XXVI.
La mujer que
amo
no es siempre
la mujer que amo.
A veces,
se parece
tanto a la mujer que amo
que vuelvo a
amarla
como si no la
conociera.
Cuando estoy
perdido
irrumpe en mis
sueños
y me
encuentra:
creo que dice
mi nombre
para que yo
crea que soy yo
pero yo soy
otro que la ama.
A veces,
suelo
equivocarme
la llamo por
su nombre,
pero ella
sigue de largo.
Como la
casualidad rige sus pasos,
yo sé que
viene hacia mí.
Cierra los
ojos
hasta que
encuentro en sus caricias
las líneas de
sus manos
que descifran
a tientas mi futuro.
XXVII.
No en el papel
escribo tu
nombre,
sino en la
trama del papel,
donde aún
respira el bosque herido,
el desgarrado
tapiz de la memoria.
En:
“El libro de Judith, El Suri Porfiado, 2008.
Alberto
Szpunberg (Buenos Aires, 1940).
Imagen:
Sandro Botticelli “El nacimiento de Venus”, circa 1484–1486. Primer renacimiento,
pintura al temple sobre lienzo, 1,72 m x 2,78 m.
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