Un hermano
Durante
cinco años
cerré
las puertas y ventanas
de
mi casa.
Entre
persianas y vidrios
se
acumularon cartas,
facturas
impagas, diarios
y
folletos, hojas secas,
arañuelas y polvo impalpable,
condones, tapitas de cerveza
y
hasta un gorrión muerto,
entre
otros regalos
del
tiempo.
El
día que abrí el ventanal
escuché
una canción olvidada,
la
luz entró crujiendo
sobre
los muebles,
el
aire se abrió paso
entre
vaharadas de niebla,
las
moscas retrocedieron
arrepentidas de su intento
y
unos pibes se pararon
a
mirar y comentaban por lo bajo.
Me
quedé un rato
observando el panorama
con
mis viejos anteojos para sol.
De
pronto cruzó frente a la ventana
una
muchacha de buen andar.
Me
acordé enseguida
de
mi profesor de biología,
de
pistilos y gametos,
la
división cariocinética,
cigotos
y blástulas,
hasta
que perdí la visión
de
esa grupa y su trote.
Después
me cambié
el
piyama húmedo
y
salí a comprar
queso,
salamín, maníes
y
una botella
de
fernet.
Diario
El viejo
escribe en su nikki
las impresiones
del día.
Su amiga
en Obaru
se ha roto
una pierna
y el hijo
la ayuda
como puede.
El viejo
quema unas hojas
en el jardín
agrega flores secas
de cerezo
y ruega
para que su ofrenda
llegue
hasta Obaru.
Las nubes parpadean
cuando sube
el humo perfumado.
El viejo entiende
que su amiga
ha recibido
la intención.
(inéditos)
Raúl Orlando
Artola (Las Flores, Provincia de Buenos Aires, 5 de diciembre de 1947).
Periodista,
narrador, poeta, docente y editor. Estudió en La Plata.
En 1975 se radica en
Viedma, Provincia de Río Negro.
Foto: FB.
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