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viernes, 14 de agosto de 2020

ALBERTO SILVA Siempre hay oriente y hay occidente






“Preguntado que de dónde era, respondía:
Cosmopolita”

siempre hay oriente y hay occidente
siempre hay un griego, siempre hay un persa
siempre franceses y siempre belgas
hay los gallegos, los portugueses
siempre habrá chinos y taiwaneses
y japoneses frente a coreanos
los madrileños, los catalanes
yanquis en contras de los cubanos
los de Maiami? ¡los de La Habana
y están los cuicos y ecuatorianos
los argentiñas y los chilotes
y los brasucos y los paraguas

siempre un adentro, siempre un afuera
siempre luchando (las posiciones
hay que ganarlas con el truquito
del país bueno y de los malditos,
haciendo guerras a tantos malos
chibchas, chechenos, vascos, chipriotas y mohicanos

juego de muerte
juego en que alguien
se queda dentro y
deja a los otros como quien dice
a la intemperie

siempre dos polos
que se combaten
de forma pública o impalpable. Yo me pregunto
¿por qué esa lucha
como si alguno pudiera o pudiese convertir
o erradicar o deglutir o suplantar al otro
como si a los árabes pudiera aplastarlos
un occidente incapaz de reposar
en sus sábanas blancas
racistas
letradas
satánicas
bíblicas

ya vemos que se exhiben dos principios
nada contradictorios:
tan sólo heterogéneos (no sucesivos:
tan sólo discontinuos

revelan y modulan
las manifestaciones significativas de lo humano:
agonistas
que son los llamados humanos
nítidos en su individualidad y a un tiempo
inasimilables
a todo elenco troupe o compañía   global




 
En Perros calientes, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2008
Alberto Silva (Buenos Aires, Argentina, 1943) / Fotos: jmp


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