Páginas

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Roberto Themis Speroni, me alojarán en una veta fina



ME ALOJARÁN EN UNA VETA FINA


Me alojarán en una veta fina.
Harán conmigo una estación yacente,
y me pondrán, al lado de las manos,
un hombre de tres clavos, un antiguo
perseguido de luz.
Ciertas personas,
habitantes del uso y la costumbre,
repararán, al fin, que fui una especie
de cometa infernal, un constelado
errabundo filial, un hongo triste,
un insecto de tórax luminoso.

Ese será el comienzo. Y los cerrojos
se correrán de nuevo, como siempre.


City Bell, 21-7-1964

De “Padre Final”, 1964.

Roberto Themis Speroni
(La Plata, 1922-1967).
Foto de tapa: Jmp, archivo de la talita dorada.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Eduardo D’Anna, carpetas bajo la lluvia




CARPETAS BAJO LA LLUVIA

Carpetas bajo la lluvia
“gomitas” para el pelo
ensartadas en un poste, cubriéndolo,
y el nombre, su nombre, tapado
completamente de pañuelos
cintas trozos de tela papeles
de color. En el monolito
originariamente había sólo una placa
que, sobria en el dolor, la familia
había colocado.
Ahora hay decenas, agradeciendo
“favores recibidos”, como si María
Soledad Morales fuera una santa
que realizara milagros. Y cada
minuto llega o se va un coche,
la gente no la deja sola
ni un minuto, a pesar de la lluvia.

Las carpetas, con sus tapas negras,
sus tapas de plástico, con la cara
del ratón Mickey o Superman,
con sus hojas donde ciertos conocimientos
se anotaron casi sin saber,
se mojan bajo la llovizna
persistente como esta memoria.

¿Cómo se llegó a la santidad? Por el crimen,
claro. Ella fue la víctima
de una serie de ideas acerca del placer,
el éxito, la ‘viveza’ –el hombre que dice
de una mujer: “me la cogí anoche”,
como si fuera un objeto, y como si
ese objeto no tuviera alma-. Ella
tampoco tenía en sus carpetas
ninguna explicación: no le habían
explicado quién era. Esa violencia
que se ejercía sobre las hijas del pueblo,
era la misma que se ejercía
sobre ella. Pero, quizás, no lo parecía.
Quizás le habían enseñado
que no lo pareciera.

Y ella era, sin embargo, igual
que esas ‘chinitas’, pasto
de esos caballos, porque
mujer, frente a esos hombres,
no tenía derechos: era,
en su belleza, nada más que una
prueba, entre otras, del poder
de algunos jóvenes, para los que
el placer tampoco, creo, tenía valor
en sí mismo; apenas también
una probanza de lo que para ellos
era ser poderoso: ser impune.
ÉSTA ES TODA LA IDEOLOGÍA
DE ESTOS NUEVOS RICOS, llamados
a salvar a Catamarca de la quietud
pre-capitalista.

Olvidar. Olvidarse
de ser negrito, lento. De dormir
la siesta: ellos tampoco
sabían bien lo que eran,
ni en la escuela
se lo habían dicho. Pero
sabían lo que era usarla,
era poder: se estaban adaptando,
y en los papeles que les tocaría
jugar, ella perdía. Listo.
¿Se atrevería acaso ella
a decir ‘no’? ¿Se atrevería
a decir ‘esta música
está muy fuerte’?
¿Podía decir, acaso, ‘esta música
aturde y nada dice, sólo expresa
el estupor y la misma impotencia
de no poder sustraerse a ella’?
¿Podía María Soledad decir
‘hablemos, y así sabré yo
como sos, como son tus sentimientos’?
No podía. No es una libertad
que esta democracia permita.

Ella sólo podía
estar ahí, y esperar su suerte,
como cualquier pobre del mundo.
La tuvo. Por ella murió.
Ahora sabemos que está
más allá de las causas
que la destruyeron.
Y por eso hay algunos que esperan.
Esperan que ella, desde allá,
desde dondequiera
que ella esté, los ayude.

Tienen razón. Ayudanos, María Soledad.
Ayudanos a rebelarnos de nuevo.
Que esta vez sea con humildad.
Que esta vez no querramos dirigir
a los que saben más que nosotros.
Que esta vez sepamos respetar
lo que en vos no se respetaba.
Que podamos pararnos y decir:
“Que a los jóvenes no se les diga
lo que tienen que tomar
lo que tienen que bailar
ni de que manera tienen que pensar
para no ser lo que son. Que
les digamos lo que son.”

María Soledad, regresá de la inconciencia
a destruir nuestra inconciencia.
Borrá la lluvia como si fueras
fresco viento del sur, que nadie sabe
cuando sopla. Las carpetas
están intactas, su saber
está ahí, entre los renglones,
esperando.



Eduardo D’Anna nació en Rosario en 1948. 
Poeta, ensayista, novelista, dramaturgo.
Foto: FB. E.D. en familia.

viernes, 14 de diciembre de 2012

José Luis Visconti, tres pianos



TRES PIANOS

I

condenado a la humedad
de un rincón deshecho
último despojo de sala vacía
            pero salvado

dos hombres contemplan
el piano desnudo
            el polvo de los escombros
            el techo abierto por la hoguera

II

dos bueyes tiran
imperfectos     leales

la tapa del piano          arisca
revela impotencia
se levanta y golpea contra el cuerpo
despide hollín de años

un animal muere
el otro deriva
            los recuerdos pesan el bulto y la locura

llueve
no hay nadie que lo proteja

III

el viento le desgaja sonidos incompletos
que el tiempo y los beduinos desmantelaron

queda esqueleto ondulante
carne de cuerdas que resiste

la duna se hizo marea en sus espacios
la miseria de una lagartija
brota de su entraña al anochecer

tosco y sereno se derrumba de a poco
            muerto de necesidades
            sin nadie que vaya a enterrarlo


De: “Flora y fauna”.
José Luis Visconti, La Plata.
Foto: Jmp

José Luis Visconti, ocho mares



OCHO MARES

para volver a verte
crucé ocho mares sin saber nadar
dejé a mi espalda
            los monumentos que me perpetuaban
            las fotos de la felicidad añeja
            un telar abandonado

los días ya no tenían
el olor rancio de las montañas
            ni el dolor puesto a prueba

del otro lado me recibió
una costa silenciosa
            otra casa abandonada
            tres árboles marchitos
            y su sombra en una cruz

y me quedé despierto
esperando que suba la marea
            y me lleve hasta otra playa

De: “Flora y fauna”.
José Luis Visconti, La Plata.
Foto: Jmp

José Luis Visconti, dos pasos atrás



DOS PASOS ATRÁS

en la frontera de un bosque
la niña observa
escucha

el viento corriendo entre las hojas
el hielo todo en la ciudad
el salto de piedra en piedra
la noche que se inicia

y da dos pasos atrás
hacia lo inesperado

de "Flora y fauna".
José Luis Visconti, La Plata.
Foto: Jmp

viernes, 23 de noviembre de 2012

Marcelo Carnero, arte de guerra y otros textos




ARTE DE GUERRA

Hay una razón en este ejercicio
incompleto de decir

mi pequeño quirófano nocturno

la mutilación del lenguaje
y estos cuerpos que no mueren
pero se pudren.


EL EXTRAÑO

Y en tu boca
se me laven las manos
de tu luz
que me abre transparencias

no habrá sitio más huido
que este cuerpo.


PROSCRIPCIÓN DEL DESEO

Mi madre que espera que su hijo no la olvide
sobre los instrumentos que han usado los hombres
lamparón amarillo en las camas de junio
su domingo y su ramo de muerte entre los labios

Desde tu camisón me persigno los soles
desde tu tiempo hartado, desde tus animales

Mi madre fue la sombra que no me supo nunca
y su pan siempre es poco y su cuerpo un sudario

¿Qué has hecho de tu carne?

Afuera llueve madre a fuerza de otros mares
a la altura en que todo nos mira desde el mundo

He lavado tus manos repletas de otros nombres
entendiendo el cansancio que es la ley de tu día

No hay hijo sin belleza que se eleve
Ni madre que deseándola sea mía.


ASUNCIÓN DE PACTO

El hueso de la luz
amanece su calcio

La muralla de lluvia
se marea en los ojos
el velo de los hilos
del tabaco

Bajo al silencio de agua

Soy otro
no me veo

Tengo miedo de ser
ese es el nombre.


OFICIO DE LO RÍGIDO

La piedra
matando
cansa.


REFUGIO DE LOS QUE HABLAN

Como si en el pequeño
corazón de este mundo
fuéramos encontrados
besándonos los ojos

Un día estaremos solos
no vendrá la mañana.


De: Tratado de cuerpo, Ediciones La Carta de Oliver, 2008.
Marcelo Carnero, Buenos Aires, 1978. Poeta.
Foto: MC en FB.

Marcelo Carnero, elevación de la peste y otros textos




ELEVACIÓN DE LA PESTE

Vuelta mi madre de muerte abierta
mantenido a nudos el cuerpo
cifrada ahora su fragancia
en la insistencia del cadáver.


OFICIO DE LO RÍGIDO

Camino
golpeo algo con mis manos
y ante el agite de moscas grito:
de este cuerpo comemos todos.


PROSCRIPCIÓN DEL DESEO

Y salir de la madre
como del espejo

Lo descomunal
de ese no retorno
lo que no aprendemos

romper con la sed
de una saliva hecha de ardores

Hasta la médula
la sonda del incendio insoportable

no retorne yo
con la mano hirviendo
a tocarla

ni a suplicar su olor

cuando por la rotura
entre a la madre a buscarla.


TRATADO DE CUERPO

La misa
unge transparencias

mi padre me fascina
alto
como una lúmina caliente

es un santo con guantes de boxeo
un cuchillo de amor de hoja ceniza

Guacha como un cordero
la carne entra al silencio del aviso

¿Quién veló mi memoria hasta las letras?

Hasta que en mi recuerdo
se destierre su nombre
fecho la discusión con la palabra.


De: Tratado de cuerpo, Ediciones La Carta de Oliver, 2008.
Marcelo Carnero, Buenos Aires, 1978. Poeta.
Foto: MC en FB.

martes, 20 de noviembre de 2012

Isidoro Blaisten Sucedió en la lluvia



SUCEDIÓ EN LA LLUVIA, MI PRIMER LIBRO

     La brújula se rompió en 1955, una tarde de lluvia, en Chiclana y Garay, cuando yo tenía veintidós años. Era una hermosa brújula, chiquita, de acero, con una cadenita de plata.  Me la había regalado una mujer. El abuelo de esa mujer la había traído de España. Yo amaba a esa mujer. Esa mujer estaba casada. Cuando me regaló la brújula le pregunté por qué me la regalaba. “Porque estás desesperado”, me dijo.

Era una hermosa mujer. Cuando vi la brújula rota en el medio de la calle, en medio de la lluvia, comprendí que en ese instante ella había vuelto con el marido. Años después, en un cuento de Abelardo Castillo, leí lo siguiente: “Vos no te vas con el mejor, te vas con el que gana”. Pero eso fue años después.

Entonces, junté los poemas que le había escrito a esa mujer y les puse de título “Poemas de la brújula rota”. Pasaron diez años, hacía cinco que me había casado (con otra mujer), hacía seis años que Débora había nacido, una tarde de lluvia. Yo había escrito muchos poemas.

Una tarde de lluvia reparé en que todas las cosas importantes de mi vida me habían sucedido en la lluvia.  Entonces junté los poemas de la brújula rota, junté los poemas de los últimos años y les puse de título “Sucedió en la lluvia”. Tuve suerte, gané el premio del Fondo Nacional de las Artes, don José Stilman hizo una hermosa edición ilustrada con grabados de mi cuñada Judith y la crítica fue elogiosa. Tenía treinta y tres años.

Ahora, ciertas tardes de lluvia, precisamente ciertos domingos de lluvia, cuando vuelvo a leer los originales de esos poemas escritos y vueltos a escribir en infinitas versiones, en viejos papeles ya amarillos, pienso que a veces los viejos papeles y el fracaso se parecen.

Nunca más volví a publicar un libro de poesía. Tuve miedo. Sé que la poesía conduce a la locura y que un poeta es un cartero que corre envuelto en llamas, alguien que corre envuelto en fuego con algo en la mano que tiene que entregar.

Ahora, mirando la tapa de mi primer libro, mientras escribo esto, pienso en las cosas que no sucederán, pienso en las cosas que pasaron en la lluvia, en aquellos poemas que no seguí escribiendo y pienso que fui un traidor y un cobarde.  Pienso, también, en aquellos veintidós años; era una hermosa edad, era una hermosa mujer, era una hermosa brújula.


En Anti-Cconferencias, Emecé, Bs.As., 1983.

Isidoro Blaisten. Escritor. Concordia, Entre Ríos, 
12 de enero de 1933 –Buenos Aires, 28 de agosto de 2004.
Foto: Isidoro Blaisten, sd

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Gianni Siccardi, hemos descubierto la manera de hacer buena poesía






mis querid@s companier@s y amig@s: hase 50 anios - un 30 de noviembre de 1962 -,
Gianni Siccardi me regalaba para mi cumpleanios, su primer poemario editado con Nueva Expresión: Conversaciones, con pie de imprenta de finales de octubre de ese anio:  yo hasía 27! ( 27 = El Peine y/o Pistola Dura )
como Homenaje al gran lírico de nuestra poesía, van estos tres poemas, donde no sólo apresiarán la altura y puresa decantada de su lenguaje humano, sino también los rasgos dialectales de toda una generasión poética...
salud y poesía!
poni

madrid / 4074NE


gracias poni micharvegas!

domingo, 4 de noviembre de 2012

Miriam Cairo, la poesía será inútil pero no cobarde



LA POESÍA SERÁ INÚTIL PERO NO COBARDE

La poesía no te da de comer, no asfalta las calles, no paga el boleto de colectivo. Con un verso no abonás los impuestos. Un poema escrito en una hoja de papel no sirve para abrigarte en las noches de invierno. La metáfora no entra en el mercado cambiario. Nadie pensaría en hacerle un cepo a la metáfora. Es más, la poesía ni siquiera nos salva de los preconceptos. Cualquiera que quisiera escuchar poesía, por ejemplo, iría a los grandes salones de la zona céntrica de las grandes o pequeñas ciudades, o bien, a los tugurios y fumaderos de la poesía under, también ubicados en las mismas zonas céntricas de las mismas grandes o pequeñas ciudades. Sin embargo, la poesía es un animal difícil de dominar. Un bicho escurridizo. Un perro sin dueño. En ocasiones, no he encontrado poesía en los lugares donde se suponía debía estar, y sin embargo, ella apareció en el patio trasero de las grandes o pequeñas ciudades, de la mano de poetas insospechados:

Gabriel tiene 15 años, fracasó en una escuela del centro y volvió a la del barrio. Puede escribir estos versos: "La mano/ distraída/ juega con mi dolor".

*
Nico, del mismo barrio y de la misma edad, dice: "El pánico/ dulcemente/ llena de gritos/ las rosas".

*
Marcos tiene diecisiete años. No encuentra un espacio para él en el aula. Prefiere leer a escribir. Le gustan los poemas de León Felipe y Atahualpa.

*
Matías, vecino de Gabriel, por su parte, escribe: "El vino es/ la sangre indefensa/ que beben/ fácil".

*
Franco, "Ananá" para los amigos, dice: "Los pechos/ caían/ pensándose hacia el mar".

*
Mailén hacía dos meses que no venía a la escuela. Ahora ha vuelto con los ojos delineados, el cabello renovado con mechas de colores, y sin ningún deseo de enterarse sobre nada que no sea "esos cuentos raros" que leíamos. Su fuerte es la lectura en voz alta.

*
Tami, la risueña, es modelo y escribe: "Los versos/ indefensos/ comienzan a extrañarte".

*
Nilce, 15 años, poetisa de extensa producción y compañera generosa, es capaz de decir cosas como éstas: "La oscuridad del universo/ regresa/ a gran velocidad/ desde la luna".

*
Roberto, 17 años, no tiene carpeta porque dice que todo le queda en la cabeza. Es verdad. Sólo vino un par de meses a la escuela y todo lo que leemos ahora lo relaciona con los bestiarios de Arreola, leídos por entonces. Es un gran narrador oral.

*
Angel va a la escuela porque lo obligan. Tal vez este año pueda pasar a cuarto, mientras tanto escribe versos como éstos: "Desearía que fueras/ como una estrella/ hermosa/ brillante/ perfecta".

*
Lucila es la niña más silenciosa que conozco, y he descubierto que desde su silencio pueden salir versos inquietantes: "Alguien/ ha dejado diamantes/ en el infierno".

*
Alberto, presidente del centro de estudiantes, es el vocero de la escuela y dice: "El mar/ se perdía/ en la torturada noche".

*
Marquitos sueña con ser ingeniero, pero eso no lo priva de soltar el pulso poético: "Las voces/ oscuras/ apagan la noche".
*
Martín dice de sí mismo que es un matemático natural (su profesora de matemáticas no opina lo mismo), sin embargo nadie lo iguala a la hora de inventar historias de terror.

*
Elda escribe acrósticos y cuentos de amor.

*
Dana quisiera que lo único que hiciéramos en el aula fuera leer a Silvina Ocampo. Yo también, por eso la consiento a menudo.

*
Mariana escribe cuentos. Tamara escribe cartas de amor. Estefanía tuvo un bebé y escribe relatos de aventuras.

*
Miqueas espera un trasplante de riñón y se inspira con los cuentos de Silvina. Su último relato se titula "Pez puñal".

*
Carlos escribió un cuento sobre un niño triste que luego encontró un amigo y ya no estuvo solo.

*
Nahuel vive bastante lejos de la escuela, cuando llueve se le complica llegar porque en las calles de los barrios no hay asfalto. Su último relato se titula "Cuento con muñeco".

Como vemos, la poesía será inútil pero no cobarde. No dará de comer, pero propaga belleza. No pagará el boleto de colectivo, pero transporta a lugares a los que ninguna nave espacial, transatlántico o colectivo llegará jamás. La poesía no tendrá la facultad de abrigarnos en invierno pero nos enciende una llama.

Es cierto que en el mundo hace más falta un plomero, un carpintero, una enfermera, una taxidermista que un poeta. Pero, ¿qué sería del mundo sin poesía? Más aún, ¿qué sería de la poesía sin estos chispazos de vitalidad?


Miriam Cairo (San Nicolás, provincia de Buenos Aires, 21 de diciembre del 1962).
Foto: MC en FB.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Eduardo Darnauchans, las cartas de amor de Maiacovski a Lili Brik




FLASH

Hay un cielo limpio de jazmines detrás de vos
y la plata suave de tu frente duplica el sol.
Guarda tu boca el pliegue francés
de la cosmética de Mallarmé.

Poso en tu extrañado regocijo al compartir
las cartas de amor de Maiacovski a Lili Brik,
dame un bandido beso bolchevique,
dame tu pena en Vallejo después.

Y cuando desdía y nocha el mundo tras tu perfil
lloviznan tus manos, magdalenas maravedís,
y entre los pechos de la noche maja
sueños de cúrcuma y ajonjolí.

Arzobispesa de mis confusiones,
la oficiante de mi corazón,
oro en tus labios, 
oro en tus labios,
oro en tus labios, 
la
mi
pasión.

En LP “El trigo de la luna”, Orfeo, 1989.
Eduardo Darnauchans (Montevideo, 15 de noviembre de 1953 - 7 de marzo de 2007).



viernes, 26 de octubre de 2012

Aromito descansa



NARANJAS

Y si, sin Internet en casa, por complejidades de varios tenores, paramos un rato y abrimos el cielo en cuanto podamos. Mientras tanto, descalza camina.

viernes, 12 de octubre de 2012

Spinetta, como nace un capullo



Nací como nace un capullo, como nacemos todos,
junto al amor de los míos, que me dieron el sentido y el cuidado.

Crecí día a día, como lo hemos hecho todos
y al abrigo del hogar fui empezando a entender.

Por momentos jugando, vi las cosas perfectas, y el mundo infinito.
Ahora comprendo que el infinito no ha cambiado:

está presente cuando miramos al cielo los que lo amamos...



Poema leído por Vera Spinetta en la muestra  dedicada a su padre, 
Los libros de la buena memoria, en biblioteca nacional.
Es uno de los últimos poemas que escribió el Flaco.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Eduardo Espósito, cuatro de Las puertas de Tanhäuser



LECTURAS

Y esperabas el arribo de la siesta
para leer tu diario en llamas
en la hueca reposera del silencio
Ya callados los pájaros
bajo amenaza el viento
dominando el motín de los sentidos
te ibas fundiendo a la intemperie
y ni siquiera la llegada de la noche
lograba divorciarte del paisaje
Apetencia voraz de tu intelecto
Genio y figura
Así caías de la tinta a la catrera
con la sola gimnasia de unos párpados
obligados penosamente al sueño
Las brasitas del día arrinconadas al fin
y la rumiada pastura de un periódico.

A Olaf Stapledon


HUEVOS FATÍDICOS

La panza tiesa de los días
se apoya laxa en las comisuras del mundo
Van pasando las horas como imanes
Este naufragio aspira a ser certeza
Se ha borrado la línea divisoria
entre la espiga y el suelo
Ya no hay mar donde empollar
los fatídicos huevos de la ira
Todo cabe en este caldero de pócimas
                                                 austeras
Y los días
combados por el peso de las revelaciones
aguardan a la sombra nuevas nupcias
Inclemencias montadas por la biología.

A Mikhail Bulgakov


CAPUT MORTUUM

Entonces
de su cabeza ensangrentada
sale volando la alondra.
JULIO LLINÁS

Corre el lápiz más lento
de lo que debiera
                          Aún así
sigo pecando de poeta adocenado
Soy otro caso de versillo fácil

Con la salida del sol
hizo efecto el jengibre
ya no me oprime la migraña
                                      pobrecita
Qué será de ella
el día que yo falte
Huérfana de cuello
será un silencio roto
                              entre dos truenos
Una pulsión a recordar
Toda vez que me nombren.

A Robert Bloch


EL MIEDO MANEJA EN LÍNEA RECTA

Ella despierta El Miedo maneja en línea recta
Ella no sabe dónde duerme apretada la belleza
Sólo admite un sueño de tragedia griega
como si los dioses chusmearan con la almohada
los más grises secretos de un marido
Ella lo despierta con el más común de los lugares
Su pubis un grueso alfiletero
Él la calma seguro de sí y de su amor
Frota ventanas desiertas
Reduce aquel sueño a una ecuación inexistente
La vaguedad de la escena se desliza
como un pan que nadie muerde en la vigilia
El sol hábil en subir los ánimos del pájaro
aniquila el pavor de lo irreal
Él la colma de escamas de sábanas gastadas
para que Ella abreve en lo tangible
En tanto el Miedo desconcertado por el clímax
saca la mano para doblar.

A Theodore Sturgeon

En: “Las puertas de Tanhäuser”, El Mono Armado, 2011.

Eduardo Espósito nació en Buenos Aires en 1956.
Poeta y coordinador de talleres de escritura.