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martes, 5 de enero de 2016

Luisa Futoransky, En mi boca todos los caminos de la vida


MESTER DE HECHICERÍA

A María del Carmen Suárez

Hay que comer un corazón de tigre joven
para tener afiladas las zarpas;
hay que llegar al centro de la estepa
y cortarle la lengua a un lobo hambriento
para poder hablar con la luna;
hay que peregrinar con los tarahumaras
para ser rico en silencio;
hay que sufrir el celo de todos los animales
para conocer los ritos del amor.

Recién entonces, mujer,
ve al encuentro de tu hombre
y camina a su lado por las estaciones;
no vuelvas la cabeza para llamar a tu inocencia
porque con ella alguien prepara
un nuevo sortilegio.


CIRCERÍA

A estos hombres
los transformé en versitos
y los confiné en libros y revistas
porque, con los tiempos
que corren, no es cosa
de andar encima procurándoles bellotas
ni margaritas, para los días
de guardar.

En cuanto a Ulises, ése, de Itaca,
díganle que de áspides, sapos
y mastodontes como él
tengo llena la sartén.
Además, el juego (circense)
de las resurrecciones
no es más una especialidad mía.
Yo ahora, tejo.
Créanme.


VENDETTA

Para darte
flor de susto
me gustaría
disfrazarme
por un rato
de Ángel Exterminador.


RAZÓN DE ANATOMÍA

me he besado con poetas, pintores, cineastas
empleadas, jew princesses, rateros, hippies
ingenieros, tenores, guerrilleros

en mi boca todos los caminos de la vida

es tiempo/ de ocuparme de mis pies


MASATSUGO

El padre cose kimonos.
La madre trabaja de peluquera.
Masatsugo toca un tambor que se llama taiko
y duerme en el suelo del negocio.
La madre ayer llorando le dijo que basta de música
que hay que ganarse la vida de otra manera.
Fuimos al cementerio budista de los samuráis del barrio
a pasear con mi cachorro Tango.
Bebimos saké y nos acostamos.

Lo mejor que tiene es que aun dormido, se sonríe.


RESTAURANTE DE EKODA

singular hallarse aquí
ante una tevé, un buda con baberito
una pagoda en construcción envuelta en una lluvia tenaz y persistente
no una pesadilla, no un sueño renacentista con persas a la veneciana
sino madera y agua, agua, tablones y alguna rana desprevenida
me han servido ya el pescado crudo que late todavía
y no es ilusión de mi delirio
lo han partido en tiras finas y le han puesto un pequeño crisantemo en el corazón
y las flores y las algas le dilatan la agonía
porque la vida, según creo, suele tardar en despedirse

pero yo no he saboreado jamás la sangre del vencido
porque no tengo pasta de vencedora

en un peringundín de la estación ekoda
no sufro por muertos ni por vivos
me levanto, capeo la desdicha
y dejo que la lluvia me destiña, con paciencia


MEMA DE MEMO

cosas para hacer en otra vida
antes de que me olvide
como en ésta

darle una patada en el culo a más de cuatro
ir a un concierto de rock tan fumada
revolear un gato por la cola
patear tachos de basura en la madrugada
bailando puro trompo
borrachita de amor


En: “De dónde son las palabras”, (antología, selección de Ana Becciu), Plaza & Janés, 1998. Selección para Aromito: Jmp.
Luisa Futoransky (Buenos Aires, 5 de enero de 1939). Foto: LF en FB.

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