SONDAS
CIENCIA
En algún lugar de los vastos arenales de
Marte hay un cristal muy pequeño y muy extraño. Si alzas el cristal y miras a
través de él, verás el hueso detrás de tu ojo, y más adentro luces que se encienden
y se apagan, luces enfermas que no consiguen arder, son tus pensamientos. Si oprimes entonces el cristal en el sentido
del eje medio, tus pensamientos adquirirán claridad y justeza deslumbrantes,
descubrirás de un golpe la clave del Universo todo, sabrás por fin contestar
hasta el último por qué. En algún lugar de Marte se halla ese cristal.
Para encontrarlo hay que examinar grano
por grano los inacabables arenales. Sabemos, también, que cuando lo encontremos
y tratemos de recogerlo, el cristal se disgregará, sólo nos quedará un poco de
polvo entre los dedos. Sabemos todo eso, pero lo buscamos igual.
EXILIO
Nunca se vio en Gelo nada tan cómico. Salió
de entre el roto metal con paso vacilante, movió la boca, desde el principio
nos hizo reír con esas piernas tan largas, esos dos ojos de pupilas tan
increíblemente redondas. Le dimos grubas, y linas, y kialas. Pero no quiso
recibirlas, fijate, ni siquiera aceptó las kialas, fue tan cómico verlo
rechazar todo que las risas de la multitud se oyeron hasta el valle vecino. Pronto
se corrió la voz de que estaba entre nosotros, de todas partes vinieron a
verlo, él aparecía cada vez más ridículo, siempre rechazando las kialas, la
risa de cuantos lo miraban era tan vasta como un temporal en el mar. Pasaron
los días, de las antípodas trajeron margas, lo mismo, no quiso ni verlas, fue
para retorcerse de risa. Pero lo mejor de todo fue el final: se acostó en la colina,
de cara a las estrellas, se quedó quieto, la respiración se le fue debilitando,
cuando dejó de respirar tenía los ojos llenos de agua. ¡Sí, no querrás creerlo,
pero los ojos se le llenaron de agua, d-e-a-g-u-a, como lo oyes! Nunca, nunca
se vio en Gelo nada tan cómico.
GÉNESIS
Y el hombre creó a Dios a su imagen y
semejanza. Y hubo amor, y placer, y virtud en el mundo. Y los días fueron
largos, demasiado largos. Entonces el hombre creó al Demonio, a su imagen y
semejanza. Y hubo así amor y odio en el mundo, placer y dolor, virtud y pecado.
Y los días fueron cortos, muy cortos. Y fue bueno vivir.
AMOR
Desnudos, se hacen el amor delante de la
chimenea. El resplandor de las llamas les caldea la piel, los cuerpos son un
solo, rítmico latido. Un solo, rítmico latido cada vez más pujante. Por fin, el
paroxismo. Agotados, los tres cuerpos se desenroscan lentamente, las antenas se
separan. Las llamas se multiplican en las escamas triangulares.
En
Los argentinos en la Luna, antología,
Ediciones de la Flor, 1969. Serie Sondas que consta de 4 microrrelatos.
Héctor
Germán Oesterheld (Buenos Aires, 23 de julio de 1919. El 27 de abril de 1977
fue secuestrado en la ciudad de La Plata. Estuvo detenido en Campo de Mayo y en
una cárcel clandestina de La Tablada. Se cree que fue asesinado en Mercedes en
1978).
2 comentarios:
qué bueno, gracias por esos textos. un abrazo desde neuquén
Muy bueno. Muchas gracias.
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