POESÍA PURA
A Alberto Hidalgo
Sollozos
tumefactos que no logran cruzar la garganta.
Frentes
haciendo de lápidas a pensamientos ausentes.
Niños que
ya no son meros aprendices de viejos.
Se fusilan
las ideas insurgentes un poco antes del alba
y se degüella
todo grito pionero o de alerta.
Es forzoso
a los más el ingreso en la Legión Extranjera del Hambre.
El sudor
del salario es más copioso que orines de camello.
El esqueleto
curiosea a través de muchas pieles y desocupados
y
mendigos desfilan con el féretro al hombro.
Los soldados:
soldaditos de plomo usados como proyectiles.
Las mercenarias
custodian en todos los rincones
la
fecundidad de las matronas y la fragilidad de las doncellas.
Los pabellones
patrios deviniendo meras hojas de parra.
Y la
civilización cultivando fábricas de armas como macetas de alhelíes
regadas
por el Jordán de aguas servidas que bajan desde Roma.
Todo esto
y por encima de esto
los
cocineros que se desayunan cada día
con el
expolio y el crimen perfectos,
la
cofradía de los hartos, aunque nunca del todo,
que
devoran después del banquete sus propios vómitos.
El terrateniente
que quiere usar de alfombra un mapa.
El cardenal
de barriga mitrada y secretos blindados.
El general
que tiene de retaguardia un cementerio.
El banquero
llevando a la manicura sus uñas de hiena.
El juez
y el polizonte sirviendo de muletas
a la
casta que ha perdido el uso de las piernas y el bochorno,
y el
político alando a la democracia de avemaría y dividendos
con
urgencia de esfínter relajado.
Sólo que
ninguno sospecha que el hipo de los sumergidos
se
alza ya como un géiser enviado del infierno a los cielos
para intentar,
oh poetas, el lavado del mundo.
En:
Insurrección del poema, Colihue, 1979.
Luis
Franco (Catamarca, 15 de noviembre de 1898 – 1 de junio de 1988). Fue albañil,
agricultor, hachero, poeta y narrador. Foto: Jmp
No hay comentarios:
Publicar un comentario