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sábado, 27 de febrero de 2016

Stevenson, Sé lo que es subir y lo que es caer


HACIA TIERRAS LEJANAS

El claro sol,
el brillante día,
blancas velas
en la bahía azul
—los que parten hacia muy lejos
ya se alejan.

Encended el fuego
y cerrad la puerta.
A los viejos hogares,
a la amada ribera,
aquellos que parten
jamás regresarán.


ADIÓS

Adiós, y cuando por fin
a través de Doradas Puertas hacia Doradas Islas
yo navegue, alegre mar,
isla tras isla por el mar hacia el sur,
isla tras isla, mar tras mar,
¿por qué esperar puerto alguno, para qué desear la brisa?
He sido joven, y conté con amigos.
Y ahora, demasiado tarde, he zarpado sin esperanzas.
¿Para qué navegar de isla en isla,
yo, perdido marino sin esperanza?


QUE LOS VIENTOS SOPLEN EN MÍ

Que los vientos soplen en mí.
Que las nubes pasen sobre este lugar.
Aquí reposaré para siempre
y mi corazón para siempre callará.


SÉ LO QUE ES SUBIR Y LO QUE ES CAER

Sé lo que es subir y lo que es caer
he sufrido y he creado en otros días;
todo lo quise y ya he dicho adiós a la esperanza;
he vivido y amado y cerrado la puerta.



En: “Cantos de viaje”, Mondadori, 1998. Traducción: Txaro Santoro y José María Álvarez.
Robert Louis Stevenson (Edimburgo, Escocia, 13 de noviembre de 1850 - Vailima, Samoa, 3 de diciembre de 1894).
Foto: Robert Louis Stevenson. 

viernes, 26 de febrero de 2016

Stevenson, Un ruiseñor en el sicomoro


AL COMPRADOR INDECISO
(Poema inicial de La isla del tesoro)

Si los cuentos que narran los marinos,
hablando de temporales y aventuras, de sus amores y sus odios,
de barcos, islas, perdidos Robinsones
y bucaneros y enterrados tesoros,
y todas las viejas historias, contadas una vez más
de la misma forma que siempre se contaron,
encantan todavía, como hicieron conmigo,
a los sensatos jóvenes de hoy:

—¿Qué más pedir? Pero si ya no fuera así,
si tan graves jóvenes hubieran perdido
la maravilla del viejo gusto
por ir con Kingston o con el valiente Ballantine,
o con Cooper, y atravesar bosques y mares:
Bien. ¡Así sea! Pero que yo pueda
dormir el sueño eterno con todos mis piratas.
junto a la tumba donde se pudran ellos y sus dueños.


DESDE UN VAGÓN DE FERROCARRIL

Más rápido que las hadas, más rápido que las brujas,
puentes y casas, cercas y riachuelos.
Como tropas que se mueven en un campo de batalla,
los caballos y el ganado cruzan las praderas.
La escena de colinas y llanos
desaparece como envuelta en lluvia.
Y de nuevo, en un abrir y cerrar de ojos
coloreadas estaciones pitan a nuestro paso.

Allí hay un niño encaramándose
por una enredadera;
aquí un vagabundo descansa y nos contempla;
allí todo está cubierto de margaritas;
aquí una carreta se aleja por el camino
pesadamente con su carga y su campesino;
aquí hay un molino y allí está el río:
¡todos son como destellos y para siempre desaparecen!


EL VAGABUNDO
(Para una melodía de Schubert)

Dadme la vida que amo,
dejadme junto al río,
dadme el alegre cielo sobre mi cabeza
y un sendero amigo.
Cama en el matorral cara a las estrellas,
pan para mojar en el río:
esa es la vida que un hombre como yo ama,
esa vida y para siempre.

Que lo que ha de suceder ahora o mañana
suceda.
Dadme la paz de la tierra alrededor
y un camino ante mí.
No busco riqueza, esperanza, ni amor,
ni siquiera un amigo.
Todo lo que busco es el cielo sobre mi cabeza
y un camino para mis pies.

Dejad que el otoño caiga sobre mí
mientras vagabundeo por los campos,
callarán los pájaros
y yo mordisquearé mis dedos azules de frío.
La escarcha brilla sobre los campos.
El hogar estará caliente.
¡Pero no he de rendirme ante el otoño
ni siquiera ante el invierno!

Que lo que ha de suceder ahora o mañana
suceda.
Dadme la paz de la tierra alrededor
y un camino ante mí.
No busco riqueza, esperanza, ni amor,
ni siquiera un amigo.
Todo lo que busco es el cielo sobre mi cabeza
y un camino para mis pies.


ENVÍO

Ve, librito mío, y a todos desea
flores en el jardín, comida en su mesa,
una jarra de vino, talento,
una casa rodeada de césped,
un animado río en su puerta
y un ruiseñor en el sicomoro.


En: “Cantos de viaje”, Mondadori, 1998. Traducción: Txaro Santoro y José María Álvarez.
Robert Louis Stevenson (Edimburgo, Escocia, 13 de noviembre de 1850 - Vailima, Samoa, 3 de diciembre de 1894). 
Foto: Robert Louis Stevenson.

jueves, 25 de febrero de 2016

W. H. Auden, Tres poemas


EPITAFIO PARA UN TIRANO

La perfección, de un cierto tipo, era su meta,
la poesía que inventaba era fácil de entender;
conocía la estupidez humana como la palma de la mano
y mucho le interesaban los ejércitos y la armada;
cuando sonreía, los respetables senadores estallaban de risa,
y cuando lloraba los niñitos morían en las calles.


RIMBAUD

Las noches, los arcos de ferrocarril el mal cielo,
sus compañeros terribles no lo sabían,
pero en ese niño la mentira del retórico
explotó como un  caño: el frío lo convirtió en poeta.

Las bebidas que le pagaba su débil, lírico amigo,
sistemáticamente le trastornaron el juicio;
puso fin a la acostumbrada tontería
distanciándose de la debilidad y de la lira.

El verso era una enfermedad especial de los oídos;
la integridad no bastaba, pues parecía
el infierno de la infancia: debía intentarlo de nuevo.
Galopando por África, soñaba
con un nuevo ser, como hijo o ingeniero,
su verdad aceptable a los hombres mentirosos.


EL NOVELISTA

Encerrado en el talento como un uniforme,
tiene el poeta un rango por todo conocido;
puede asombrarnos como una tormenta de truenos,
morir joven, o en una eterna soledad vivir.

Podrá avanzar con el ímpetu de un húsar
pero deberá sobreponerse a su don inicial y aprender
a ser simple y desgarbado, un ser
al que valga la pena acudir.

Para lograr su más ínfimo deseo
deberá convertirse en el epitome del aburrimiento,
someterse a vulgares quejas, como las del amor,

entre los Justos ser justo, entre los sucios, sucio,
y en su propia persona sufrir el padecimiento
de todos los males del humano ser.



“Epitafio de un tirano” fue publicado en The New Statesman el 31 de marzo de 1939. Los otros dos poemas en New Writing (Spring 1939). Los tres poemas se incluyeron en el libro Another Time (1940).
En: “W. H. Auden: Los primeros años” de Rolando Costa Picazo, Grupo Editor Latinoamericano, 1994. Traducción: Rolando Costa Picazo (Santa Fe, 1 de octubre de 1931).
Wystan Hugh Auden (Inglaterra, 21 de febrero de 1907 – Austria, 29 de septiembre de 1973). Nacionalizado norteamericano en 1946. 
Foto: Un joven W. H. Auden. 

miércoles, 24 de febrero de 2016

Paul Auster, Nuestras vidas mismas



CREDO

Las infinitas

cosas diminutas. Por una vez
respirar tan sólo
a la luz

de las infinitas

cosas diminutas
que nos rodean. O nada
logra romper

la atracción de esta oscuridad, el ojo
descubrirá que no somos
sino aquello que nos ha hecho
menos de lo que somos. No decir nada. Decir:
nuestras vidas mismas

dependen de ello.



En: “Pista de despegue. Poemas y ensayos 1970-1979”, Editorial Anagrama, Barcelona, 1998. Traducción de los poemas: Jordi Doce.
Paul Auster (Newark, Nueva Jersey, 3 de febrero de 1947). Desde 1974 reside en Nueva York. 
Foto: Jean-Christian Bourcart/Getty 

martes, 23 de febrero de 2016

T. S. Eliot, Siempre presente


PRIMER CUARTETO, BURNT NORTON

I

El tiempo presente y el tiempo pasado
tal vez en el tiempo futuro estén ambos presentes,
y el tiempo pasado contenga el futuro.
Si todo instante es el presente eternamente
ningún instante es redimible.
Lo que pudo haber sido es una abstracción,
que sigue siendo una perpetua posibilidad
sólo en un mundo de especulaciones.
Lo que pudo haber sido y lo que fue
tienden a un solo fin, siempre presente.
El ruido de los pasos resuena en la memoria
por ese corredor por el que no hemos tomado
hacia la puerta que nunca hemos abierto
del rosedal. Así suenan mis palabras
en otras mentes.
                           Pero con qué intención
turban el polvo en una fuente
de pétalos de rosa, no lo sé.
                                    Otros ecos
habitan el jardín. ¿Los seguiremos?
Rápido, dijo el pájaro, encuéntrenlos, encuéntrenlos,
están allí a la vuelta. Por el mismo portón
de nuestro primer mundo ¿seguiremos
la ilusión del zorzal? Nuestro mundo primero.
Allí estaban, augustos, invisibles,
moviéndose, sin gravitar, sobre las hojas muertas
en el calor de otoño, por el aire vibrante;
y el pájaro cantó, respondiendo a la música
inaudible escondida entre las plantas, y
la mirada no vista pasó, porque las rosas
tenían un aspecto de flores contempladas.
Como huéspedes nuestros allí estaban,
aceptados, conformes.
Así avanzamos, también ellos,
en un orden convencional,
por la senda desierta, y entramos en el círculo
de boj para mirar el estanque vacío.
Seco el estanque, cemento seco de bordes pardos,
y con la luz del sol se llenó de agua,
y surgieron los lotos, en silencio, en silencio;
la superficie centelleaba de médula de luz,
y ellos se reflejaban, detrás de nosotros, en el fondo.
Luego pasó una nube, y el estanque
apareció vacío. Váyanse, dijo el pájaro, 
porque el follaje estaba lleno de criaturas
alegres y escondidas, conteniendo la risa.
Váyanse, dijo el pájaro; váyanse, que la especie
humana no soporta mucha realidad.
El tiempo pasado y el tiempo futuro
lo que pudo haber sido y lo que fue
tienden a un solo fin, siempre presente.


En: “Cuatro cuartetos”, Ediciones del 80, 1981. Edición bilingüe. Traducción: J. R. Wilcock.
Thomas Stearns Eliot (EE.UU., 26 de septiembre de 1888 – Inglaterra, 4 de enero de 1965).
Foto: T. S. Eliot, s/r. 

lunes, 22 de febrero de 2016

Boris Vian, Con o sin su consentimiento


LAS ARAÑAS

                                                                                     a odette bost

En las casas donde los niños mueren
Entran personas muy viejas.
Se sientan en la antecámara
Su bastón entre sus rodillas  negras.
Ellos escuchan, mueven la cabeza.

Todas las veces que el niño tose
Sus manos se aferran a sus corazones
Y parecen grandes arañas amarillas
Y la tos se desgarra en las puntas de los muebles
Y elevándose, blanda como una mariposa pálida
Se golpea pesadamente contra el techo.

Ellas sonríen vagamente
Y la tos del niño se detiene
Y las grandes arañas amarillas 
Vuelven a posarse, temblando 
En las empuñaduras de madera lustrada
De los bastones, entre las duras rodillas.
Y después, cuando el niño ha muerto
Ellas se levantan y se van a otra parte…

LES ARAIGNÉES
Dans les maisons où les enfants meurent
Il entre de très vieilles personnes.
Elles s'asseyent dans l'antichambre
Leur canne entre leurs genoux noirs
Elles écoutent, hochent la tête.

Toutes les fois que l'enfant tousse
Leurs mains s'agrippent à leurs cœurs
Et font de grandes araignées jaunes
Et la toux se déchire aux coins des meubles
En s'élevant, molle comme un papillon pâle
Et se heurte au plafond pesant.

Elles ont de vagues sourires
Et la toux de l'enfant s'arrête
Et les grandes araignées jaunes
Se reposent, en tremblant,
Sur les poignées de buis poli
Des cannes, entre les genoux durs.
Et puis, lorsque l'enfant est mort
Elles se lèvent, et vont ailleurs…


LAS MOSCAS

                                                                             a jean paul sartre
                                                                             odin

Los hombres se pasean por las calles.

Algunos tienen la vista apagada como una media sucia.
Un moco recurrente le obstruye los cornetes de la nariz. 

Otros brillantes, la mirada viva
Hacen girar su bastón y se van.

Todos son culeadores de moscas.
Pero hay dos maneras de culear las moscas:

Con o sin su consentimiento. 

LES MOUCHES
Des hommes se promènent dans la rue.

Certains ont l’œil éteint comme une chaussette sale
Une morve récurrente leur obstrue les cornets du nez.

D’autres, brillants, le regard vif
Tournent leur canne en s’en allant.

Tous sont des enculeurs de mouches
Mais il y a deux façons d’enculer les mouches:

Avec ou sans leur consentement.


ARTE POÉTICA

                                                                              a victorugo

Es evidente que el poeta escribe
bajo el golpe de la inspiración
Pero a algunos los golpes
no les hacen nada.

ART POÉTIQUE
Il est évident que  le poète écrit
Sous le coup de l’inspiration
Mais il y a des gens à qui les coups ne font rien


En: “Cantinelas de Jalea”, Editorial Galerna, 1987. Traducción: Federico Moreyra.
Boris Vian (Francia, 10 de marzo de 1920 – 23 de junio de 1959).
Foto: Boris Vian en Festival de Jazz de París, 1949. Rue des archive. 

viernes, 19 de febrero de 2016

Muriel Rukeyser, Estás


ANÉMONA

Mis ojos se abren, mis ojos se cierran
me miras con tu mirada despierta.

Mi boca se cierra, mi boca se abre
me estás mirando con tus rojas promesas.

Mi sexo se cierra, mi sexo se abre
tú cantas y ofreces: camino hacia adentro.

Mi vida se cierra, mi vida se abre.
Estás dentro de mí.

My eyes are closing, my eyes are opening.
You are looking into me with your waking look.

My mouth is closing, my mouth is opening.
You are watching with your red promises.

My sex is closing, my sex is opening
You are singing and offering: the way in.

My life is closing, my life is opening. 
You are here. 


En: “Celebración. Poesía erótica de lengua inglesa”, Juan Pablos Editor, México, 1984 (segunda edición; primera ed. 1975), bilingüe. Antología de Mauricio Schoijet. Sin mención trad. 
Muriel Rukeyser (Nueva York, EEUU, 15 de diciembre de 1913 - 12 de febrero de 1980).
Foto: Cecil A. Sarandon (Alemania, 1974). 

martes, 16 de febrero de 2016

W. B. Yeats, Dos poemas en versión de Alberto Girri


LOS ERUDITOS

Calvas cabezas olvidadas de sus pecados,
viejas, doctas, respetables calvas,
preparan la edición y anotan los versos
que jóvenes, agitándose en sus lechos,
rimaron en angustias de amor
para lisonjear al oído de la belleza.

Toserán sobre la tinta hasta el día del juicio;
gastarán la alfombra con sus zapatos,
adquiriendo respetabilidad; no tendrán amigos desconocidos;
si alguna vez pecaron nadie lo sabe:
¡Señor, qué dirían
si su Catulo pasara por allí! 

Bald heads forgetful of their sins,
Old, learned, respectable bald heads
Edit and annotate the lines
That young men, tossing on their beds,
Rhymed out in love’s despair
To flatter beauty’s ignorant ear.

All shuffle there; all cough in ink;
All wear the carpet with their shoes;
All think what other people think;
All know the man their neighbour knows.
Lord, what would they say
Did their Catullus walk that way?


ACEITE Y SANGRE

En tumbas de oro y lapislázuli
cuerpos de santos y santas exudan
aceite milagroso, fragancia de violeta.

Pero bajo los pesados cúmulos de arcilla pisoteada
yacen cuerpos de vampiros pletóricos de sangre;
sus mortajas están ensangrentadas y sus labios están húmedos.

In tombs of gold and lapis lazuli
Bodies of holy men and women exude
Miraculous oil, odour of violet.

But under heavy loads of trampled clay
Lie bodies of the vampires full of blood;
Their shrouds are bloody and their lips are wet. 



Versiones de Alberto Girri (Buenos Aires, Argentina, 27 de noviembre de 1919 – 16 de noviembre de 1991). En: Alberto Girri, “Versiones”, Editorial Corregidor, 1974.
William Butler Yeats (Dublín, Irlanda, 13 de junio de 1865 – Menton, Francia, 28 de enero de 1939).
Foto: WB Yeats, 14 de septiembre de 1935.

lunes, 15 de febrero de 2016

Leónidas Lamborghini, Qué te pasa gaucho


EYACULATORIA PA` UN GAUCHO

—¿Qué te pasa gaucho
que andás con la ca—
ra'e mate lavao? ¿Te
han sacao el aquí me
pongo, gaucho? ¿Te' han
viciao. vaciao. secao.
domesticao. ¡Gaucho a-
rrinconao! ¡Gaucho bur—
lao ¡Gaucho flagelao!
¿Te' han puesto al a—
sador, gaucho? ¡Gaucho
comido y carcomido!
¡Gaucho ovillao! ¡Gau—
cho acabao! Te' han des-
quisiado'el mate, gau—
cho. te lo han enyenao
'e morisquetas, gaucho.
gaucho'e la 'epoca. gau—
cho epotecao. ¿Qué te pa—
sa gaucho? ¿Te retor—
sés, gaucho? ¿Te agachás,
gaucho? ¿No sabés más
quien sos, gaucho? ¿No
sabés ni donde estás,
gaucho? Gaucho babeao
gaucho orinao
gaucho zonzo
azonzao. ¡Jué pucha! y
¡Jué repucha!
gaucho'eyaculao
eyaculeao.


En: “Tragedias y parodias 1”, Libros de Tierra Firme, 1994.
Leónidas Lamborghini (Buenos Aires, 10 de enero de 1927 - 13 de noviembre de 2009).
Imagen: Detalle tapa libro. 

sábado, 13 de febrero de 2016

Noé Jitrik, El agua llamada lluvia



LOS OJOS TAN PUROS DE MI GATA
(Pedido)

2. La hormiga

No tanto desprecio no tanto desaliño no tanto tanto
un texto lo que se llama un texto
está bien o no es un texto
un amasijo más bien inextricable un mero aullido
de ritmo que es falta de ritmo
como una hormiga es muchas o no es
roja señal
parpadeo destructor.


EN LAS HORAS LIBRES
(Indagación)

3. Los jueces

Ahora cae el agua llamada lluvia
dibuja una circular irrisión convencida de sí misma
una ventana se abre sola
imprudente
asistimos a una reunión
cuatro sabios se exteriorizan
condenan a otros cuatro de carácter más tierno
después dos a dos y luego uno
cierra la ventana.


LA IRONÍA ESTÁ EN DERROTA
(Noticia)

5. Arrasar con todo

¿Quién entonces la va a parar
quién le va a hacer frente en sus desplantes
cuando de su lado
están todas las agencias de noticias?


TODO ANDA TAN MAL
(Elegía dedicada a Enrique Discépolo)

1. Exposición de motivos

¿Desorden de los sentidos?
En qué dirección
en qué contexto
para qué por qué a qué.



En: “Díscola cruz del sur ¡Guíame!”, Premia Editora, México, 1986.
Noé Jitrik (Rivera, Provincia de Buenos Aires, 23 de enero de 1928).
Imagen: Detalle de tapa. 

viernes, 12 de febrero de 2016

Giusseppe Ungaretti, La tela de los paraísos perdidos


ETERNO

Entre la flor que tomo y la que doy
la inexpresable nada

(1914-1915)

Tra un fiore colto e l`altro donato
l`inesprimibile nulla


EL PUERTO SEPULTO

Aquí llega el poeta
y después vuelve a la luz con sus cantos
y los dispersa

De esta poesía
me queda
esa nada
de inagotable secreto

(29 de junio de 1916)

Vi arriba il poeta
e poi toma alla luce con i suoi canti
e li disperde

Di questa poesia
mi resta
quel nulla
d`inesauribile segreto


UNIVERSO

Con el mar
me hago
un ataúd
de frescura

(24 de agosto de 1916)

Col mare
mi sono fatto
una bara
di freschezza


MAÑANA

Me ilumino
de infinito

(26 de enero de 1917)

MATTINA

M`illumino
d`immenso


SOLDADOS

Se está como
en otoño
las hojas
en los árboles

(Julio de 1918)

Si stà come
d´autunno
sugli alberi
le foglie


……

Cuando toda la luz se ha consumido
Y no veo sino mis pensamientos,

Una Eva me pone sobre los ojos
La tela de los paraísos perdidos.

1932

……

Quando ogni luce è sienta
E non vedo che i miei pensieri,

Un`Eva mi mette sugli occhi
La tela dei paradisi perduti.


SECRETO DEL POETA

Sólo la noche es mi amiga.
Podré siempre transcurrir con ella
Momento tras momento, no horas vanas;
Sino tiempo al que transmito mi latido
Como me agrada, sin desviarme nunca.

Ocurre cuando siento,
Mientras continúa librándose de sombras,
La esperanza inmutable
Que luego en mí descubre nuevamente
Y en silencio va restituyendo,
A tus gestos terrenos
Tan amados que inmortales parecieron,
Luz.

SEGRETO DEL POETA

Solo ho amica la notte.
Sempre potrò trascorrere con essa
D’attimo in attimo, non ore vane;
Ma tempo cui il mio palpito trasmetto
Come m’aggrada, senza mai distrarmene.

Avviene quando sento,
Mentre riprende a distaccarsi da ombre,
La speranza immutabile
In me che fuoco nuovamente scova
E nel silenzio restituendo va,
A gesti tuoi terreni
Talmente amati che immortali parvero,
Luce.


En: “Antología”, Compañía General Fabril Editora, 1978. Traducción: Rodolfo Alonso.
Giusseppe Ungaretti (Alejandría, Egipto, 8 de febrero de1888 – Milán, Italia, 1 de junio de 1970). La edición de Fabril no es bilingüe, el original italiano lo extraje de: “Giusseppe Ungaretti. Vita d`un uomo. Tutte le poesie”, Arnaldo Mondadori Editore, Verona, 2005.
Foto: E. L. Bianco. Giusseppe Ungaretti con Rodolfo Alonso, Buenos Aires, 20 de noviembre de 1967.

jueves, 11 de febrero de 2016

W. C. Williams, Dos poemas en versión de Alberto Girri




EL COMPAÑERO DE LOS PÁJAROS

Como el amor
                  que se posa
cada día sobre la ramita
               que puede morir

Así brota tu amor
lozano
          vigoroso de sol
compañero de los pájaros…



PARA DESPERTAR A UNA ANCIANA

La vejez es
un volar
de pájaritos que pían
rozando
árboles desnudos
sobre el brillo de la nieve.
Adelantándose y retrocediendo
son azotados
por un oscuro viento.
¿Pero qué?
Sobre duras briznas de hierba
la bandada ha descansado,
la nieve
se cubre de rotas
vainas de semillas,
y el viento es contenido
por un penetrante
silbar de abundancia.



Versiones de Alberto Girri (Buenos Aires, Argentina, 27 de noviembre de 1919 – 16 de noviembre de 1991). En: Alberto Girri, “Homenaje a W. C. Williams”, Editorial Sudamericana, 1981. 
William Carlos Williams (Rutherford, Nueva Jersey, EEUU, 17 de septiembre de 1883 – 4 de marzo de 1963). 

martes, 9 de febrero de 2016

Denise Levertov, Yo deseaba



Yo deseaba
conocer todos los huesos de tu columna, todos
los poros de tu piel
los rulitos de tus vellos.
Dejar
que toda mi piel, mis manos
tobillos, hombros, tetas
y hasta mi sombra
quedaran para siempre impresos
en eso de vos, lo que sea,
que siempre será desconocido para mí.
Para acunar tu sueño.


I wanted
to know all the bones of your spine, all
the pores of your skin,
tendrils of body hair.
To let
all of my skin, my hands,
ankles, shoulders, breasts,
even my shadow,
be forever imprinted
with whatever of you
is forever unknown to me.
To cradle your sleep.


Traducción: Florencia Abbate.
Denise Levertov (Inglaterra 1923 – EEUU, 1997).
Foto: Denise Levertov at The Living Theatre 1959.

sábado, 6 de febrero de 2016

Eduardo D'Anna, Mi Jorge Riestra



MI JORGE RIESTRA

Cuándo me avisan que murió Jorge Riestra, rememoro —sin querer, como algo casi inevitable—, lo joven que era él cuando yo lo conocí, en la casa de Arroyito donde vivía con su familia.


Sammy Wolpin, quien fuera su alumno de Literatura en el Politécnico, le había hecho un reportaje telegráfico. Demasiado telegráfico, en realidad. Era para una revista que sacábamos, a los dieciséis años, una revista que quería ser literaria. La entrevista era tan, pero tan escueta, que no me quedó más remedio —yo era el director— que ir hasta la casa de Riestra y ampliarla. 


Yo siempre había encontrado a los escritores de Rosario en bares. Llegar hasta su domicilio y/o sus familias era muy difícil en una ciudad que preservaba su individualismo en todos los campos que hubiera. Me extrañó que él me citara en su casa.


Pero Jorge no usaba los bares como lugares de trabajo. Los bares eran la vida, su fuente de inspiración; en casa, trabajaba, y hablaba de trabajo. En una habitación que daba al Bulevar Avellaneda, que yo creí que era su lugar de escritura, me recibió y rehicimos la nota. En aquel momento, no había muchos en Rosario que se ocuparan de su obra. Acercarse a un escritor, de hecho, significaba siempre tener a alguien conocido que hiciera el contacto: no había ningún aparato crítico, ninguna instancia de análisis, se dejaba que la tradición —como ahora, todo caso— se evaporara.


Entonces, lo que más me sorprendió en él, fue que me hablara de Rosario, de escribir en Rosario, como algo perfectamente posible, como algo natural. ¿Por qué este hombre que, como yo me enteraría después, había viajado por Europa intensamente, y había podido quedarse allí o, lo que era más habitual, en Buenos Aires, había decidido desarrollar su carrera de escritor aquí, desde esa casa de barrio? ¿Por qué había hecho una apuesta tan difícil?


Posiblemente era porque Jorge, sencillamente, no podía inspirarse en otra parte. Y, deduzco, tampoco podía utilizar el recuerdo o la imaginación para suplir la cercanía de su ciudad. Necesitaba renovar permanentemente ese espectáculo extraño del habla de una ciudad ni demasiado grande ni demasiado chica, que no existía en ningún otro lado.


Así que él escribía aquí, y cuando tenía listo un trabajo, lo metía en una carpeta, y se iba a Buenos Aires a publicarlo. Llegaba hasta una editorial, hablaba con el dueño, que era en ese entonces también el que aceptaba o rechazaba los originales, y lo dejaba, hasta que conseguía que alguien lo aceptara.


¿Cómo consiguió esa seguridad? Como él me lo contaría alguna vez, no fue, desde luego, de una sola vez. Hicieron falta muchos reveses para conseguirla. Pero un día, después de concluir su primera novela, subió al altillo donde escribía (sí, no escribía en la salita ésa que daba a la calle), la leyó concienzudamente, bajó, abrazó a su mujer y le dijo: “Es bueno, Dolly, es bueno”.


Y esa fe nunca lo abandonó.


Jorge Riestra (Rosario, 4 de enero de 1926 – 3 de febrero de 2016).
Eduardo D'Anna (Rosario, 1948).
Foto: Sebastián Suárez Meccia / diario La Capital, Rosario.

jueves, 4 de febrero de 2016

Efraín Huerta, Algo así como un poeta



SANDRA SÓLO HABLA EN LÍNEAS GENERALES

Donde habita, donde come, donde
parece un arenoso acantilado,
allí es un cordero de ámbar con ojos de anís
y algo acerca de la dicha sexual tiene escrito en la frente.
Luego viene lo intolerable y maligno
(tal vez su madre, su padre o su hermana),
porque como he dicho dicha digo
que la veo y no la reconozco bajo arcos de triunfo
cocinados a cuchillo,
hablando palabras de fuego sobre el Mediterráneo
(que para ella fue Tequesquitengo o no fue nada),
deshaciéndose en fulgores sobre la soberana idiotez de la Gioconda
(que a ella, lo sé a ciencia cierta, le pareció
una simple putita de Polanco),
bebiendo vinos rojos, besos rojos —canalla, perra—,
paseándose verdosamente, sandramente
por ciudades que no conozco y que no me importan
como no me importa ella sino porque existe
y es posible verla de lejos, de cerca,
comiendo bajo los húmedos azules de Nápoles,
viendo sin ver y hablando en líneas generales
como en un remanso de siniestra paz gastronómica.

Hace dos días con sus noches pude verla
(ella vive en las calles de Racine
y yo en Lope de Vega, lo cual es todo un drama en seis actos)
y en sus ojos había una tormenta edénica y turbadora
como antes y después del primer pecado
—lo virginal no quita lo caliente—,
Eva maldita Eva milenaria Eva evasiva Eva exúbera
Eva general Eva particularmente deseada y detestada
Eva que sabe a postre de manzana postre de mieles
Eva que huele a café con Leche-de-la-Mujer-Amada
Eva liberada Eva que viajó por Europa
y en verdad que nunca salió de estas amargas calles
¿para qué, si sus alas son dos liras rotas
y en el Foro romano sólo discurren los homosexuales
y alguna pelirroja horizontal originaria de Brooklyn?

Esos hace dos días supe que Sandra había visto piedras talladas
y visto pinturas en sórdidos museos
y visto a Sofía Loren de lejos, de tan lejos
como de aquí a ella, Sandra de los ojos
que brillan y rebrillan como santelmos a la mitad del naufragio,
Sandra anónima Sandra espigada Sandra para morirse de una buena vez
Sandra ¿por qué te llamas estúpidamente Sandra?
Sandra ojos de cordero degollado Sandra catedralicia
Sandra Santa Capilla Sandra Nuestra Señora
Sandra diabla y demonia sandrísima
que nunca me miró de frente que nunca me dijo buenas tardes
—lo que yo hubiera querido era un buenas noches—,
Sandra fugaz heroína de un poema fugaz
como el paso de una azucena por el palacio de algo así como un poeta. 



En: “Poesía, 1935 – 1968”, Editorial Joaquín Mortiz, México D.F., 1968.
Efraín Huerta (México, 18 de junio de 1914 – 3 de febrero de 1982).