lunes, 13 de agosto de 2012

Nicolás Prividera, mi madre creció entre cosas que no amaba



FOTOS

Mi madre creció entre cosas que no amaba, que no hacían sino aumentar su desconsuelo, el amparo de su soledad. El mundo de los otros era hostil, pero ese calor familiar que la sostenía a veces la quemaba. Después fue descubriendo que era ese círculo perfecto el refractario, y que el mundo y los otros podían ser lugares habitables... O al menos eso es lo que imagino, cuando enhebro la historia a través de tus ojos: escruto tu mirada, su cambio sutil de una fotografía a otra, el modo en que empieza a tener brillo propio, a mirar mas allá del ojo de la cámara, con avidez, el rostro de ese mundo nuevo y desconocido. En las más populosas hay que buscarte entre cincuenta chicas sonriendo a cámara: pude encontrarte sin dificultad porque tu vestido resplandece en blanco y negro. Se te ve, definitivamente, como la chica que uno hubiera elegido para sacar a bailar (y no hay nada edípico en esto, se los juro por mi madre). En otras fotos no estás tan linda: fotos anteriores, de una adolescencia difícil. Sólo más tarde vas a recuperar ese destello en la mirada que tenés en las fotos de infancia, siempre fuera de lugar. Pero ahora abrís los ojos desmesuradamente, con la cabeza inclinada, todo tu cuerpo ligeramente torcido, como si aun lucharas por dominarlo. Todavía sos demasiado menuda como para hacer algo más que colgarte el vestido, pero un par de fotos y años más adelante, ya sonreís con todo el cuerpo, y lucís no sólo tus ojos claros y erguidos. El abuelo, siempre junto a vos, ya no te sujeta como sosteniéndote, ahora te estrecha con una firmeza casi imperceptible, como si temiera que te escapes (siempre aparece junto a su mujer y su otra hija, pero es a mi madre a quien mira en todas las fotos, como si no pudiera apresarla como lo hace con la cámara). De niñas, las hermanas aparecen juntas, disfrazadas o con largos overoles o en traje de baño, pero siempre de la mano. Después van creciendo (todavía las visten y peinan igual, pero poco a poco van alejándose), separándose íntimamente, como si cada una buscara su propia forma de pararse (tu hermana no hace, de foto en foto, sino mejorar la misma pose de siempre: la búsqueda de la pose más clásica, la forma más segura de agradar; mi madre, en cambio, es sorprendida hurgándose la nariz o cayendo, y su risa y su mirada están siempre más allá). De pronto cambiaste la pollera por el pantalón y los zapatos de taco alto por unas botas. Tenés el pelo enmarañado, un cigarrillo en la boca, y un libro bajo el brazo. Ya aprendiste a manejarte: estás sentada sobre un viejo Ford, con la mirada fija en algún punto lejano, tal vez esperando a alguien. Y luego ya no estás sola en esa llanura infinita que mirás desafiante, y ya no tenés el pelo corto y esa expresión salvaje: Ahora me mostrás algo (una planta o un insecto, no alcanzo a ver más allá de la foto) mientras me sostenés contra tu pecho, y me hablás, y me contás el mundo. Y yo aún creo ver, el mundo en tus ojos. 

1996

Nicolás Prividera (Buenos Aires, 1970).


Libros de la talita dorada / Colección los detectives salvajes
invita a la presentación del libro de poemas 
“Restos de restos” y a la avant premier del film “Tierra de padres” de: 
en La Plata, 16 de agosto 18 hs. Pasaje Dardo Rocha.
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6 comentarios:

PC dijo...

compañero sabes donde se puede conseguir el libro en Buenos Aires?

José María Pallaoro dijo...

Hola PC:
En el blog Libros de la talita dorada
están las librerías:
http://www.librosdelatalitadorada.blogspot.com.ar/
En caso de no estar aún, en breve lo distribuiremos.
Abrazo grande!
(si estás cerca de San Telmo, combinamos día y hora para encuentro y te reservo un ejemplar).

PC dijo...

dale reservame un ejemplar y coordinamos para pasar la semana que viene dale?

PC dijo...

pasame por mail la direccion, te parece bienel martes a eso de las 13hs?

PC dijo...

hola Jose, hasta que hora te estas a la tarde en san telmo a ver si puedo pasar hoy

José María Pallaoro dijo...

escribíme a
jmpallaoro@gmail.com
y combinamos día y hora
¿sí?
abrazo!