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Se levantó entonces un gran viento que
barrió de punta a punta entre el mar y la frontera la tierra de los hombres
Durante tres días sopló constante
arrastrando las nubes de los incendios y el olor de la carne muerta de los
invasores
Durante tres días los árboles fueron
sacudidos pero ninguno arrancado porque este viento era como una mano tan sólo
firme
Los armazones de los animales mecánicos
rodaban por la llanura como arbustos desenraizados y todo era arrastrado hacia
lo lejos hacia las tierras donde nacen las pesadillas y el terror
Después llovió y la tierra se quedó de
pronto verde con un enorme arco iris que no se desvaneció ni cuando el sol se
puso
Esa primera noche nadie durmió y toda la
gente salió de las ciudades para ver mejor los siete colores contra el fondo
negrísimo del cielo
Y hubo quien lloró de rodillas sobre la
tierra blanda sobre las hierbas que exhalaban el vertiginoso olor del humus
Y hubo quien ininterrumpidamente cantó
una extática melodía no oída hasta entonces que era el largo suspiro sollozo de
la vida que naciendo se sofoca plena en la garganta
Y por los campos ardieron hogueras
altas que hicieron de la tierra vista desde el espacio otro cielo estrellado
Y un hombre y una mujer caminaron entre
la noche y las hierbas naturales y fueron a tumbarse en el hermoso lugar donde
nacía el arco iris
Allí se desvistieron y desnudos bajo
los siete colores fueron toda la noche un ovillo de vida susurrante sobre la
hierba pisada y olorosa de las savias derramadas
Mientras lejos en el mar el otro
extremo del arco iris se sumergía hasta el fondo de las aguas y los peces
deslumbrados giraban alrededor de la luminosa columna
El día amaneció en una tierra libre por
donde corrían sueltos y claros los ríos y donde las montañas azules apenas
reposaban sobre la llanura
La mujer y el hombre volvieron a la
ciudad dejando por el suelo un rastro de siete colores lentamente diluidos
hasta fundirse con el verde absoluto de los prados
Aquí los animales verdaderos pastaban
alzando sus hocicos húmedos de rocío y los árboles se cargaban de frutos
pesados y ácidos mientras en su interior se preparaban las dulces combinaciones
químicas del otoño
Entretanto el arco iris vuelve todas
las noches y eso es una buena señal
En
Poesía, Alfaguara, Madrid, 2003 /
Versión de Ángel Campos Pámpano / De El
año de 1993, 1987
José
de Sousa Saramago (Azinhaga, Portugal, 12 de noviembre de 1922 – Tías, España, 18
de junio de 2010) / Foto: jmp
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