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viernes, 27 de julio de 2018

PAUL GAUGUIN Pequeña naturaleza muerta



LOS CAMARONES ROSADOS
(Fragmento)

Invierno de 1886


Empieza a nevar. Estamos en invierno. Eludiré la descripción: se trata simplemente de la nieve. Los pobres sufren. No siempre los propietarios lo comprenden.  
En este día de diciembre, en la calle Lépic de nuestro querido París, los caminantes se apresuran más que de costumbre, pues no tienen ganas de vagabundear. Entre ellos hay un individuo vestido de modo extraño, que, tiritando de frío, se apura para  llegar a los bulevares. Está arropado con un sobretodo de piel de cordero, y lleva una gorra que parece de conejo; tiene una erizada barba rojiza. Parece un arriero.
No lo miren superficialmente; por más frío que haga, no prosigan ustedes su camino sin detenerse atentamente en la mano blanca y fina, y en esos ojos azules tan claros e inocentes. Se trata, seguramente, de pobre mendigo.
Se llama Vincent Van Gogh.
Entra muy apurado en un negocio donde venden herrajes viejos, flechas indígenas y óleos baratos.
¡Pobre artista! ¡Dejaste un pedazo de tu alma en esa tela que quieres vender!
Es una pequeña naturaleza muerta: camarones rosados sobre un fondo de papel rosado.
"¿Me puede dar algo por este cuadro? Necesito dinero para el alquiler.”
"¡Ay, amigo, mis negocios tampoco andan bien! ¡Me piden Millet baratos! Además -agrega-  sus cuadros no son muy alegres. Ahora está de moda el Renacimiento. Pero como me dicen que usted es talentoso, quiero ayudarlo: aquí le doy  cinco francos."
Y la moneda rueda sobre el mostrador. Van Gogh la toma sin chistar, agradece al comerciante y se va. Cuando está por llegar a su hospedaje una pobre mujer recién salida de Saint Lazare le sonríe, solicitando su ayuda. La bella mano blanca abandona el sobretodo. Van Gogh es un lector, está recordando a la niña Elisa, y su moneda de cinco francos pasa a la desdichada mujer. Velozmente, como avergonzado de su limosna, huye con el estómago vacío.
Y llegará el día, lo estoy viendo como si ya hubiera sucedido. Entro en la sala número 9 de la galería de remates. En ese momento el martillero está vendiendo un conjunto de cuadros: "Cuatrocientos  francos por `Los Camarones Rosados'. ¡Cuatrocientos cincuenta! ¡Quinientos! Vamos señores, valen mucho más". Nadie dice nada. "¡Vendido! `Los Camarones Rosados', de Vincent Van Gogh."


Como en cualquier otra parte, a 17 grados de latitud Sur hay  generales,  consejeros, jueces,  funcionarios, policías y un gobernador. Y el gobernador dice: “Vean, amigos, en este país lo único que hay que hacer es recoger pepitas.”
Un ahogado gordo, el  fiscal, me hace una visita después de haber interrogado a dos jóvenes ladrones. En mi cabaña hay cualquier cantidad de cosas que parecen raras porque no son comunes aquí: grabados japoneses, reproducciones de cuadros. Manet,  Puvis de Chavannes, Dégas, Rembrandt, Rafael, Miguel Ángel.
El fiscal gordo, un  aficionado que parece que hace muy lindos bocetos a lápiz, lo mira todo, y frente al retrato de la mujer de Holbein, del museo de Dresde, pregunta: “¿Es una escultura, no?”
“No, es un cuadro de Holbein, escuela alemana.”
“¡Ah! Bueno, es igual. Me gusta. Es lindo.”
¡Holbein!, ¡lindo!
Su vehículo lo espera, pues debe ir a merendar lindamente sobre el césped, frente al Orofena, rodeado por el lindo campo.


También el cura (que pertenece a la clase culta) me encuentra pintando un paisaje.  
“¡Ah, señor, usted logra una linda perspectiva allí!”
Rossini solía decir: “Ze sais bien que ze ne suis pas un Bach, mais ze sais aussi que ze ne suis pas un Offenbach.”
Se dice que soy un campeón de billar, y soy francés. Los norteamericanos se enfurecen y proponen una partida en los estados Unidos. Acepto. Las apuestas son enormes.
Me embarco para Nueva York, se desata una terrible tormenta; los pasajeros están aterrados. Después de una cena magnífica bostezo y me voy a dormir.
La partida se juega en un enorme y suntuoso salón (lujo norteamericano). Mi contrincante es el primero. Obtiene ciento cincuenta. Los estados Unidos están contentos.
Después me toca a mí: toc, tic, toc, justamente así, lento, parejo. Los estados Unidos están alarmados. De pronto una rápida descarga de fusil nos ensordece. Mi corazón no se agita; siempre, lento, parejo, las bolas zigzaguean: toc, tic, toc. Doscientas, trescientas.  
Los Estados Unidos son derrotados.
Todavía bostezo; lento, parejo, las bolas zigzaguean: toc, tic, toc.
Dicen que soy feliz. Tal vez.


En Paul Gauguin. Diario íntimo, CEAL, Buenos Aires, 1977. Traducción: Lidia Netti. Foto: Jmp
Eugène Henri Paul Gauguin (París, 7 de junio de 1848 - Atuona, Islas Marquesas, 8 de mayo de 1903).
Vincent Willem van Gogh (30 de marzo de 1853 – 29 de julio de1890).

miércoles, 25 de julio de 2018

ADÉLIA PRADO No me importa la palabra

Foto: www.elfikurten.com.br


CON LICENCIA POÉTICA

Cuando nací, un ángel esbelto,
de esos que tocan la trompeta, anunció:
vas a llevar una bandera.
Carga muy pesada para la mujer,
esta especie aún avergonzada.
Acepto los subterfugios que me caben
sin necesidad de mentir.
No soy tan fea que no me pueda casar,
pienso que Río de Janeiro es una belleza y,
a veces sí, a veces no, creo en el parto sin dolor.
Pero escribo lo que siento. Cumplo mi destino.
Inauguro linajes, fundo reinos
–el dolor no es amargura.
Mi tristeza no tiene pedigree,
mi voluntad de alegría
tiene raíces en mi mil abuelo.
Vas a ser rengo en la vida es una maldición para el hombre.
La mujer es desdoblable. Yo lo soy.

COM LICENÇA POÉTICA

Quando nasci um anjo esbelto,
desses que tocam trombeta, anunciou:
vai carregar bandeira.
Cargo muito pesado pra mulher,
esta espécie ainda envergonhada.
Aceito os subterfúgios que me cabem,
sem precisar mentir.
Não sou tão feia que não possa casar,
acho o Rio de Janeiro uma beleza e
ora sim, ora não, creio em parto sem dor.
Mas o que sinto escrevo. Cumpro a sina.
Inauguro linhagens, fundo reinos
–dor não é amargura.
Minha tristeza não tem pedigree,
já a minha vontade de alegria,
sua raiz vai ao meu mil avô.
Vai ser coxo na vida é maldição pra homem.
Mulher é desdobrável. Eu sou.


ANTES DEL NOMBRE

No me importa la palabra, esa chusma vulgar.
Quiero el espléndido caos de donde emerge la sintaxis,
los sitios oscuros donde nace el “de”, el “sin embargo”,
el “o”, el “no obstante”, el “que”, esa incomprensible
muleta que me sostiene.
Quien entienda la imagen, entiende a Dios
cuyo hijo es el Verbo. Muere quien entienda.
La palabra es disfraz de una cosa más grave, sordomuda,
fue inventada para ser callada.
En momentos de gracia, infrecuentísimos,
se podrá agarrarla: un pez vivo con la mano.
Puro susto y terror.

ANTES DO NOME

Não me importa a palavra, esta corriqueira.
Quero é o esplêndido caos de onde emerge a sintaxe,
os sítios escuros onde nasce o "de", o "aliás",
o "o", o "porém" e o "que", esta incompreensível
muleta que me apóia.
Quem entender a linguagem entende Deus
cujo Filho é Verbo. Morre quem entender.
A palavra é disfarce de uma coisa mais grave, surda-muda,
foi inventada para ser calada.
Em momentos de graça, infrequentíssimos,
se poderá apanhá-la: um peixe vivo com a mão.
Puro susto e terror.


IMPRESIONISTA

En una ocasión,
mi padre pintó toda la casa
de anaranjado brillante.
Por mucho tiempo vivimos en una casa,
como él mismo decía,
constantemente amaneciendo.

IMPRESSIONISTA

Uma ocasião,
meu pai pintou a casa toda
de alaranjado brilhante.
Por muito tempo moramos numa casa,
como ele mesmo dizia,
constantemente amanhecendo.


Escribe Guillermo Saavedra (Buenos Aires, 7 de octubre de 1960), traductor de estos poemas:
“ADÉLIA PRADO o DIOS ESTÁ EN LOS DETALLES
Entre las muchas voces notables de la poesía brasileña contemporánea, la de Adélia Prado (Brasil,13 de diciembre de 1935) no aparece demasiado a menudo en las evocaciones espontáneas que se hacen fuera de ese país. Tal vez por su personal modo de abrazar el catolicismo (no en vano nació en la ciudad de Divinópolis de Minas Gerais) y, al mismo tiempo, reivindicar el pleno derecho al goce femenino; o por su manera sutil de rescatar los fulgores epifánicos agazapados en la vida diaria. No le faltaron, no obstante, los reconocimientos: Drummond de Andrade celebró sus versos, y obtuvo premios relevantes en su país y en el extranjero. Comparto aquí algunos de sus poemas cuya calidad es capaz de sobreponerse a mis propias versiones.”

martes, 24 de julio de 2018

FLOR CANOSA Cuando me enamoré por primera vez



     Cuando me enamoré por primera vez ni siquiera existía el celular. Bueno, no es que nací en 1950, pero el celular era apenas un aparato molesto para recibir llamados de laburo. De hecho, recién en 1998 conocí internet como esa forma incómoda de conectarse a algo que no tenía casi contenido un par de minutos ruidosos después de la medianoche.
     Cuando me enamoré por segunda vez, fue totalmente analógico. Luego, mi novio compró celulares idénticos (con sólo el último dígito de diferencia en el número de línea) con el cual podía mandar mensajes de texto y jugar a la viborita. También nos chateábamos por MSN.
     La tercera vez ya existía Facebook, WhatsApp estaba en pañales y los fantasmas que me acecharon al principio de la relación a mí (los de los likes indeseados, los comentarios con doble sentido, los inbox sospechosos), enfermedad que curé en mi propio cuerpo, luego se convirtieron en un cáncer que devoró la relación.
     En el medio, toda la reflexión sobre los perfiles sospechosamente cerrados, la falta de hora de conexión, el "visto" clavado como una daga en el corazón mismo de las propias inseguridades e incluso los posteos que desnudan identidades reconocibles para un otro, que de pronto desbloquea verdades incómodas. Sí, me ha pasado de escribir algo y que otra mujer reconozca al destinatario y así develar toda una complicada y estúpida trama de engaños absolutamente innecesarios. ¿Por qué tengo que volver a una adolescencia 2.0, si en mi propia adolescencia el problema mayor era que no sonara el teléfono de línea o que hayamos equivocado la esquina donde quedamos vernos, sin posibilidad de avisarnos lo contrario? ¿Por qué a casi 40 años de edad tengo que sufrir por un "me encanta" o especular si vio o no vio lo que le escribí o sufrir por una respuesta que se demora media hora porque me acostumbré a que fuera instantánea?
     Ahora, aunque el stalkeo está a un clic de distancia, aunque parece inevitable mirar de reojo el WhatsApp que llega a las dos de la madrugada, ya todo eso me es indiferente.
     Quizás es lo cíclico de transitar la segunda mitad de la vida y comprender que las cosas suceden a pesar de los dispositivos y, aunque puedan ser más fácilmente propiciadas por la tecnología que une a personas con sus fantasías, que favorece el chichoneo virtual y el ratoneo digital y la trampa algorítmica, las cosas pasan o no pasan a pesar de todo eso.
     Que sea fácil no significa que queramos hacerlo. Si queremos hacerlo, si queremos traicionar o lastimar o ignorar u ocultar, no importa el modelo de celular que tengamos ni cómo usemos el visto, la etiqueta en la foto, la indirecta virtual.
     La culpa no es de los medios digitales, siguen siendo las personalidades las que, siendo analógicas, se obligan a la dependencia de un apéndice que nos acerca para alejarnos.
     Amo la tecnología por sobre muchas otras cosas, pero odio lo que muchas veces hizo con nosotros. Odio la clase de monstruo en que nos puede convertir si dejamos que su interfaz se conecte erróneamente en el peor de nuestros puertos.

     Puedo decir "te quiero" en un mensaje, pero todavía no logré decirlo mirando a los ojos.


Flor Canosa (Buenos Aires, 11 de octubre de 1978). Escritora.
Foto: Adolfo Rozenfeld.

lunes, 16 de julio de 2018

FELIPE ALDANA Poemas que el árbol va dejando




LOS POEMAS DEL GRAN RÍO

Mi niña
arena levantada
se puso a llorar en el mar

sus labios
dos pétalos de la inmensidad

la rama
cedió su línea
y el pétalo
conoció el agua

ascendió a su cielo
un racimo de perlas
que el sol
enamoraba en colores

el sauce
en largas contemplaciones
ha exprimido toda su melancolía
en el agua

la barba verde
y fresca
del renuevo
es el esplendor de su alegría

hablábamos bajo los árboles
umbrosos
donde conversan las nieblas

tan
suave
como una lágrima
descendió la noche

del azar
tomó cuatro palabras
las puso de corral
contra los vientos

y esperó una vida
que el infinito
quedara dentro

en los grandes pliegues
del aire de otoño

su voz hablaba

sobre las láminas de oro
que aleteando
descendían el sol

tenía un libro
cuyas páginas
eran flores de ciruelo

un prodigio
al que nadie
nunca
pudo entrar

su mejilla
en la tarde reclinada
crecía palabras
con el gran sosiego de los árboles

al vestir su alma
el silencio

la noche
hilaba ya el tintinear de sus cabellos

había recorrido palomas
se había quitado el vestido
delante de la luna

pasaba la mano
al gato de la piel
por dentro
en la parte acolchada
que la llevaba al amor
y al crepúsculo

llevaba en el hombro izquierdo
la noche

caída
hacia la solapa

le conversaba
y aveces
le ponía escarapelas

olvidó comerciar
esta ocupación tan asombrada

se le había caído
la luna
entre los senos

tuvo miedo
y desde entonces
su dios fue el asombro

los vendedores de frutas
rompieron la mañana
con sus gritos

el río blanco
de los azahares
fue el silencio de la calle

en el arpa lila
del puente colgante
llora la noche
al día
365 crepúsculos por año

celeste la muchacha
entretejía peces
con el cristal del agua

el aire
pesaba sobre sus pestañas

arrojando
las líneas de un cuadrante
en la arena
dpnde el sol
dibujaba las horas

el ejercicio
con materiales tristes
le habían otorgado
un orden melancólico

como si cenara estrellas
en el restaurante de la luna

murió lentamente
de amor a la vida
como los árboles

cuando la última estrella
se hundía en la sangre
del sol recién nacido

cantamos todos
a la orilla de la muerte

bebemos el vino del amor
que da la vida
a borbotones

la muerte
debe de estar preocupada

el otoño
poderoso como un mártir
avanzaba como un barco
cargado de crepúsculo

estaba tan enamorado de la vida
que cada pétalo
era para él
un aniversario

hablaba
sentada a la orilla del crepúsculo

el amor es como una oración
que levanta sus manos trémulas en la noche

y se hace rocío
en el corazón del amante 

asoma octubre
como un viejo barco
que anda entre las flores

los pájaros
construyen su cristalería
por los jardines

el aguaribay
teje y desteje con el aire
tules para la suavidad de la luna

los hijos
son campanas sonando
por las calles del alma

somos campanarios melancólicos
porque el sonido
se nos derrama por los campos

el pañuelo rojo
de la florista
se ha transformado en otra flor

le volvía verdes los ojos
un pequeño jardín
que vivía un poco atrás
en su arrabal

hablaba la gran madre

el camino se une en sus labios infinitos
los prodigios de la civilización
la naturaleza áspera y hermosa

todo esto es tuyo
y tendrá la importancia
que tú le vas a dar

su valor eres

el día
humedece su lágrima general
en el rocío

en la jubilosa tez
de la mañana
el ánimo es un niño
que apretará un sueño
contra los ojos
con el dorso de la mano

de un pájaro muerto en la madera
nació el violín

sus cuerdas
son la nostalgia
del pentagrama del telégrafo
en el azul

octubre
era una mano de azahar

el aire
rezumaba fragancias
hasta una
altura
que me recordaba tu aliento

durante toda la mañana
un pájaro
frente a mi ventana
entonaba sus llamados

la luna es un broche perfecto
ajustando al cielo
los tonos rojizos
de la tarde que cae

la luna es un barco
trayendo a popa
la noche
cargada
como una conquista

su mano
en abandonado desmayo
pulsó una sola cuerda
de la guitarra

fue una estrella
que descendió
al pozo de la noche

el sol es una sonrisa general
en las hojas estremecidas
de los árboles

mi alma
es el zorzal sucesivo
que canta en todos los árboles del camino

la vida
es un acalorado regateo
en la plaza del mercado

donde solamente los locos
tienen guitarra

el poema
era tan
delicadamente triste

que la muerte
se encogió de hombros
y se alejó
cantando


el día muere
sin responder a mis preguntas

las primeras sombras
se deshojan
en mi alma


la primavera le temblaba en la mano
como si temiera perderla

como si fuera esa tristeza
que se cuelga de los coches de plaza

como las hojas de otoño
poemas
que el árbol va dejando caer


se quita la ropa
la mañana
en la orilla del sol

mi vecina
transparenta su rostro
entre los árboles
como dueña de la luz

el alma
se siente crecer para el día


sus ojos
eran una manifestación de guitarras
el ocio
levantaba glicinas en el alma

cuando insinuó un ademán
la rodearon las estrellas


bajo la luna
el sauce
con las barbas en el agua
es un monje budista
meditando sobre la apariencia
mientras su imagen sumergida
medita sobre la verdad


me aturde la sinfonía del mundo

no grites tanto Dios

si bebo dos dedos
más de vino
te romperías en mi corazón


hay que matar al tirano
le dijeron

apareció al otro día
con el costado enrojecido

he comenzado
contestó
matándolo dentro de mí mismo


estaba tan intensamente
triste

que tuvo miedo que la tristeza
le durara

más allá de la muerte


te persiguen las mariposas
por los andenes

entonces eras toda azul profundo
como el mar en la noche

como una palabra que pudiste decir
y amanecía


todo era así
el hombre vivía rodeado
de mentiras seculares

un día se desmoronaron
como paredes
y el hombre quedó solo
como un niño


la higuera desnuda
es una invocación
el callejón
le dio la mano al infinito

la bruma nos funde a las cosas
con su ternura de humedad

el sol que trepa por las ramas
es un creador potente
mientras la niebla habla
esconde medrosa
sus lenguas azules
debajo de los árboles


vivía
el lento edificio interior
de la palabra camarada

era dueño
de las celestes
herrerías de la aurora

Roberto Juárez soldador
trabajaba con estrellas
en la Corporación


en un país donde el otoño
se daba la mano
con la primavera

tenía el lenguaje húmedo
como una caricia
y la paz del alma
como una moneda de plata
en la mano


para decir un solo poema
uno solo
hay que estar loco de belleza

vivir y respirar
el aire especial que desvanece los pinos

cuando ya rindieron su gracia
los aromos

y las hormigas de la lluvia
transportan la noche
en paracaídas transparentes


Por primera vez se presenta completa la serie de “Los poemas del gran río”. En Loco de belleza, Editorial Diario La Capital, Rosario, Argentina, 2008.
Felipe Aldana (Máximo Paz, Provincia de Santa Fe,  21 de febrero de 1922 – Rosario, 31 de diciembre de 1970). Foto: Jmp

jueves, 12 de julio de 2018

H. G. OESTERHELD Desnudos, se hacen el amor delante de la chimenea




SONDAS

CIENCIA

     En algún lugar de los vastos arenales de Marte hay un cristal muy pequeño y muy extraño. Si alzas el cristal y miras a través de él, verás el hueso detrás de tu ojo, y más adentro luces que se encienden y se apagan, luces enfermas que no consiguen arder, son tus pensamientos.  Si oprimes entonces el cristal en el sentido del eje medio, tus pensamientos adquirirán claridad y justeza deslumbrantes, descubrirás de un golpe la clave del Universo todo, sabrás por fin contestar hasta el último por qué. En algún lugar de Marte se halla ese cristal.
     Para encontrarlo hay que examinar grano por grano los inacabables arenales. Sabemos, también, que cuando lo encontremos y tratemos de recogerlo, el cristal se disgregará, sólo nos quedará un poco de polvo entre los dedos. Sabemos todo eso, pero lo buscamos igual.


EXILIO

     Nunca se vio en Gelo nada tan cómico. Salió de entre el roto metal con paso vacilante, movió la boca, desde el principio nos hizo reír con esas piernas tan largas, esos dos ojos de pupilas tan increíblemente redondas. Le dimos grubas, y linas, y kialas. Pero no quiso recibirlas, fijate, ni siquiera aceptó las kialas, fue tan cómico verlo rechazar todo que las risas de la multitud se oyeron hasta el valle vecino. Pronto se corrió la voz de que estaba entre nosotros, de todas partes vinieron a verlo, él aparecía cada vez más ridículo, siempre rechazando las kialas, la risa de cuantos lo miraban era tan vasta como un temporal en el mar. Pasaron los días, de las antípodas trajeron margas, lo mismo, no quiso ni verlas, fue para retorcerse de risa. Pero lo mejor de todo fue el final: se acostó en la colina, de cara a las estrellas, se quedó quieto, la respiración se le fue debilitando, cuando dejó de respirar tenía los ojos llenos de agua. ¡Sí, no querrás creerlo, pero los ojos se le llenaron de agua, d-e-a-g-u-a, como lo oyes! Nunca, nunca se vio en Gelo nada tan cómico.


GÉNESIS

     Y el hombre creó a Dios a su imagen y semejanza. Y hubo amor, y placer, y virtud en el mundo. Y los días fueron largos, demasiado largos. Entonces el hombre creó al Demonio, a su imagen y semejanza. Y hubo así amor y odio en el mundo, placer y dolor, virtud y pecado. Y los días fueron cortos, muy cortos. Y fue bueno vivir.


AMOR

     Desnudos, se hacen el amor delante de la chimenea. El resplandor de las llamas les caldea la piel, los cuerpos son un solo, rítmico latido. Un solo, rítmico latido cada vez más pujante. Por fin, el paroxismo. Agotados, los tres cuerpos se desenroscan lentamente, las antenas se separan. Las llamas se multiplican en las escamas triangulares.



En Los argentinos en la Luna, antología, Ediciones de la Flor, 1969. Serie Sondas que consta de 4 microrrelatos.
Héctor Germán Oesterheld (Buenos Aires, 23 de julio de 1919. El 27 de abril de 1977 fue secuestrado en la ciudad de La Plata. Estuvo detenido en Campo de Mayo y en una cárcel clandestina de La Tablada. Se cree que fue asesinado en Mercedes en 1978).

lunes, 9 de julio de 2018

VINICIUS DE MORAES Una mujer al sol es todo mi deseo



LA ANUNCIACIÓN

Virgen, hija mía
¿Por qué estás así
Tan sucia de tierra
Y oliendo a jazmín
La falda con manchas
De flor carmesí
Y aros en la oreja
Haciendo tlintlín?

Madre mi querida
Vengo del jardín
A mirar el cielo
Fui, me adormecí
Cuando desperté
Olía a jazmín
Que un ángel volcaba
Encima de mí…


NO COMERÉ DE LA LECHUGA EL VERDE PÉTALO…

No comeré de la lechuga el verde pétalo
Ni de la zanahoria sus hostias deslucidas
Que queden los forrajes en boca del ganado
Y de quien hace dieta en amor y en comidas.

Cajús he de chupar, y mago-espadas
(Tal vez poco apropiados a un poeta)
Mas peras y manzanas, al esteta
Creyente del color en la ensalada.

No he nacido rumiante como el buey
Ni, cual conejo, roedor; nací omnívoro:
Quiero porotos negros con arroz.

Y un bife y un queso y aguardiente
Y moriré feliz, del corazón
De vivir sin comer inútilmente.

(Ilusionábase el poeta. Tiempos hubo en que anduvieron medio negras las cosas y tuvo que ponerse en vereda; comía legumbres en agua y sal como cualquier otro mortal.)


LA MEDIDA DEL ABISMO

¿No es el grito
la medida del abismo?
Por eso grito
Siempre que…
Sobre tu vida
Tan loca y errada
¡Qué grito inútil!
¡Qué inmensa nada!


POEMA PARA GILBERTO AMADO

El hombre que piensa
Tiene frente inmensa
Tiene frente tensa
Llena de tormentos.
El hombre que piensa
En sus pensamientos
Trae vientos preclaros
Vientos del origen.
El hombre que piensa
Pensamientos claros
Su frente está virgen
De resentimientos.
Y su frente piensa
Y su mano escribe
Su mano prescribe
Los tiempos futuros.
Al hombre que piensa
Pensamientos puros
El día le es duro
Y la noche es leve:
Que el hombre que piensa
Piensa solamente
Aquello que debe
Debe solamente
Aquello que piensa.


EL MOSQUITO

Parece mentira
De tan exquisito:
Mas sobre el papel
El feo mosquito
¡Da sombra de lira!


DE DIOS Y DEL ORO

Así como el oro trae dolor
El dolor trae luz
Que hace brillar las piedras
Para consuelo de los pobres.

La luz es el oro de los pobres.
Las piedras sólo son rocas
Que fijan el camino por donde corren
Los desdichados rebaños de Dios.

El mundo tiene muchas rocas.
Dios, muchos rebaños.
Dios es un pastor.
He sabido que Dios está hecho de oro.

(Originalmente escrito en inglés.)


PARA VIVIR UN GRAN AMOR

Para vivir un gran amor se necesita mucha concentración y mucho tino, mucha seriedad y poca risa -para vivir un gran amor.
Para vivir un gran amor es menester ser hombre de una sola mujer; pues serlo de muchas, ¡pucha!, es cosa fácil... no tiene ningún mérito.
Para vivir un gran amor, primero es preciso consagrarse caballero y entregarse a su dama por entero, sea como fuere. Hay que convertir al cuerpo en una morada donde se enclaustre a la mujer amada, y luego apostarse afuera con una espada para vivir un gran amor.
Para vivir un gran amor es urgente, descartarse al máximo de gente, pues en general la gente envidia el amor profundamente. Hay que cortar con grupos y boites, pasar de largo ante los café-societies y de todas sus tristes marionetas para vivir un gran amor.
Para vivir un gran amor, les digo, se necesita mucha atención con el "mejor amigo", que por andar solo se les puede pegar hasta frustrar el gran amor. Se necesita muchísimo cuidado con aquellos que no estén apasionados, pues quien no lo está se halla siempre dispuesto a perturbar el gran amor.
Para vivir un gran amor, en realidad, hay que compenetrarse de la certidumbre de que no existe amor sin fidelidad para vivir un gran amor. Pues quien traiciona a su amor por vanidad desconoce la libertad, esa inmensa, innombrable libertad que supone un solo amor.
Para vivir un gran amor, il faut además de ser fiel, ser buen conocedor del yudo y del arte culinario -para vivir un gran amor.
Para vivir un gran amor perfecto no basta ser apenas buen sujeto; es necesario también tener grandes pectorales, pectorales de remero. Es preciso mirar siempre a la bien-amada, y también a su viuda amortajada en su finado amor, como a la primera enamorada.
          Es muy necesario haber previsto un crédito de rosas del florista
¡mayor, mucho mayor que el de la modista! para complacer al gran amor. Pues lo único que el gran amor quiere es amor, amor, amor sin medida; además un tutuzinho con panceta hace ganar puntos...
Se ganan puntos sabiendo preparar cositas: huevos fritos, camarones, sopitas, salsas, strogonoffs; comiditas para después del amor. ¿Y qué mejor que ir a la cocina y preparar con amor una gallina con una rica y sabrosa farofinha para su gran amor?
Para vivir un gran amor es muy, muy importante vivir siempre juntos y hasta ser, en lo posible, un solo difunto, para no morir de dolor. Es necesario cuidar permanentemente, no sólo el cuerpo sino también la mente, pues la amada acusa cualquier mezquindad y el amor se enfría un poco. Hay que ser cortés sin cortesía; dulce y conciliador sin cobardía; saber ganar dinero con poesía para vivir un gran amor.
Es necesario saber tomar whisky, (¡no arriesgarse nunca con el mal bebedor!) y ser impermeable a las habladurías, con las que el amor, no quiere saber nada.
Pero todo esto no sirve de nada si en esta oscura y alocada selva no se supiere hallar a la bien-amada para vivir un gran amor.


EL ÓMNIBUS “GREYHOUND” ATRAVIESA NUEVO MÉXICO

Tierra seca árbol seco
Y el surtidor de nafta
Casa seca silo seco
Y el surtidor de nafta
Serpiente seca en la ruta
Y el surtidor de nafta
Pájaro seco en el hilo
(Y el surtidor de nafta)
Del telégrafo: S.O.S.
Y el surtidor de nafta
La piel seca el mirar seco
(Y el surtidor de nafta)
Del indio que no se olvida
Y el surtidor de nafta
Y el surtidor de nafta
Y el surtidor de nafta
Y el surtidor de nafta…


EL VERBO EN INFINITO

Nacer, desarrollarse, transformar
Amor en carne y ésta en amor: nacer
Respirar y llorar y adormecer
Y nutrirse para poder llorar

Para poder nutrirse; y despertar
Un día  a la luz y ver; y al mundo oír
Y comenzar a amar, y sonreír
Y sonreír para poder llorar.

Y crecer y saber, y ser y haber
Y perder y sufrir; sentir horror
De ser y amar, y sentirse maldito

Y olvidar todo con un nuevo amor
Y vivir ese amor hasta morir
Y conjugar el verbo en infinito…


POÉTICA (II)

Con lágrimas de tiempo
Y la cal de mis días
Yo hice el cimiento
De mi poesía.

Y en la perspectiva
De vida futura
Erguí en carne viva
Su arquitectura.

No sé bien si es casa
Si es torre o si es templo
(Un templo sin Dios…)

Pero es grande y clara
Y es de su tiempo
Entrad hermanos míos
Adentro.


SONETO DE LA MUJER AL SOL

Una mujer al sol es todo mi deseo
Viene del mar, desnuda, con los brazos en cruz
Y la flor de los labios abierta para el beso
Y en la piel, refulgente, el polen de la luz.

Una hermosa mujer, los senos en reposo
Y caliente de sol, nada más se precisa
El vientre terso, el pelo húmedo y una sonrisa
En la flor de los labios abierta para el gozo.

Una mujer al sol sobre quien yo me arroje
Y a quien beba y me muerda y con quien me lamente
Y que al someterse se enfurezca y solloce.

E intente rechazarme y que al sentirme ausente
Me busque nuevamente y se quede a dormir
Cuando yo, apaciguado, me disponga a partir.


POEMA DESENTRAÑADO DE LA HISTORIA DE LOS PARTICIPIOS

(Del Uranismo de los verbos Tener y Haber)

A partir del siglo XVI
Los verbos tener y haber se vaciaron de sentido
Para pasar a ser exclusivamente auxiliares
Y los participios pasados
Al adquirir por lo tanto un sentido activo
Se movilizaron para siempre en su forma indeclinable.


DIALÉCTICA

Por supuesto que es lindo vivir
Y la alegría, la única emoción indecible
Por supuesto que te encuentro preciosa
Y en ti bendigo el amor de las cosas simples
Por supuesto que te amo
Y que tengo todo para ser feliz

Pero ocurre que estoy triste…


Leo este libro desde los 13 años, entre sus páginas encuentro una tarjeta que escribieron 3 amigas a mis 25, encuentro servilletas pequeñas con textos que escribí en Montevideo a mis 35 y forman parte de un libro, y una "notita" de una de mis sobrinas a la que veo muy poco. Leo este libro por cuarta o décima vez. Viaja conmigo. 
En Para vivir un gran amor, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, Argentina, novena edición, 1972 (primera 1968). Traducción de los poemas: Mario Trejo.
Vinicius de Moraes (Río de Janeiro, Brasil, 19 de octubre de 1913 – 9 de julio de 1980). Foto: Jmp