XCI
toda
poesía es hostil al capitalismo
puede volverse seca y dura pero no
porque sea pobre sino
para no contribuir a la riqueza oficial
puede ser su manera de protestar de
volverse flaca ya que hay hambre
amarilla de sed y penosa
de puro dolor que hay puede ser que
en cambio abra los callejones del delirio y las bestias
canten atropellándose vivas de
furia de calor sin destino puede
ser que se niegue a sí misma como otra
manera de vencer a la muerte
así como se llora en los velorios
poetas de hoy
poetas de este tiempo
nos separaron de la grey no sé qué será de nosotros
conservadores comunistas apolíticos cuando
suceda lo que sucederá pero
toda poesía es hostil al capitalismo
puede volverse seca y dura pero no
porque sea pobre sino
para no contribuir a la riqueza oficial
puede ser su manera de protestar de
volverse flaca ya que hay hambre
amarilla de sed y penosa
de puro dolor que hay puede ser que
en cambio abra los callejones del delirio y las bestias
canten atropellándose vivas de
furia de calor sin destino puede
ser que se niegue a sí misma como otra
manera de vencer a la muerte
así como se llora en los velorios
poetas de hoy
poetas de este tiempo
nos separaron de la grey no sé qué será de nosotros
conservadores comunistas apolíticos cuando
suceda lo que sucederá pero
toda poesía es hostil al capitalismo
XLIII
los
capitanes del mercado común
enviaron
un mensajero a los dioses de méxico
que a
la media hora fue herido
y
entrevió un soplo de muerte
la
muerte se parece a los indios
según
dijo después
para
bajar el dólar
y
nadie le creyó
el
mensajero entrevistó a Cortés
quien
se punzó el olvido y ratificó esa visión
la
prensa amarilla no publicó el reportaje
y la
prensa de izquierda siempre está en otras cosas
a todo
esto la muerte
pasea
por el mundo a caballo y con flechas
como
sabe Popotla
de
aquella noche triste
CCLXI
estos
poemas esta colección de papeles esta
manada
de pedazos que pretenden respirar todavía
estas
palabras suaves ásperas ayuntadas por mí
me van
a costar la salvación
a
veces son peores que actos mejor dicho más ciertas
el
tiempo que pasa no las afina no las embellece
descubre
sus rajaduras sus paredes raídas
el
techo se les hunde y llueve
es así
que en ellas no puedo tener abrigo ni reparo
en
realidad huyo de ellas como de las ciudades antiguamente malditas
asoladas
por las enfermedades las catástrofes
los
reyes extranjeros y magníficos
más
malas que el dolor son estas
ruinas
que levanté viviendo dejando de vivir
andando
entre dos aguas
entre
este mundo y la belleza
y no
me quejo ya que
ni oro
ni gloria pretendí yo escribiéndolas
ni
dicha ni desdicha
ni
casa ni perdón
De Traducciones
I. Los poemas de John Wendell. En Cólera
buey (dos ediciones, una en Cuba de 1965; la otra, ampliada, en 1971). En Obra Poética, Corregidor, Buenos Aires,
1984.
Juan Gelman (Buenos Aires, 3 de mayo
de 1930 – Ciudad de México, 14 de enero de 2014). Foto: Jmp
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