La palabra no tiene hospitales
que le curen el mundo.
Funciones naturales la hieren
y sacarla para darle otras copias
es romperla, romper
su documento de identidad. La gracia
que le sonríe en las ventanas dobles
contra su frío dice
que sus límites desordenan los
movimientos de la necesidad.
Suntuosa ley que arrastra
decisiones sin cuerpo.
En cada rostro es un
piano perdido.
En “El emperrado corazón amora”, Seix Barral, Planeta, 2011.
Juan Gelman, Buenos Aires, 1930.
como estas? su espacio online es muy hermoso,esto es la tercera vez que hay visitado su pagina, bon trabajo!
ResponderEliminarhasta
Gracias, grass!
ResponderEliminarBello !!
ResponderEliminarGracias