PADRE MÍO...
padre mío
has quedado en tumba ajena alada y animal
así estremecidos ceremonias y usos
con la generosidad de otra especie la calma parece acercarse
empecinado fuiste y tus hijos
el cuerpo de un pájaro concentra todos tus cantos
y las patas quebradas
a esta tumba –no es altar– vuelvo a llevar mis flores tardías
conozco el lugar con mis manos fue cavado
con las manos de todos nosotros fue cavado
es que cavamos
para tener donde hincarnos persignar
para bajar las cabezas y quedarnos sin padre
en este suelo –por dos siglos herido– cada tumba se levanta
borde piadoso y bullente de la tierra alzada
AQUÍ HACE FALTA…
aquí
hace falta una oración
la ternura no ha llegado
la ternura no ha llegado
ES COMO NO HABER
APRENDIDO NADA…
es
como no haber aprendido nada
encolumnados de este modo en las desapariciones
violentos y vedados vástagos crecen por doquier
dejan su semilla aún entre las piedras y la arena
y cómo tratar tanta insolencia y bravura
encolumnados de este modo en las desapariciones
violentos y vedados vástagos crecen por doquier
dejan su semilla aún entre las piedras y la arena
y cómo tratar tanta insolencia y bravura
es
la narración que no termina
sin maestros en esta historia de hijos cansados
sin maestros en esta historia de hijos cansados
sólo
un pequeñísimo pájaro en lugar del paso próximo
extinto cantando para sí
como los nuestros
extinto cantando para sí
como los nuestros
En:
“El cansancio de los hijos”, Hilos Editora, 2011.
María
Mascheroni (Buenos Aires, 1958). Poeta.
Foto: MM en FB.
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