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domingo, 26 de diciembre de 2021

NICOLÁS OLIVARI ¿Sabes compañero lo que es no tener horizonte?



¿SABES COMPAÑERO? 

¿Sabes compañero lo que es no tener horizonte?, 
-¿y a los veinte y tantos años? 
Las manos se crispan en el vacío de los ideales 
y alargan las brazadas de la fe. 

Tendido en el lecho miro el hilo de humo que consuela. 
Nuestra juventud es un hilo de humo que se agita 
sin razón. 

Algún día se oirá una detonación 
en la casa aburrida y el enorme bostezo de sus paredes inhóspitas 
te recogerá, arrugado y fláccido 
como un muñeco de comedia italiana. 

Ya pasa la caravana del tedio por el Sahara del cráneo 
hinchado de arena gris de hastío; 
los largos albornoces de la inutilidad dan al viento 
su caricatura de alas. 

Pasan por la linfa de mi cuerpo, arrugado y fláccido, 
la corte del hampa de los instintos neutralizados 
en la comicidad de la cultura. 

¿No oyes al niño que se muere al lado?, 
Su sofoco de angustia te da su martillazo en las sienes 
y complica tu hastío ciudadano 
el andar de oca de las mujeres 
el paso de los transeúntes 
y el perpetuo gotear de las canillas mal cerradas. 

¡Allá! ¡Allá!, es tu interjección eterna. 
¡Más allá! ¡Más allá! debe estar la verdadera vida. 

Fuma tirado en el lecho, fuma, 
y silba el tango sin fin 
que comenzó en la esquina del arrabal del mundo... 

Hay que justificar nuestra inutilidad de babosa 
que se arrastra pegada a los sentimientos. 

¡Adiós, poeta! Tu padre, el mío, el del otro,
ronca en la alcoba, 
en la misma alcoba donde ronca sus cincuenta años de costumbre 
y su lumbre 
agiganta tus ideas suicidas 
en el pozo negruzco de tu vacilación, 
vacilación 
que llena al corazón 
de ganas de morir 
o dormir... o dormir... 

Tu padre adelanta su agonía, 
-día a día fallece un poco- 
y sientes que el oscuro destino que te liga 
a su ronquido igual 
escarba en tus entrañas, 
y tú falleces a ratos, a puchos, a retazos,
sin la parada de tirarte a muerto
como un fardo
en la vía pública
y al pasar la gente diga:

-Era feo y mísero el pobre poeta de la urbe...
-... más feo que un caballo hinchado…
-... que una mosca verde...
-...que un perro sarnoso... 
Y pase una mujer que te dé con el pie. 
Y pase una señora y te dé un centavo para las velas. 
Y pase un fariseo y te robe la cabellera. 
Y pase un amigo y te robe las metáforas. 
Y pase al fin una figura incierta y borracha, 
pálida y claudicante, 
te mire implorante 
y acaso diga: 
-Cuán luminosa, Jesús, era su frente... 

Pero mi cuerpo interrumpirá el tráfico 
para licuar el asombro de su gesto decisivo, 
el grotesco salto del poeta
que buscó vengarse de su ciudad
incrustando sus sesos en los adoquines,
para fijar en la tradición arrabalera, 
-arrabal que es la placenta de la Pampa prometida-
el mismo gesto macho
de aquel otro “versolari”, de aquel otro payador, 
de aquel otro hermanito en el Mester de Juglaría:
...”Entiérrenme en campo verde 
donde me pise el ganao...”



En La musa de la mala pata / El gato escaldado, CEAL, Buenos Aires, 1982. De La musa de la mala pata, 1926 
Nicolás Olivari (Buenos Aires, 8 de septiembre de 1900 - 22 de septiembre de 1966) / Foto: jmp

miércoles, 22 de diciembre de 2021

LITTO NEBBIA La salida del mar


ELLOS, LOS MARES

Ellos, los mares
me contaron
que al regresar de un sueño
se enfermaron

Trágica inocencia
invade su naturaleza
indefenso, ya no vuelven

Mágica tibieza los envuelve
no se vende cálidos retornos
que no están, que ya no están
para mí 

Y volverán los juegos me dije
como esperando el porqué 
que hice

Y nacerán los ríos sucios que buscarán 
y nacerán los ríos sucios que buscarán 
la salida del mar

Ellos, los mares
me contaron
que al regresar de un sueño
se enfermaron

Trágica inocencia
invade su naturaleza
indefenso, ya no vuelven

Mágica tibieza los envuelve
no se vende cálidos retornos
que no están, que ya no están
para mí 

Y volverán los juegos me dije
como esperando el porqué 
que hice

Y nacerán los ríos sucios que buscarán 
y nacerán los ríos sucios que buscarán 
y nacerán los ríos sucios que buscarán 

La salida del mar



Del elepé en vinilo “Cosas que no quieren morir”, editado por el sello Trova, serie Melopea, principios de 1976 / “Ellos, los mares” abre el lado A del disco / Litto Nebbia Trío, con Jorge González (bajo) y Néstor Astarita (batería), grabado en julio de 1975 / 

Pintura de portada: “Ellos, los mares”, Alexandra Deluca, Acrílicos on Canvas, 1.00 x 70, 2021 / 

Letra y música: Litto Nebbia (Rosario, 21 de  julio de 1948) / Fotos: jmp 


martes, 21 de diciembre de 2021

AIXA RAVA Este plural que se desliza por la tarde



CUANDO NO HAYA NADA 

No sé cómo suena tu voz, hermana,
cómo danza tu risa y tus ojos cómo transitan
las cosas, los bordes, lo amplio, lo angosto.
No sé cómo tocan tus manos
lo rugoso, lo suave,
lo que amás, lo que te hastía,
ni cómo sueña tu mente, tu pecho
cómo abraza lo que te ilumina, lo que te calma.
No sé si lloraste anoche, si bebiste
                                      ¿te alimentaste?
Si hubo un hombre o una mujer
a tu lado, si fue hace mucho,
ayer, si será quizás la próxima semana
esa felicidad inmensa
o esa tristeza abisal
que poco a poco mata.
No sé de vos casi nada
solo lo que importa: que sos hermana
y basta para armar un cuerpo de palabras
que te abrace cuando el tuyo se vuelva parva
una casa para que habites en la distancia
una carta para que leas cuando no haya nada.


LOS SITIOS DE MI CUERPO 

Sitiar tiene impronta latina
y su forma replica la de una muralla.
Sitiar es acción colectiva, individual, acción humana.
Sitiaste una parte minúscula, suelo de mi pelvis.
Sitié entera la corteza donde se alojó el recuerdo.
Sitiamos los ratos libres, las noches de celo
cada vocablo dulce, cada veneno.
Poco a poco cercados
los sitios de mi cuerpo.
No, no lo hice sola
no puedo sola con tanto
territorio vivo.


MUÉRDAGO Y MAGNOLIA Y PARRA 

Caminamos hacia el frambueso sobre el tibio césped
la cabeza cubierta, las mallas bordeadas con factor 50
nos gusta este plural que se desliza por la tarde
este recoger los brotes con el sol encima.
Al costado se extiende más allá la leña
y los pies pueden encontrarse con el pozo y la sierra,
el calor bosqueja todos los contornos
y quién sabe qué hacemos
en este punto del mundo
con ardor semejante.
Acequiándose con el agua
agitada inquieta
viene un tropel de hojas, penachos y tierra
no hay nada que no corra acá
nada que escape en la siesta de la chacra,
muérdago magnolia y parra.
Caminamos en reversa, abandonamos
un vaso sobre los bins, una tuca en la cocina,
ropa interior en un living, alguna
toalla mojada y en ocasiones también
-ya no se niega
la ternura antes de la cama.

Hubo veces que despertamos
y no nos sentimos en casa.




En Los sitios de mi cuerpo, años luz editora, Buenos Aires, 2019 / 
Selección de textos y fotos: jmp / (Para Lis)
Aixa Rava (Tierra del Fuego, 3 de enero de 1982) / 

viernes, 17 de diciembre de 2021

ENRIQUE LIHN El presidente de un país cualquiera es un imbécil y el poeta que aparece en los titulares de prensa



RECONSTITUCIÓN DEL DISCURSO 
DE UN DIVULGADOR OLVIDADO

Quién puede decir que la naturaleza sea justa
o que exista en ella el diseño de una finalidad

las aves migratorias llegan, en minoría, a los parajes de salvación
el derrotero no se los marca el instinto
millones y millones mueren al internarse mar adentro, caen como lluvia extenuadas al abismo
Entre los hombres no existe la justicia
ni en su naturaleza
el deseo de que exista hace el dolor de muchos
mueren jóvenes los grandes talentos
viven hasta la saciedad multitudes de bobos

A la buena madre le mata un auto a su único hijo
a la mala le brotan los suyos por manadas
El hombre capaz ve ascender hasta las nubes a los incapaces
mientras él se ve forzado a trabajar en la oscuridad
El presidente de un país cualquiera es un imbécil
y el poeta que aparece en los titulares de prensa
Los comunicadores dirigen al mundo
eligen un producto y un nombre y lo clavan
en el inconsciente colectivo
hasta que todos lo nombran y consumen.


LA MANO ARTIFICIAL

Es una mano artificial la que trajo
papel y lápiz en el bolso del desahuciado
No va a escribir Contra la muerte, ni El arte de morir
¡felices escrituras! No va a firmar un decreto
de excepción que lo devuelva a la vida.
Mueve su mano ortopédica como un imbécil que jugara
con una piedra o un pedazo de palo
y el papel se llena de signos como un hueso de hormigas


HAY SÓLO DOS PAÍSES

Hay sólo dos países: el de los sanos y el de los enfermos
por un tiempo se puede gozar de doble nacionalidad
pero, a la larga, eso no tiene sentido
Duele separarse, poco a poco, de los sanos a quienes
seguiremos unidos, hasta la muerte
separadamente unidos
Con los enfermos cabe una creciente complicidad
que en nada se parece a la amistad o el amor
(esas mitologías que dan sus últimos frutos a unos pasos del hacha)
Empezamos a enviar y recibir mensajes de nuestros verdaderos conciudadanos
una palabra de aliento
un folleto sobre el cáncer


En revista (ideas, letras, artes en la) Crisis, número 74, septiembre de 1989 /
Enrique Lihn Carrasco (Santiago, Chile, 3 de septiembre de 1929 – 10 de julio de 1988) / Fotos: jmp.

miércoles, 15 de diciembre de 2021

ANTONIO MORO Hablando con el pasado el camino de hoy



IMPOSIBLE VIVIR SIN UN CUERPO

A

Las uvas del olvido
Esa carne que no pudo nombrar
El hijo que no tuvo
Que dejó en la orilla
Con su mano demorada
Buscando palabras desconocidas
Trajinadas con misterio por el poema
Reveladas en la niebla de su nombre
En años de vértigo y azar

Son las huellas de su aire
Que el espejo no refleja

Su ausencia
Es él 
Su otro
No un enigma
O el misterio de un dios
Acompañante de la incertidumbre


B

No abrigó la concepción 
Ni la iniciación de la familia
Tampoco el dolor de no recibirlas

Se quedó bajo la constelación sombría

Herido en aquel mismo sitio de su niñez
No pudo leer sino confusión
Desasido de la ternura familiar
Aislado en la soledad temprana

Miraba la baraja de sortilegios y pesadillas
Cartas que leía aventurado en la oscuridad
Con su cuerpo apostando experiencias
Visitado por lámparas de muertos
El más allá insoportable de sus pérdidas


C

Razonaba con vanidad sus condiciones
No muy dispuesto a trocar su piel
Aquella temprana intuición de que elegimos
Sin saber que elegimos lo que ya somos
Aunque busquemos mudar con beneficio

Allí quiso levantar un templo 
Hablando con el pasado el camino de hoy


D

Imaginó un eje silencioso sin posesiones 

Ya cuestionaba el deseo como artífice de la penuria
Ya discutía su deseo porque excedía la noche
O discurría por la aventura sin apropiarse de un sino

Soñaba con una estatura humana libre de resquicios


E

Poco supo hasta saber la consistencia de darse cuenta
Entonces su patrimonio estaba arruinado abismado

Revisaba el empleo de sus palabras 
Aunque perdía sus hallazgos antes de reunirlos

Sintió que era su memoria tramando una vestidura

Atravesado por la soledad de cielo y tierra
Poblado por la mendicidad de su fracaso 
Del conocimiento de perderlo todo
Incluso la paciencia de escuchar su raíz


F

Supo de ojos azorados ante el destino
De padres madres hijos huérfanos
Concibiendo jugar a la existencia
Con el cuerpo deshecho en el agua
Que lava la piedra de esta vida

Pero no olvida las semillas escurridas


G

Si las manos fueron las mismas o parecieron
Nada hubo en ellas sino la visión de un fuego
Irguiéndose con la promesa de un cambio

Así como asistía al amor espontáneo
Resistía al mandato de progenie porque sí
Tomando del aire una bocanada más
Confiado al devenir de otra primavera
A la recurrencia de una semilla más otra más
Que brotaría con renovada ternura

Y hubo un jardín que floreció sí

Con páginas de horas inusuales
Un conocimiento signado por los dones
El sentimiento de un destino singular
La soledad de quien acepta lo que ve


H

El acontecimiento del poema 

Paisaje de radiaciones símbolos sucesos
El lazo del sentido que reconoce un ritmo
Las propiedades de la escritura un motivo

Una presencia hilvanando sus acciones
Una ausencia la posibilidad de la pregunta

Lo que no quiso decir fue su espera
Lo que no pudo decir su límite

El poema corolario de relaciones o sueños
Inundando la escena de contemplación
Donde creció la incertidumbre el desasosiego
Donde se reunió con las voces del mundo
Donde no crecía ella ni él


En Huso del olvido, El Espejo Ediciones, Córdoba, septiembre de 2021 
Antonio Moro nació a la vera del Río Suquia, Córdoba, en 1955 / Poeta, actor y librero / Selección y Fotos: jmp, City Bell, 29 de noviembre de 2021 / Acerca de Huso del olvido por Julián Axat 

domingo, 12 de diciembre de 2021

DYLAN THOMAS La pelota que arrojé cuando jugaba en el parque




UN TIEMPO HUBO 

¿Hubo un tiempo 
en que los danzarines con sus violines 
en los circos de niños olvidaban sus penas? 
Un tiempo hubo en que podían llorar sobre los libros 
pero el tiempo asentó su gusano en las huellas. 
Ellos no están a salvo bajo el arco del cielo. 
Lo más seguro en esta vida es lo que nunca se conoce; 
bajo los signos del espacio ellos, los que no tienen brazos 
tienen manos limpísimas y así como el fantasma sin corazón 
es el único ileso, así el ciego es quien ve mejor. 


SI LOS FAROLES BRILLARAN 

Si los faroles brillaran, el rostro santo se marchitaría 
preso en un octógono de insólita luz, 
y todos los muchachos del amor 
se cuidarían de perder la gracia. 
Los rasgos de sus íntimas tinieblas 
están hechos de carne, pero que venga el falso día 
y que los labios de ella pierdan sus ajados colores, 
que el traje de la momia muestre un antiguo pecho. 

Me han dicho que piense con el corazón 
pero el corazón, como el cerebro, conduce al desamparo; 
me han dicho que piense con el latido, 
que cambie el ritmo de la acción cuando el latido se acelere 
hasta que en un plano se confundan el campo y los tejados 
tan rápido me muevo por desafiar al tiempo, el caballero quieto 
cuya barba se agita en el viento de Egipto. 

He oído el contar de muchos años 
y muchos años tendrían que atestiguar un cambio. 

La pelota que arrojé cuando jugaba en el parque 
aún no ha tocado el suelo.


ELEGÍA 

Demasiado altivo para morir, murió ciego y vencido 
del modo más sombrío, sin mirar hacia atrás, 
un hombre amable y frío en su mezquino orgullo 

el día más sombrío. Oh que siempre yazga 
luminoso por fin en la colina final llena de cruces, 
bajo la hierba, enamorado y que joven se vuelva 

entre los largos rebaños, y nunca yazga perdido o quieto 
en todos los innumerables días de su muerte aunque 
por sobre todo él suspiraba por el pecho materno 

que era descanso y polvo y en la tierra benévola 
la más oscura justicia de la muerte ciega y profana. 
Dejad que no encuentre otro descanso que ser hallado y protegido 

yo rezaba en el cuarto agazapado, junto a su cama ciega, 
en la casa ya muda, un minuto antes del mediodía 
y de la noche y de la luz. Los ríos de los muertos 

veteaban su pobre mano que sostenía yo mientras veía 
las raíces del mar a través de sus ojos sin vida. 
(Un viejo atormentado, tres cuartas partes ciego. 

No soy tan altivo para gritar que Él y él 
nunca nunca se irán de mi mente. 
Todos sus huesos lloraban y pobre en todo salvo en el dolor, 

aunque fuera inocente, él temía morir 
odiando a Dios, pero en verdad era simple: 
un viejo manso y valeroso en su quemante orgullo. 

Suyos eran los postes de la casa, poseía sus libros. 
Nunca había llorado, ni siquiera de niño 
y no lloraba ahora, salvo ante su secreta herida. 

Yo vi la última luz, que resbalaba de sus ojos. 
Aquí entre las luces del altivo cielo 
un viejo está conmigo dondequiera que voy 

camina en las praderas del ojo de su hijo 
sobre el que males infinitos cayeron como nieve. 
Él gritó ante su muerte, temiendo al fin el último sonido 

de las esferas, el mundo que se iba sin un suspiro 
demasiado altivo para llorar, demasiado débil para aguantar las lágrimas, 
y preso entre dos noches: la ceguera y la muerte. 

Oh, la herida más profunda de todas, era que debía morir 
en día tan sombrío. Oh, pudo al fin esconder 
las lágrimas fuera de sus ojos, demasiado altivo para llorar. 

Hasta que muera yo, él estará a mi lado).


En Poemas completos, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1974 / Traducción, prólogo y notas de Elizabeth Azcona Cranwell /
Dylan Thomas (Uplands, Reino Unido, 27 de octubre de 1914 – Nueva York, EEUU, 9 de noviembre de 1953) Fotos: jmp

miércoles, 1 de diciembre de 2021

EUGENIO MANDRINI Alguien se pasea sin paraguas bajo la lluvia




    CONEJOS EN LA NIEVE

    Alguien se pasea sin paraguas bajo la lluvia. ¿Para apagar la locura que lo sigue como una sombra en llamas? ¿Para gozar como nadie, en ese instante, el cielo sobre su cabeza ¿O para tocar la lluvia con todo el cuerpo y ahogarse en su perfume?

Instantáneamente después de haberse amado, un hombre y una mujer quedan en silencio. ¿Angustiados al intuir que allí algo se ha roto para siempre? ¿Temerosos de presentir que es la muerte quien ordena esos pequeños cataclismos? ¿O felices de escuchar el eco de los gemidos que aún perduran en la penumbra?

Un padre y su pequeño hijo van por la calle tomados de la mano. ¿Quién elige el camino, quién el regreso? ¿Quién esa noche soñará que llevó de la mano al otro? ¿Y quién, al despertar, sabrá que él es el camino?

Un gorrión –ave deslucida– salta obsesivo de un árbol a otro y a otro. ¿Qué busca? ¿El espíritu del bosque? ¿La razón de su inquietud? ¿O escapar de los abismos del aire?

El otoño ensombrece a los árboles y se lleva al olvido la luz de las hojas. ¿Qué quiere demostrar? ¿Qué es el secuaz de la tristeza? ¿Qué es la tristeza misma engastada en el tiempo? ¿O que es el alimento irresistible de los exiliados del mundo?

Quien a menudo se interroga en el espejo, ¿qué espera? ¿Una respuesta que lo haría añicos? ¿Multiplicarse para repartir las penas? ¿O llegar al fondo de su maltratado corazón?

La nostalgia, antigua dama que sólo sabe dar opacidad al ojo y palpitación a la voz, apoya la cabeza en el hombro de una nueva víctima. ¿Qué hacer entonces? ¿Cortarle los cabellos llorosos y arrojarlos al fuego? ¿Morderle los labios hasta apagarle los suspiros? ¿O seguirla, enternecido, hasta su alcoba de niebla?

Cumplida su faena, un estafador llora repentinamente sobre un crucifijo. ¿Qué pretende? ¿Lavar de sombra el aire? ¿Humanizar el rito hasta hacerlo arte o leyenda? ¿O creer que es posible la ilusión sin término?

 Los que regresan al barrio después de haber vagado por los mundos de este mundo, ¿adónde regresan realmente? ¿A esa mujer en cuyos ojos se adivina un corazón helado? ¿Al patio del tiempo inmutable en que el sol deliraba? ¿O al infierno del que huyeron, para que alma y últimos días dejen de tititar?

Un poeta escribió cierta vez que una mujer tenía en la voz la flor de una pena. ¿Dónde encontrar esa flor? ¿En los pantanos que el alcohol refleja en los vasos sin fondo? ¿En la memoria de algún colibrí que libó de esa flor hasta dejarla sin luz? ¿O en alguien que soñó con los jardines del paraíso y, puesto a morir, se hizo tatuar esa flor en el consuelo del pecho, para iluminar el ataúd?

Interminablemente los perros aúllan a la luna. ¿Es acaso un homenaje a sus ancestros, los tenores olvidados? ¿Es el aullido un arpón y la luna el linde oscuro de la ballena de Ahab? ¿O simplemente es un lamento que imita la voz de la vida?

¿Y si de pronto al doblar una esquina o mirar al fondo de un aljibe, como un sobresalto o un estallido, aparece la Belleza? No importa si en forma de revelado amor, de cielo en un prado nunca visto o de pájaro posado sobre una rama invisible. Importa que es ella, desnuda en toda su luz, invasora como el diluvio, real como la sangre de la historia. ¿Qué hacer entonces? ¿Cerrar los ojos y ordenar a la lengua el olvido del grito para no enloquecer? ¿Arrodillarse como el sediento ante el último espejismo? ¿O seguir de largo, imperturbable o con cierto vaivén de soberbia en los pasos, dado que la Belleza es sólo un reino fugaz?

Ahora bien: ¿qué miro yo tan fijamente en la llanura blanca cuando quiero escribir y el poema se niega? ¿Conejos en la nieve?




En Conejos en la nieve, Ediciones Colihue, Buenos Aires, 2009
Eugenio Mandrini (Buenos Aires, 16 de diciembre de 1936 – 30 de noviembre de 2021) / Fotos: jmp

lunes, 29 de noviembre de 2021

JORGE ALEMÁN Get Back



Get Back 

    Se encuentran en la sala / ensayan con temas clásicos que recuerdan que siempre fueron una banda de rock / parodian a otros grupos y cantantes / se burlan de sus propios temas de siempre / desafínan y se ríen de los viejos tiempos / se calientan con sus instrumentos / se pelean y se insultan / dicen saber que no son los mejores o no pueden como antes / se ayudan y se escuchan con una inquietante atención /unos a otros se cambian las letras / deliran/ nadie puede entrar en ellos / finalmente todo el genio se conjuga en el ensamble de los días / y finalmente suben a la azotea y por fin son ellos / ellos suenan como ellos / como nadie / perfectos como un milagro / siendo inevitables y únicos dan el último concierto de sus vidas al aire libre .

29 de noviembre de 2021 

*

    Ese tipo hace años que está despierto mientras los demás duermen / Es pura luna y cigarrillos caminando entre cuerpos desamparados / en la madrugada ya siente que en su reloj falta una aguja pero son las 6 / siendo tan mayor sigue buscando a alguien que no sabe quién es / es dolor? / es amor ? /sentir que lejanía y proximidad nombran lo mismo / Y como si fuera muy joven toma la navaja que dibuja el vacío en las estrellas.

26 de noviembre de 2021 


    Sentí el frío / esa humedad horrible en tu alma / hay paisajes que nadie puede socorrer / ni aquel dios de los otros te puede volver a la luz / sentí la gélida mano que viene con los días del crepúsculo / y no pidas nada a nadie / ya te tocó el día en qué la pasión ardió en tus ojos hasta quemarlos / sentí el miedo de las mujeres que nunca fueron amadas y ellas mismas eran el amor / sentí la cobardía de esos hombres que esperan todo para ellos / sentí hasta perderte en el bosque / fuera del camino principal / sentí sin miedo / que es así como nace la belleza de la palabra justa .

22 de noviembre de 2021 


    El tipo dice que si sentí un cuchillo en la espalda en el viaje es porque no hay más ida o vuelta / solo hay tránsito y tu alma es una caja de resonancia de aquellas palabras que no le piden permiso al tiempo / el cuchillo es un sueño equivocado dice el tipo / vos ya no te vas ni volvés / ya verás que las heridas son firmas de los autores de tu cuerpo /que ahora se han vuelto la pluma que escribe aquel nombre con gracia.

20 de noviembre de 2021 




Selección de textos del muro personal de FB de JA (noviembre 2021), José María Pallaoro 
Jorge Alemán Lavigne (Buenos Aires, 30 de marzo de 1951) / Psicoanalista, escritor y poeta / Foto: Imagen del documental “Get Back”

viernes, 19 de noviembre de 2021

GARY SNYDER Sentado en el marco de la ventana abierta armo un cigarrillo




La nieve tardía y la huelga forestal del verano del ’54  

Pueblos enteros cerrados
Viajo a dedo por la ruta costera, solo los gitanos
en sus camiones sin carga de troncos
me llevaron. Los leñadores se fueron todos a pescar
las motosierras descansan en charcos de aceite frío
en los patios traseros de diez mil casas de madera
rajadas por el temblor, 
silenciosas en la lluvia de verano.
Viajé a dedo hacia el norte por todo Washington
cruzando y volviendo a cruzar los pasos de montaña
llevado como el viento lleva al polvo, 
ningún lugar para trabajar.

Subiendo la empinada cadena abajo del Shuksan
grupos de pinos
sus copas flotan en los bancos de niebla
ningún lugar para pensar ni trabajar
estoy a la deriva.

En el Monte Baker, en soledad
en un surco de nieve fulgurante;
ciudades en los largos valles al oeste
pienso en trabajos, pero estoy aquí,
quemándome con el reflejo del sol
bajo un acantilado húmedo, sobre un lago helado,
todo el Noroeste en huelga
las negras calderas de los aserraderos están frías,
las motosierras, detenidas
tengo que regresar:
estoy atrapado en un pico nevado
entre la tierra y el cielo,
debo volver, hacer fila en Seattle,
y buscar trabajo.


Marin-An  

El sol irrumpe sobre el monte 
de eucaliptos más allá de la pastura húmeda,
el agua está casi caliente, 
sentado en el marco de la ventana abierta 
armo un cigarrillo.

Ladran perros a lo lejos, un par de
cuervos graznan; desde lo alto de un pino 
desciende el canto vibrante
de un herrerillo pigmeo-
detrás de la hilera de cipreses
la yegua se acerca, pastando.

Un rugido suave y continuo
viene del valle lejano
en la autopista de seis carriles-miles
y miles de automóviles
transportan a los hombres a su trabajo.


La música de las aguas corriendo

bajo los árboles
bajo las nubes
junto al río
en la playa,

"rutas marinas".
ballenas grandes bestias de los trayectos marinos—

sal;   agua
fría;   fuego humeante.
vapor, cereal,
piedra, tablones de madera
punzones de hueso, pieles,
horquillas de bambú y cucharas.
cuencos sin esmaltar.
una banda alrededor del pelo.

más allá de las heridas.

me senté en una roca al sol,
mirando al viejo pino
mecerse
sobre la fina arena de río
de un blanco enceguecedor. 



En Selección Poética / Selected Poems,  Alción Editora, Córdoba, 2021 
Versiones de: 
Patricia Ogan Rivadavia  (Buenos Aires, 1955). Traductora y correctora. Ha traducido a Dianne Di Prima, Tess Gallagher, Anne Waldman y Andrei Codrescu, y ha colaborado en diversos proyectos de traducción
Esteban Moore (Buenos Aires, 1952). Poeta, traductor y ensayista. Sus últimos títulos publicados por Alción son: Las promesas del día y otros poemas (2019); Reunión de Extraños: Borges, Buenos Aires. El café, Jack Kerouac y otras cuestiones, (ensayo, 2020)
Gary Snyder (San Francisco, California, EEUU, 8 de mayo de 1930) / Fotos: jmp / Selección Poética, tapa libro y revista Mutantia, interior, número 10, enero 1982 

martes, 16 de noviembre de 2021

MARCO TERUGGI Junto balas debajo de un puente



    XII

    Junto balas debajo de un puente. La revolución se deshizo, dice un hombre, abre la mano y deja el país a sus espaldas. La noche es brillo de armas, palabras desfondadas. Nos sentamos en la puerta de la casa, la mujer tiene la revolución como luz bajo el paladar. Alrededor están las montañas con sus cuarteles, lo que se sabe y no se nombra, las luciérnagas que iluminan los árboles, la calma de la frontera a esta hora. Somos, por las balas que vienen de frente y las luces debajo del paladar. Comienzan los carnavales, los diablos bailan descalzos, bendicen a los santos, soplan sobre el tiempo. 


    XIII

    Me preguntan la forma de la bala, la hora en que entrará por la boca. Se conspira por los bares, los hoteles, los cuarteles, los sótanos, en la isla donde los chicos lanzan redes y bailamos de madrugada mientras brillan los peces loro bajo el agua, azules, naranjas, incendio. Cuento las palabras que le quedan a la revolución, observe el mundo que ya nació, nos mira de frente, deshace espejos, avanza sin esperar a ser nombrado. El día comienza sobre las espaldas de las Tortugas, los pájaros salen del fondo del mar, el mate sobre la arena roja se une con el blanco, el azul, las promesas. Los poetas queman libros en nombre de la poesía que vendrá. 


    XXXVI

    Amanezco debajo del río. Oigo mi corazón, la desembocadura, la luz sobre las hojas, la superficie, mis ojos abiertos. Acomodo papeles, las batallas por la tierra, el arroz, el café antes del sol, los tigres en el llano, las rocas, el oro, las devociones, los incendios. Hablo un país, un idioma que se desprende, pasos sobre el agua, una memoria que se aleja de sí. El tiempo se fue de la casa, crece debajo de mi piel, me lleva lejos. 


Selección de Lis y jmp / El libro consta de tres partes: Dejar un idioma, País detrás de la bala y El asedio y la metamorfosis. Los tres textos seleccionados pertenecen a País detrás de la bala 
En Vuelan peces sobre la selva, Grupo Editorial Sur, Buenos Aires, 31 de agosto de 2021 
Marco Teruggi (París, Francia, 1984), periodista, escritor, sociológo (Licenciado en Sociología en la Universidad Nacional de La Plata) / Fotos: jmp

lunes, 15 de noviembre de 2021

ARIEL CANZANI D. Un mundo con justicia




Poesía = Poesía 

LOS INJURIADOS
A Federico Nietzsche

Has padecido injurias 
por haber denunciado 
que jamás los insectos 
los renacuajos y las hienas 
serían constructores
de un mundo con justicia.


Poesía = Compromiso 

LA PALABRA 
A Noam Chomsky

El Popul Vuh 
nutre el misterio todavía. 
Soy hijo de inmigrantes 
y comprendo de tierras y mares. 

Vivo en el sur 
de América salvaje 
y recorro el planeta montado 
en caballos oxidados.
Las palabras son actos 
en quien sabe de ellas 
(aprendí a leer 
como el que puede) 
y sin prisa revuelco 
por muchas latitudes 
la herencia probable 
de sus vicisitudes. 


DOLOR
A Agustín y Erlinda Cuzzani

El que alimenta cerdos 
y ratas y pigargos 
està desesperado: 
Esta mañana, al alba, 
sus queridos amigos 
se han comido a sus hijos.


Poesía = Testimonio

JUSTICIAS AZULES 
PARA BATRACIOS VERDES
A Cristina Peri Rossi

¡Cómo llueven los sapos sobre el agua!
En sus ojos, done la bondad se guarda, 
existen plegarias de pedir clemencia. 

Ella no existe. La orden de matar 
a todos los batracios sublevados.

No deben quedar vivos los que exigen 
justicias azules para batracios verdes. 

¡Cómo mueren los sapos sobre el agua!
La tierra todavía no perdona 
a los que esparcen sedes necesarias 
y rompen privilegios amarillos.


PLUSVALÍA LATINOAMERICANA
A Roberto Jorge Santoro

Aprendo a sumar
                            con sacrificio:

                            Dos más dos = cuatro.
                            Seis más seis = doce.

                            Diez más catorce = veinticuatro.

                            Horror!!!!!!
                                                Somos robados!


Poesía = Amor

CAÍDA

Muerdo tus pezones 
y sangran cucarachas 

acaricio tu pubis
y mariposas negras 
enloquecidas vuelan 

beso tus muslos 
y en culebras gomosas 
se transforman. 

Quiero escapar 
a ese dolor de verte 
en el instante mismo 
de la metamorfosis 

y caigo nuevamente 
en tus pezones tibios 
a repetir la historia.


VEJEZ

He creado la muerte 
después de haberte amado.

He creado la vida 
después de haberte amado.

Existo después de haberte amado.

Eso fue ayer.

Ahora el fuego miro, 
lo toco, lo acaricio, 
y tiemblo por su frío.


Los poemas que forman este libro fueron escritos en el Océano Atlántico entre mayo de 1968 y mayo de 1969. ACD
“Ariel Canzani, que fue secuestrado en 1977 y llevado a la Escuela de Mecánica de la Armada durante tres días que pudieron haber sido tres siglos, porque nada volvió a ser como antes. Y a los cinco años se murió del cáncer que le plantaron allá. Con posteriores llamadas periódicas hasta pocos días antes de su muerte, donde le siguieron recordando que ya nunca más podría volver a escribir sin mordaza.” (Manuel Gerardo Monasterio)

En Poemas del círculo vicioso, Editorial Lozada, Buenos Aires, 1970 
Ariel Canzani D(upou), Buenos Aires, 15 de octubre de 1928 – 27 de julio de 1983 / Entre 1963 y 1973, dirigió la revista Cormorán y Delfín / Fotos: jmp

domingo, 14 de noviembre de 2021

JUAN GELMAN No están muertos los pájaros





XXIX

no están muertos los pájaros
de nuestros besos/
están muertos los besos/
los pájaros vuelan en el verde olvidar/

pondré mi espanto lejos/ 
debajo del pasado/ 
que arde 
callado como el sol/


            XXIX

            no stan muridus lus páxarus
            di nuestrus bezus/
            stan muridus lus bezus/
            lus páxarus volan nil verdi sulvidar/

            pondrí mi spantu londji/ 
            dibaxu dil pasada/ 
            qui arde 
            cayadu com'il sol/





En Dibaxu (poemas escritos en sefardí ente 1983 y 1985), Seix Barral, Buenos Aires, 1994 
Juan Gelman (Buenos Aires, 3 de mayo de 1930 – México D.F., 14 de enero de 2014) / Foto: jmp

miércoles, 10 de noviembre de 2021

CRISTINA PERI ROSSI Escribo poemas




DEDICATORIA

La literatura nos separó: todo lo que supe de ti
lo aprendí en los libros
y a lo que faltaba,
yo le puse palabras.


NAVEGACIÓN

En las mansas corrientes de tus manos
y en tus manos que son tormenta
en la nave divagante de tus ojos
que tienen rumbo seguro
en la redondez de tu vientre
como una esfera perpetuamente inacabada
en la morosidad de tus palabras
veloces como fieras fugitivas
en la suavidad de tu piel
ardiendo en ciudades incendiadas
en el lunar único de tu brazo
anclé la nave.
                                        Navegaríamos,
si el tiempo hubiera sido favorable.


LA PASIÓN

Salimos del amor
como de una catástrofe aérea.

Habíamos perdido la ropa
los papeles
a mí me faltaba un diente
y a ti la noción del tiempo.

¿Era un año largo como un siglo
o un siglo corto como un día?

Por los muebles
por la casa
despojos rotos:
vasos fotos libros deshojados.

Éramos los sobrevivientes
de un derrumbe
de un volcán
de las aguas arrebatadas.

Y nos despedimos con la vaga sensación
de haber sobrevivido
aunque no sabíamos para qué. 


DISTANCIA JUSTA

En el amor, y en el boxeo
todo es cuestión de distancia. 

Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo 
digo tonterías
me echo a temblar. 

Pero si estás lejos
sufro entristezco
me desvelo
y escribo poemas.



En Condición de mujer, libro digital, Arquitrave Editores, Colombia
Cristina Peri Rossi (Montevideo, Uruguay, 12 de noviembre de 1941) / Foto: jmp

miércoles, 3 de noviembre de 2021

JORGE ALEMÁN Dice el tipo



Dice el tipo que ya no atrapa Safo los corazones de nadie / ha crecido la niebla en la playa de su cuerpo insolente / y ya no necesita del cansancio de los hombres / esa fatiga que crece como una piel blanca sobre la flor más deslumbrante / no despiertes a Safo / no insistas porque es arrogancia despertar a la mujer que ya espera a un solo hombre y no sos vos dice el tipo 

17 de septiembre de 2021


El tipo dice que ahora no se rompió nada / que ya estuvo roto al nacer cuando aquel jarrón de penumbras estalló en mi frente / por eso solo llevo astillas clavadas en el pensamiento  / así que el tipo dice que si ahora perdí a mi gran refugio no importa / es tan solo el paso de las horas que hacen correr los breves fragmentos de un dolor antiguo por mis venas / Por eso nunca entenderás nada / dice el tipo

21 de septiembre de 2021


El tipo dice que si se capta el presente puro por fuera de los ríos del tiempo y no hay lugar para el sentido/ se esfuman todas las escenas / ni las pesadillas más sórdidas aguantan el frío poderoso de ese instante / un abrir y cerrar los ojos que no tiene historia / entonces ahí dice el tipo y solo ahí aparece el único nombre que te eligió/ tu momento fallido en la pila bautismal donde nunca has estado como una criatura propicia / mientras la guerra canta para vos una canción de cuna semejante a una mujer

30 de septiembre de 2021


El tipo dice que no aguanta más la letanía de los decepcionados / los que dilapidan su energía esperando otra cosa en lugar de seguir buscando / porqué les gusta tanto ésta insatisfacción? / porqué el panegírico de la insuficiencia? / odio a los desilusionados que nunca es lo que debía haber sido dijo el tipo / si quieren otra cosa que empujen de todas las formas posibles sin repetir las maneras del enemigo / dice el tipo que esas quejas no son de los que quieren de verdad que el curso de las cosas cambien sino que esperan confirmar la peor de sus anticipaciones / para que vuelvan los centuriones y entonces poder decir que ellos lo habían advertido / este juego ya lo vi / dice el tipo

5 de octubre de 2021


Dice el tipo que si los duendes supieran que nunca supe estar sin vos y envejecí en pura ausencia simulando no necesitar nada ahora reirían hasta que el mundo se rompiera para hacerme nacer de nuevo

20 de octubre de 2021


Sabe que ella puede matarlo mil veces y que todos sus puñales serán justos / ciertos como la vida entregada a la intemperie / pero no sabe cómo se llora por amor y adivina que la clemencia es enemiga del poema / ahora en el tiempo que le resta que sepa ataviarse para que sus heridas manchen de luz a los extraños días irisados de ausencia

28 de octubre de 2021


El tipo me dijo que no entienda / en vano es escuchar sonidos del odio si te quieren matar / ahora amanece sin paz/ has elegido a Safo para tu ofrenda y ella nunca quiso otra cosa que verte caer en tu inútil poema

29 de octubre de 2021


Selección de textos del muro personal de FB de JA (septiembre / octubre 2021), José María Pallaoro 
Jorge Alemán Lavigne (Buenos Aires, 30 de marzo de 1951) / Psicoanalista, escritor y poeta / Fotos: jmp /

viernes, 22 de octubre de 2021

DANIEL PONCE Diez poemas inéditos de Pena capital



Declaración

Midieron mi cabeza y luego la pesaron.
Estaban observándome por una hendija.
Escrutaron mi camisa. 
Pusieron las llaves de mi casa 
en un balde con kerosene.
Me revisaron la boca, el fondo de la lengua.
Ordenaron que orinara sobre papel cazamoscas.
Tuve que beber agua de un cactus
que sabía a naufragio.
Me ordenaron escribir esto,
luego firmarlo.


Pena capital

Nacer, morir, renacer ¿de qué está hecha la vida?
¿De arena, de niebla, de espanto, de piedras?
Los últimos mensajes que recibo son órdenes,
órdenes que nadie puede cumplir
ni siquiera yo que me dediqué al orden
sabiendo que no lleva a ninguna parte.
Los primeros mensajes que recibí fueron de alerta
para que me pusiera en guardia y estornudara
ante el polvo de los libros y el moho de las letras.
¿Con qué está tejida la tela que me separa
de aquel que fui y que, hoy, no reconozco?
Oigo gritos, nadie puede quedarse callado.
Me callo a medias, murmuro.
¿Para qué fue hecho el silencio?
Nacer, morir ¿renacer? ¿para qué?
Oigo gotear la canilla; el silencio
quizás fue hecho para tragar la ausencia.
El tiempo es la sombra de una medalla,
sin embargo, pesa más que piedras en un páramo.
El tiempo es cavar una tumba en la esperanza,
es arena, un mendigo sádico.
¿De qué infamia están hechos estos desperdicios?
Vengo del hielo. Mis ropas son pieles de mastodontes.
Tan antiguo como la pregunta. 
Tan muerto desde el principio.


Cornisa

Cuando mi padre enfermó
era como si hubiese quedado en una cornisa.
Desde el piso, lo veía vacilar, ajustarse al escueto reborde,
oscilar como un pingüino, aletear. 
Ni él ni yo podíamos hacer nada.
Todo quedó supeditado a que se abriera la ventana.
Cada vez que algo oscila delante de mí, una rama,
la hoja que va a desprenderse del árbol,
un cable cortado o una tela al viento,
siento que la perplejidad es la única réplica.


El paraíso de los indiferentes

El paraíso de los indiferentes
está poblado por gente cordial,
atestado de espejos.
Duermen la siesta abrazados
a un ancla oxidada
para experimentar confort
y apego a una causa justa.
La demografía es estable
y si alguien muere
nadie lo toma en cuenta.
Amplios salones color remolacha,
veredas con pozos tapados de esponja,
baños que huelen a excrementos sutiles,
el paraíso de los indiferentes
es un club de filósofos analfabetos.
Nadie es expulsado del paraíso,
nadie intenta parecer bueno.
Todos comen.


Transgresiones

H. posee una estadística de exclamaciones
que obtuvo en un sitio de poetas maduros,
agriados por la edad. Jura conocer Islandia.
Q. es un especialista en haikús aguachentos,
martirizado por un dieta ocultista 
en base a zanahoria rallada y alcaparras.
C., por fin, besó a su primo en la boca:
le había dedicado un tomo de sonetos eróticos.
T. salvó de un incendio una estampa japonesa.
O. y L. vaciaron un cenicero en la tumba de Pizarnik.
Ch., prologuista escurridizo,
viaja de incógnito hacia Cacodelphia.


El ejército enterrado

El general que se precie 
debe enterrar un ejército.
Además, erigir una muralla, 
quemar libros, acorralar poetas.
Un general de generales: yo.
Conduzco espectros.
Soy Quin Shin Huang,
me preceden la pena
y los muertos.


Ruinas móviles

No importa la cantidad de espejos
en los que me buscaste.
Aprendamos a olvidar.
Será más fácil que resucitar.
Las cosas del Universo
cambian de forma.
Mi propia cara 
ha escapado 
con otro.


Nueva Babel

En la última habitación, la más alta, en la cima
se oye el brusco lenguaje que está por venir,
sobre una nube de lenguas cansadas, derrotadas
que tomaron la forma de un gas verde
como el fosgeno que peinaba las trincheras,
y debajo de la habitación nadie entiende nada
por la sofocación, por el desconcierto.
Luego, bajo la estrellas reina la intemperie.
La habitación será desmantelada.
No habrá espacio para que el musgo
haga su labor memoriosa sobre los ladrillos,
ni para retribuir el esfuerzo de los habladores.


Emigrado

Vengo del país perdido.
De un país del cual se sale
por un ventanuco. Sin zapatos,
emergí  entre los ligustros
y pasé un invierno viviendo
con gente de plástico.
Olvidé el origen de mis penas
en una alcantarilla.
Vivo en un círculo trazado
por pezuñas. En un cuenco
metido en una bolsa
que está metida en una caja.
Vengo de un país perdido
donde valen las guadañas,
los espantapájaros, los insectos.
No hay modo de regresar.
En los grandes arenales
está escondida la llave.
Queman las plantas de los pies.
Un síntoma, una plegaria, alrededor
de la ingente necesidad de rabiar.


Hablar

Estás tratando conmigo
que estoy muerto.
Como quien se interna
en una montaña sin luz
oyes voces, sospechas
que algo extraño va a ocurrir,
sin embargo, es más frecuente
hablar con muertos
que con vivos.
Los muertos hablan 
hasta el cansancio
y aquello que fue su esplendor
es, ahora, la bruma 
que pone un velo enigmático
sobre sus rostros
tornándolos indistintos
y queda la voz en un susurro
de sílabas separadas
como pronunciadas
por un autómata.
Tratar conmigo, con delicadeza,
es encontrar el porvenir.
Y no podrás saber dónde
se originó mi llamado,
ni cuáles fueron los motivos,
sólo que estas pocas palabras
escapan del estándar,
no esperan respuesta
ni poseen enseñanza alguna.
Con hablar, esto es lo seguro,
será suficiente.



De Pena capital, libro inédito de poemas, 2020 / Selección y foto: jmp
Daniel Ponce (Buenos Aires, 1956)

viernes, 15 de octubre de 2021

SPENCER HOLST Allá arriba, en el cielo



MONA LISA ENCUENTRA A BUDA 


Allá arriba, en el cielo, las cortinas ondularon, las cortinas ondularon, las cortinas ondularon y Mona Lisa entró por un extremo de una pequeña sala en la que colgaban muchas cortinas. 

Allá arriba, en el cielo, las cortinas ondularon, ondularon, ondularon, y el Buda entró en la sala por el otro extremo. 

Se sonrieron.




En El idioma de los gatos (Título original inglés: The language of cats, 1971. Primera edición castellana Ediciones de la Flor, 1972. Segunda edición, 1995. Traducción: Ernesto Schóo) / Fotos: jmp
Spencer Holst (EE.UU, 7 de julio de 1926 – 22 de noviembre de 2001) 

jueves, 7 de octubre de 2021

SONIA SÁNCHEZ Cuando él se vaya




PEQUEÑO POEMA

Mi hombre 
me dice que estoy 
tan llena de dulce 
olor a coño, que puede 
sentir mi olor cuando me acerco. 
Tal vez 
yo 
debería 
embotellarlo 
para 
venderlo 
cuando él 
se vaya. 


En Celebración. Poesía erótica de lengua inglesa, edición bilingüe, antología y traducción de Mauricio Schoijet (Bernasconi, La Pampa, Argentina, 10 de abril de 1932- 5 de junio de 2019), Juan Pablos Editor, México, 1984
Sonia Sánchez (Alabama, EE.UU, 9 de septiembre de 1934) / Foto: jmp

lunes, 4 de octubre de 2021

PABLO QUERALT La paz de los árboles en el aire de la siesta



NATURALEZA CONVENCIONAL

Estoy buscando las palabras para explicarte.
Es cosa de todos los días. No nos damos cuenta.
Por un lado el alma escribe por otro el cuerpo está loco
se golpea sin darse cuenta se arroja a espacios
insondables está azul y otras tardes verdes.
Soy su director de fotografía creando un nuevo planeta.
Para no ver la televisión y reprimir cosas que me hacen
mal ahora que algo ha muerto para que no comience
todo de nuevo una vez más.

Yo salgo. Como un polen disperso
a algo relacionado con mi vida.
Sujeto a un par de alas. En el arrullo.
Los colores me llevan en sí mismos.
El silencio airea la mente sale a caminar
silba su melodía aprende a respirar.
El plano aparente se hace fascinante.
Ese es mi tiempo desnudo.

Mis pasos sin horario se pierden en el envés
de mi vida meditar es caminar no soy de donde estoy
sino hacia donde voy. Por qué desperdiciar
un lenguaje en ese deambular entre yo y yo
nos adentramos en esa corta distancia vivo un día más
en ese interior y el dolor migra y pone su música

acomoda la cintura y cuando dice no hables tanto solo
tomo un poco de agua Levité del pico
bien helada entrecerrando los ojos en ese germen
del cuerpo que agradece y que el otro detesta.

Para salir solo tuve que escurrir el pensamiento
y fluir en mí fuera de esa casa agrandada
con esos cuartos donde ni siquiera estaría

alejarme de esa fuente de poder hacerme mierda
que reconozco hay en mí
vivir con otras cosas con lo mío saber
que es lo mío —aquí una fuerte dosis de confianza
es lo que necesito una manzanilla bien caliente—
canturrear omitir todo lo que puse en mi esa carga
hiperhidrolipídica

salir de esa infancia que nunca termina y distinguir
imaginación y aquí ahora de lo que no me deja escapar
más allá de todas las cosas que pude saber.
Supe las cosas que eran necesarias para vivir.

Y abolí todo menos el amor (la medicación necesaria).
Quedé de piedra. No podía creer lo que veía.
Porque allí en ese campo nacía un mundo,
algo que dejaba de ser más de lo mismo.
Sentía que me reencontraba con algo…

Un largo sendero con humo entre sombras de azul.
Así lo que seguíamos para llegar
al fin de la confusión. Eso que el director no pudo
reconstruir y soñábamos en una playa de barquitos
frente al mar que ni siquiera teníamos derecho
a soñar. Como un tiempo perdido no recordado
al despertar. Era invierno era otoño era el verano,
sí esos días eran. Se podía caminar por ellos
y aún las cosas permanecían.
En la luz del día que nos cubría y descubría.

Pero más allá descendemos por esa escalera
que Dante nos enseñó y allí gente que sonreía
y nos estaba llevando a casa, cuál casa?
La de siempre la única morada muy profunda
dentro nuestro en una faz más avanzada que Dios hizo
para nosotros
esa gran construcción una ciudad
que nunca te deja, sí esa, esa es.
Los feos impulsos desaparecen. Crecemos.

No somos ninguno de este mundo solo paseamos
por él y tal vez alguna vez encontremos algo
con lo que hemos soñado alguna vez o tal vez
todo el tiempo solo si…

Hoy me siento a contar cuantas condecoraciones
me dieron en el año es lo que mi Ego me pide
pero pronto me salgo a lo que el Tao me lleva
para repetir el más fuerte es el primero en perdonar
el primero en olvidar el más feliz
y eso es todo lo que busco en este día soleado
ser en el patio interior de este plano
en que yo me hago cargo de mi pérdida de algo
que está en todo y tal vez solo en mi cabeza
que se ordena sola en el movimiento
es que algo que viaja desde los pulmones a la cava
trae ese azul de cielo respiratorio
el agua necesaria
ese intercambio del crecimiento ordenado
pensado camino de luz
en su naturaleza convencional.

Voy de mi locura a mis asuntos ya sé la contraseña
para no perderme hablo con mí mismo
es la consabida historia de no sentirme querido
esos son mis miedos y mis deseos los reconozco
en esa casa entraba por una puerta y salía por otra
entre nubes y lloviznas todo ese verano de recién
adolescente o de niño grande me doy cuenta
que estoy muerto cuando no siento
hasta dónde han girado mis ojos cuando ya no veo
ni mis dedos.

Tengo unas ganas tan intensas de vivir
que no me detengo más a ver las partes
o cómo llegan las cosas a nosotros construyo
esta relación belleza fealdad
no deseo repetir el pasado con claridad cierro
el cuaderno no escribo más de esto
si pudiera explicarme quién soy qué me pasa
qué mantra debo repetir qué camino a mí
que me dijeron que todo estaba dentro mío.

Dice el Buda purezas e impurezas
son de uno mismo si hago el mal me acerco
y si no lo hago me alejo
como las palabras los deseos
las marcas que puedo ver en las antiguas fotos
que pude soportar en mi corazón cierran el karma
lo que mi escritura no registró esa laguna
es la intensidad del dolor
hubo que darles vida a ciertas cosas
como no olvidar los nombres del amor
empezar a luchar por el grado de aceptación
instantes que borrarían el clavo el agujero
esa es la resistencia sin nombre sin forma
sin palabras en cada espacio ciego hay un vacío
para mí para ser llenado.

El presente nunca desaparece
subo al colectivo saco uno de diez
me espera alguien en el centro no sé si iremos
al cine o al teatro pero cuando estemos comiendo algo
y dejemos las pistas falsas le diré si quiere seguir
conectado, y dejaremos el mundo entretenido
que cabe en la superficie en ese punto de inflexión
viaje en un hilo
que es el techo de nuestro cordón de vida,
su texto de agua, su sombra arrojada.

Qué lindo partir más allá de la noche donde
quedaron los zapatos y los trajes gastados donde nunca
fui cierto ese es el pulgar para arriba
el trofeo mi taller de papel la casa que nadie
construye que da cuerda al alfabeto y me mantiene
despierto
acepté mi ciclo mi adicción a que todos seamos uno
a esa licuefacción donde el ser fuga
que solo el corazón ve.

Solo si dejo de ser eso que estoy pensando.
Volver a estudiar, siempre algo que me interese
aprender, esa es mi alquimia, la máquina
ocupar un vacío, para olvidar que el temor
es restricción y recordar que cada momento
tiene su pensamiento.

O cada pensamiento tiene su momento.
O que el amor es expansión.

Estoy esperando a alguien que viaja hacia mí.
Siempre está sucediendo esto. Se dice en voz baja,
este es mi límite de mundo. El aire que empuja
mi inmovilidad. Espero.
En esta pincelada comienza la realidad.

Cuando la luz dio en la pared.
Quedé en medio de la bruma, inventé un punto
luminoso. Un blanco aliento que pasa directo
al alma. Una vez recuperado, supe que la muerte
es la última mentira de la mente.

Te puedo explicar pero mejor no, que nadie puede
hacerme infeliz. El asunto es darle aire al exceso
de pensamientos leer si llueve y contemplar
al mundo con compasión como Siddharta.
Hilar cinco o seis haikus cada mañana
para ordenar la pituitaria reina de la visión
del mundo esa es la oportunidad de ser libre.

Me mirabas, parecías decirme a mí me hacés esto,
a mí que te guardé el secreto. Me deslizaba
en tu luz desgastada y de pronto un hueco abrió un
cielo más grande, era todo de aire, translúcido,
el sol brillaba más.
La luz requiere cierta práctica.
El secreto es no prohibir la enfermedad
como cuando vas al lago a pescar y ves los reflejos
del sol sino hacerla más suave
eso es meditar dejar que la mente vea ahí
su inmovilidad,
eso es entrenar el músculo el alma va sola, solita
y uno está allí y está todo allí, permaneces
como arrancar la obsidiana del gatillo
que nos envía en yo soy un cuerpo
o yo tengo un cuerpo.

Desaparece el poeta, desaparece la escritura
y queda solo esto que ves, la realidad verdadera,
las estrellas entrando en el cielo,
ves y yo en las cosas o las cosas en mí,
en un lenguaje inventado desde ahora
vas a verme vagabundear, es el eje del sol,
allí estamos.

La paz de los árboles en el aire de la siesta
profundo calor que el suave viento peina
en su color diáfano púrpura y ambarino, pensamos
con culpa en lo que hubiésemos amado hacer.
Borraría ese puntito que como un susurro
incomprensible se repite.
Las vocecitas se terminan.
Quién habrá puesto esta escena en mi vida?

Hoy voy a ver al Dalai Lama en bicicleta por el río
la esencia es la misma
todos los seres son amor,
mensajeros del Dios que es unidad y me repito

que lo que la mayoría está vibrando no sea esto
que pasa en las calles de hoy de cualquier ciudad
del planeta nadie dice cuando siento que soy nada soy
todo quien puede herir a un ego
que ya está vacío, no tibetanito.

Que no me pase lo que al niño que al subir
al manzano sepa bajar que sepa elegir mi grano feliz.
Esa mi alegría mi diccionario de bolsillo lo ínfimo.
Ahí colgué los cuadros más míos.

Pero la lancha pasó rápido haciendo del río
un picadero y nos perdimos en esas preguntas
y vagas respuestas que nos llevaban a nuestra
propia intimidad.

En nuestras partes sin resolver
en su largo horizonte hay distintas versiones
todo desaparece en sus pendientes
y lo que digo es lo que hago?
entramos en la espesura de un terreno con espacios
muertos nadie te muestra esos huecos
solo la punta del pincel que te dice
si lo ves así es así,
esa es la esencia de tu inocencia el bit del ya.





En Partes de la escena, Editorial detodoslosmares, Capilla del Monte, provincia de Córdoba, Argentina, septiembre de 2020
Pablo Queralt (Buenos Aires, 2 de junio de 1955) / Selección y fotos: jmp, “City Bell, 4 de octubre de 2021”

viernes, 1 de octubre de 2021

CLAUDIO SIMIZ Cuando la primavera sea de todos




MARINAS

I

El que no ha remontado los mares de la infancia/ y recorre pedestre y solitario/ las costas entrevistas en los años de bruma/ y bebe su alcohol en puertos macilentos/ donde un día creyó que ella estaría esperándolo/ no recuperará jamás su corazón/

Acaso intuirá/ sí/ que la sirena no era un sueño/ ni un señuelo/ no/ era el amor/ la voz del verdadero amor/ la sinuosa pasión de lo profundo.


II

No es oro, no 
aunque la luz lo enciende.
Es un puñado de arena 
que se va deslizando de tu mano
y se vuelve otra vez
arena indiferente.
No es lluvia, no, 
es arena regresando a la arena
antes de la próxima ola,
    pero de pronto
puede ser tu corazón,
la simiente desvelada
de lo que no ha sido,
el peso de una lágrima
a merced del viento.


III

Bebamos, 
la playa ha desplegado su sinuoso mantel.
El mar celebra sus olorosos partos,
crepita el cielo desbandado de pájaros.
Brindemos, 
por las islas ignotas,
abrumadas de distancia,
y el vino que seremos
en los labios del tiempo.
Ante el gris desatado 
que de inmenso parece una calle desierta
levanto mi copa de sal;
a través de todas estas millas de lágrimas
ya no sé si te espero
o te recuerdo.


HAIKUS

Buscó la noche 
entre las luciérnagas.
Amaneció.


Cede la bruma.
Todo es antiguo y nuevo 
en la mañana.


El alba tarda.
El silbo del zorzal 
le abre camino.


Clama la noche.
Se desliza la luz por 
tu silencio.


La hojita ocre 
no volverá a la rama.
Libre agoniza.


EL PIBE DE LA BOLSITA

Nunca tendrá mañana la embriagada 
luna que aspira entre sus manos frías. 
Sus noches, una tumba, y sus días 
un cilicio de piel deshabitada. 

No cabe el mundo en la desorbitada 
pupila, que ya muestra las estrías 
de una historia contada por sangrías 
y una cuna cautiva y enzarpada. 

El pibe en su bolsita infla un sueño 
tal vez allí, de algo sea dueño 
y la brutalidad no dicte las leyes. 

Y mientras él su sombra va esquivando, 
los poderosos siguen azuzando 
sus hoscos, foscos, sordos, torvos bueyes.


LA PRIMAVERA NO ES

La madrugada en que comenzaba la primavera, Sergio, un niño que vendía flores en una ruta con su madre y hermana, murió atropellado por un auto.

La primavera no es de la florida 
reina que arroja besos a la gente,
ni del alcalde, ni del Presidente
que corta cintas con su mano henchida.

La primavera no es del homicida 
que desflora la vida impunemente,
ni del rico, que empuja al indigente
a convertir sus hijos en herida.

Ante tu cuerpo en lirios deshojado 
la primavera huyó de lado a lado
escondida en disfraces y en apodos.

Un día volverá tu canto tierno 
a desterrar los ramos del invierno 
cuando la primavera sea de todos.






En Poesía reunida (1980 – 2017), libro digital, 2021 / De Café con lluvia, 2017 
Claudio Simiz (Buenos Aires, 1 de junio de 1960) / Selección y fotos: jmp