CCLXXXVII
Desátense las furias del jodido para que el cielo cambie de
color y crezcan las magnolias que nadie pudo imaginar. Que se vengan abajo los
patrones de la angustia mundial, la luz de la sangre que mancha las piruetas
del comer. Todos los días, todos los platos, toda la amarga servidumbre
obediente a los fantasmas de estar como no estarse. ¿Dónde pasaba la carroza de
la humilde hermosura? Vengan con sus rajones, sus partículas, sus giros en sí
mismos, su no dormir acariciando astros que no existen. O cállense ya muertos,
lejos de la piedad que no merecen.
CCLXXXI
Me cavo para no encubrirte más con visiones de tu abrigo
largo. Un parpadeo dura mucho cuando se aparta el ser de sí en vuelos sin
rumor. Libre aún entre muros de cemento y cal viva/arrojado a que nunca fueras
certidumbre.
A Marcelo
CXXXI
¿Se amustia lo vivido cuando le dan palabra? ¿El después
hablado lo traiciona? ¿Y qué le hace, dónde, cómo? ¿Encuentra viejas furias que
atravesaron siglos/ comen tiempo? ¿Soles de ideas idas? ¿El no ser del amor
para que sea? ¿El río que pasaba con las manos juntas? ¿Un niño absorto en su
niñez? ¿Lugares donde el bien incubaba el mal? ¿Las alas gachas de una piedad
muda? El frío tiembla en puertas del pasado que vuelven a golpear.
Juan Gelman (Buenos Aires,
1930).
Poemas de su último libro de poemas: “Hoy”.
Hoy, junto a una entrevista,
en Página / 12.
Pueden encontrar noticias sobre Gelman en el sitio:
ResponderEliminarhttp://www.juangelman.net