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domingo, 26 de septiembre de 2010

Eduardo D’Anna – Jardín y Cordero a la griega


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JARDÍN

Dulcemente, no existe.
No existir, desde luego, lo hace
más hermoso: llama la
atención, por ejemplo, cómo cambia,
cómo posee primaveras propias
o tórridos veranos, por su cuenta.

Cómo sus rosas se marchitan
por las malas noticias. O reviven
los días de cumpleaños. Hay, a veces,
arboledas larguísimas: un parque
parece más que nada; y otros días
tiene las dimensiones de un cantero
donde a cada malvón se lo conoce
por su nombre.

Jardín de nuestras torvas maquinaciones,
del que no hay que espantar
ni ratones ni pájaros ni perros;
del que no erradicamos jamás
ninguna mala hierba.

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CORDERO A LA GRIEGA

“El trozo que se utiliza
es la pata, que se hace
cortar, por supuesto, en
la carnicería. Se pasa
por harina (para que
no se pierda el jugo),
y después se sella
con aceite de oliva.

Se sacan los pedazos,
y se van terminando
de freír. Volvés
a poner, después, todo
en la olla, y le ponés
tomate al natural,
unas cuántas cabezas
de ajo, un chorro

de vino tinto y un
generoso puñado
de aceitunas negras.
Y se revuelve
bien. Se lo termina
de condimentar, y se lo
deja cocinar una hora.
Así que sáquenlo

ustedes, que yo me voy
a atender los pacientes;
que cocinar no es
lo único que sé hacer,
ni lo único
que me tocó en la vida.”

En “2491”, Ediciones Recovecos, Córdoba, 2010

Eduardo D’Anna nacío en Rosario en 1948. Poeta, ensayista, novelista y dramaturgo.
Foto: Tapa de 2491 y dedo, Jmp

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