I
Tan
huesolita que te ibas
tan envidiada de qué sombras la tierra ardía huesolita
la siesta ardía melodiosa tan como ibas tu sonrisa era
una piedra arrobadora y era otra piedra mi costilla
dulcequeamarga solasola cuajada de alta pedrería eran
tus voces tan palomas eran tus manos piedras finas
guitarra tan azuladiosa eras la piedra que acaricia piedra
te ibas quién te roba última brisa de la brisa o
flauta mía o leja y rota tan huesolita que te ibas tan
de la gracia mucha y poca si cuando vuelvas ves mis
días oh piedra llena llaga
hermosa!
tan envidiada de qué sombras la tierra ardía huesolita
la siesta ardía melodiosa tan como ibas tu sonrisa era
una piedra arrobadora y era otra piedra mi costilla
dulcequeamarga solasola cuajada de alta pedrería eran
tus voces tan palomas eran tus manos piedras finas
guitarra tan azuladiosa eras la piedra que acaricia piedra
te ibas quién te roba última brisa de la brisa o
flauta mía o leja y rota tan huesolita que te ibas tan
de la gracia mucha y poca si cuando vuelvas ves mis
días oh piedra llena llaga
hermosa!
Gracias a Verónica Rodríguez
De: “Elegías de la piedra que canta”, 1969.
En: “Elegías
de la piedra que canta”, El Suri Porfiado Ediciones, 2007,
Juan Carlos Bustriazo Ortiz (Santa Rosa, La Pampa, 1929-2010).
2 comentarios:
"Tan huesolita que te ibas" este verso por si solo moviliza tanto.
Qué poeta don Bustriazo Ortiz.
abrazo José María
Fernando
Coincidimos, Fernando. Abrazo grande!
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