. 

Además en un cruce de manos una maga 
disimula la memoria y la muestra 
cautiva del todo es según 
como se recuerde

La función sigue a pesar de que la inclemencia 
del tiempo desgarra las lonas de la carpa 
del circo y el vendaval las zarandea 
en un redoble siniestro. 

Ay, viejo gorrión salta, salta que todo sigue, 
la fiesta aún no acaba, cruza a través 
del aro de fuego que el vacío 
está impaciente. 




En Meneo fúnebre, Selección de poemas, 2022 / Fotos: jmp / 
Alberto Pipino (Buenos Aires, 4 de noviembre de 1942) / Poeta / Vive en Manhattan, EE.UU /
Leemos en la última página de este libro digital: 
“Periodista y militante político, en 1976 durante la dictadura militar tuvo que irse del país. Durante el exilio vivió en Estados Unidos, Nicaragua, México, Haití, República Dominica, y Francia donde ejerció el periodismo. En 1984 publicó en España Espeso país, en el prólogo Juan Gelman destacó que “Alberto Pipino transitó los caminos del dolor, de la derrota, de la furia. Por eso sus palabras son de piedra. Y tienen la belleza de la piedra.” Con la democracia regresó al país. En Buenos Aires entre 1990 y 1991 editó Utopías del Sur, publicación dedicada a difundir el pensamiento y creación desde una izquierda crítica donde entre otros, colaboraron León Rozitchner, Ramón Plaza, Esteban Moore y Osvaldo Bayer. Desde hace 15 años reside en Estados Unidos. Meneo fúnebre es su último libro.”

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