EL SUEÑO
No me quites las ramas de los ojos
-esas manos de juncos-
Qué árbol enorme
es más sobra que árbol
¿En dónde canta el grillo
o es que se ha ido el patio?
¿Por qué rama voy subiendo
volando
por el sueño dormido?
Estas campanas en el agua
¿Dónde he olvidado mi cuerpo?
LAS COSAS EN SU SITIO
El que tenga limpia las manos
ponga el pan en su sitio
al ahorcado en la horca
al río en el agua
al mediodía en la luz
al Cristo en el madero sin el sábado
al aire por arriba de las manos
al árbol en la tierra
a la herida en el pecho del dolido
en su isla al hombre
y al llanto en una lágrima.
LO MISMO DA
Lo mismo da morir
de cúbito dorsal en una esquina
que de espaldas al cielo o en un lecho
Igual vendrán las moscas a posarse
en tu nariz sin aire
igual verás la otra vereda
a una luna distante entre otras nubes
donde termina el mar
y empieza el agua
con pescadores quietos y sin peces.
LOS DICHOSOS
El que toma sol bajo la tierra
el que se embriaga con la copa vacía
el avaro que cuenta las monedas
el mísero de la pierna de palo
que corre cuesta arriba
el que tiene hambre de justicia
el perseguido
el náufrago que ve el rostro de Dios
entre las aguas
y la mujer dormida en una hoguera.
FÁBULA DEL POETA
Trajeron un caballo.
trajeron dos caballos
y sudaron
bajo el látigo.
Trajeron cien caballos
y cien hombres atrás
daban vueltas
a las ruedas del carro.
Mil caballos
mil hombres
las ruedas en el barro
y el látigo sudando
Y vino un hombre
un hombre solo
tan igual a los hombres
con camisa
un pantalón
y dijo una palabra
que todos entendieron
como si la hubiera tomado
del aire
del fuego
de la tierra
o del agua
y anduvo el carro
con un solo caballo.
Después
pidió que le devolvieran
la palabra.
La habían olvidado.
Nadie pudo recordar la palabra
y lo dejaron solo
con los pies en el barro.
En Antología personal, Ediciones Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, Buenos Aires, 1993 / Selección y fotos: jmp /
Javier Villafañe (Buenos Aires, 24 de junio de 1909 – 1 de abril de 1996) /
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.-
Más poemas de Javier Villafañe en AROMITO /