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martes, 6 de junio de 2017

Saint John Perse, Todos los pájaros de la misma fauna


PÁJAROS
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     …Estos son los pájaros de Georges Braque: más cerca del género que de la especie, más cerca del orden que del género, dispuestos para reunir en un mismo rasgo el tronco materno y el avatar, jamás híbridos y sin embargo milenarios. Llevarán, como justa nomenclatura, esa repetición del hombre cuyo tipo elegido como arquetipo los naturalistas se complacen en honrar: Brachus Avis Avis…

     No son grullas de la Camarga ni gaviotas de las costas normandas, garzas de África o de la isla de Francia, milanos de Córcega o Vaucluse ni torcases de los desfiladeros pirenaicos, sino todos los pájaros de la misma fauna y de la misma vocación que son el sostén de una nueva casta y un antiguo linaje.

     Por muy sintéticos que sean, son de primera creación y no siguen el curso de ninguna abstracción. Tampoco han formado parte del mito y de la leyenda, y, rechazado como todo su ser esa carencia que es el símbolo, no reemplazan a ninguna Biblia ni a ningún ritual.

     No han alabado a los dioses de Egipto o de Elam. No están con la paloma de Noé, ni con el buitre de Prometeo, ni con esos pájaros ababiles de los que se hace mención en el libro de Mahoma.

     Son pájaros, de fauna verdadera. Su verdad es la desconocida de todo ser creado. Su lealtad, bajo muchos perfiles, fue encarnar la constancia del pájaro.

     No hacen con ello literatura. No han excavado en las entrañas de nadie ni han vengado ninguna blasfemia. ¿Qué tienen ellos que ver con el “águila jovial” de la primera Pítica Píndaro? No han cruzado las “grutas friolentas” de Maldoror ni han sido el gran pájaro blanco de Edgar Poe en el cielo extinguido de Arthur Gordon Pym. El albatros de Baudelaire o el pájaro torturado de Coleridge tampoco fueron sus familiares. Pero como son de la realidad, no de fábula ni de cuento, llenan el espacio poético del hombre, conducidos por un trazo real hasta los límites de lo surreal.

     Pájaros de Braque, y de nadie más… Inalusivos y puros de toda memoria, siguen su limpio destino, más asombradizos que una bandada de cisnes negros en el horizonte de los mares australes. La inocencia es su edad. Su suerte corre al lado del hombre. Y se elevan al sueño en la misma noche del hombre.

     Sobre el orbe del más profundo Sueño que nos vio nacer, pasan, dejándonos en nuestras historias de ciudades… Su vuelo es conocimiento, el espacio es su alienación.



Washington, marzo de 1962.


En: Pájaros y otros poemas, Visor, Madrid, 1976. Traducción de: Manuel Álvarez Ortega.
Saint John Perse (Marie-René Auguste Alexis Léger, nacido en Guadalupe, colonia francesa de las Antillas, el 31 de mayo de 1887 –  Giens, Francia, 20 de septiembre de 1975). Foto: Jmp

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