Entre no saber nada y saber lo que los otros
quisieron que supiera
debí elegir lo primero;
y después de haber dado rotunda finalidad a un escupitajo
hubiera aprendido con mis propias costillas,
con mis intestinos personales recorridos por cólicos;
hubiera andado derecho
dinamitando a mis espaldas lo que debió ser dinamitado.
Y no estaríamos aquí, inconclusos, manoteando,
reunidos a puntapiés por nuestra propia clase,
discutiendo la manera de hacer un país,
de alzar los escombros después de haberlos vomitado,
haciendo de la historia un embrollo jadeante,
confundiendo los motivos con la hemorragia.
A todo esto nos habrán enterrado
sin haber tenido el coraje
de convertir el enjuiciamiento en un revólver.
De “Las condiciones de la época”, 1967. En “Obra poética”, Emecé, 2000.
Joaquín Giannuzzi (Buenos Aires, 1924 – Salta, 2004).
1 comentario:
José María: Te agradezco que continúes regalándonos los poemas de quien fuera ¨mi gran maestro¨. Sobre todo, estos poemas publicados por la vieja Sudestada. Época envidiable, en la que nuestro país era -al igual que la poesía- un lugar de encuentro, ácido o dulce -daba igual-. Te invito a http://latrampadearena.blogspot.com; mantengámonos comunicados.
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