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jueves, 31 de diciembre de 2009

20/10


TOMÉ EL CATALEJO PARA SABER QUÉ OCURRÍA

Tomé el catalejo para saber qué ocurría
En la otra orilla alcancé a divisar a Li Po
que levantaba su copa de vino
y bailando
como un ebrio
nos saludaba
se lo veía feliz y yo era feliz y la felicidad
un lugar común
tan común que nos pertenecía a todos

josé maría pallaoro

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CUÍDAME

(Pedro Guerra - Jorge Drexler)

Cuida de mis labios,
cuida de mi risa.
Llévame en tus brazos,
llévame sin prisa.

No maltrates nunca mi fragilidad,
pisaré la tierra que tú pisas.

Cuida de mis manos,
cuida de mis dedos.
Dame la caricia,
que descansa en ellos.

No maltrates nunca mi fragilidad,
yo seré la imagen de tu espejo.

Cuida de mis sueños,
cuida de mi vida.
Cuida a quién te quiere,
cuida a quién te cuida.

No maltrates nunca mi fragilidad,
yo seré el abrazo que te alivia.

Cuida de mis ojos,
cuida de mi cara.
Abre los caminos,
dame las palabras.

No maltrates nunca mi fragilidad,
soy la fortaleza de mañana.

_
A Madres y Abuelas, a HIJOS, a los compañeros, siempre
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miércoles, 30 de diciembre de 2009

Francisco Urondo – Mi tierra querida



MI TIERRA QUERIDA

Ya es hora de perder
la inocencia, ese
estupor de las criaturas que todavía
no pudieron hacerse cargo
de la memoria
del mundo al que recién nacieron.

Pero nosotros, hombres
grandes ya, podemos olvidar, sabemos
perfectamente qué tendríamos
que hacer para dañar
el presente, para romperlo.

Aquí nadie
tiene derecho a distraerse,
a estar asustado, a rozar
la indignación, a exclamar su sorpresa.



En: “Poemas”, Colección La Honda Casa De Las Américas, Cuba, 1984 (incluido en “Son memorias” -1965/1969-)
Francisco “Paco” Urondo nació el 10 de enero de 1930 en Santa Fe. Murió, combatiendo a la dictadura militar, el 17 de junio de 1976.

Jorge Rivelli – Uno de “El vidrio de los ojos muertos”



edgard alan poe y
su última copa en baltimore
hart crane y la hélice
dando vueltas bajo
un mar de bourbon
dylan thomas y
la hilera de dieciocho
vasos de whisky
jack kerouac en el camino
de tragos y desmayos
bukowski el bar
la sangre en el vaso roto y
poemas escritos en la botella
joseph brodsky
vinos encendidos como velas
en la marca indeleble del dolor
ernest hemingway
entre el mauser toros y tragos
debate cuentos
con la boca abierta
juan carlos onetti
profundiza el alcohol
durante tres años en cama
malcom lowry bajo un volcán
de tequila & tinta
robert lowell montado
en las estatuas de buenos aires
con un martini en la mano y
una aceituna en el ojal
jorge teillier y otro vaso
con la muerte
que bebe en el bar
osvaldo lamborghini
madre hogarth madre hogarth
calle corrientes y barcelona
inundadas de ginebra
todos brindando
en año nuevo y
364 días más
salud!!! a los poetas
mil poemas mil botellas
y un amor vertical

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En: “El vidrio de los ojos muertos”, inédito
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Jorge Rivelli nació en Buenos Aires en 1954. Director de la revista de poesía Omero. Su último libro de poemas publicado es “Las calles terminan en los bares”. Amigo de la casa que, por supuesto, invita.
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Foto: Jack Kerouac
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martes, 29 de diciembre de 2009

Joaquín Giannuzzi – El poeta standard


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EL POETA STANDARD

El poeta pequeño
se despierta en estado de alerta:
las palabras que amontonó en la noche
se le hacen imposible de retener
y corre a sentarse a la mesa al amanecer.
Así que a lo largo del día
suelta incesantes imágenes continuas,
olvida el desayuno
y otras necesidades menores del destino.
En resumen, un frenesí creador
pero de resultado artístico dudoso.
¿Pero quién podría decirlo, diseñar lo perdurable,
medir la exacta distancia
entre el entusiasmo y su obra?
¿Por qué el día habría de quedar perdido?
Lo que importa es poner huevos
no en eternidad sino en el tiempo:
allí donde los errores, rotas las cáscaras,
deben rendir cuentas a la luz.

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En: “Un arte callado”, Ediciones del Dock, 2008.
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Joaquín Giannuzzi (Buenos Aires, 1924 – Salta, 2004).
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Ana Laura López – Juegos en un recreo


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JUEGOS EN UN RECREO

Sabían que su sacrificio seria recompensado por Zeuz / maldito niño / acaso / sin monstruos / ¿cómo podrían conjurar el sacrificio? / saciar la sed de los buenos / de los normales / de los racionales / Delfine, diosa mitad serpiente mitad mujer / ensortijó sus cabellos dorados contra él / y dictaminó / serás tú quien purgue en la tierra del dolor / casi tantos lustros como tu misma existencia / 14 rayos / 16 años / fianza del dolor / existencia maldita / sacrificio / ese será tu castigo / por el bien de todos / necesitamos tu sacrificio / tu pubertad adolescente nos obliga / tu maldita figura nos provoca / tus ojos desgarbados e irreverentes nos ofenden / tu indócil existencia / Cronos, Dios del tiempo, concederá el rito / engulle y escupe al maldito / apliquen dolor / destierro / purguen su maleficio / el reino está garantizado / tus años en la tierra se pagarán / con igual tiempo / con igual dolor / prolongado / a un cordero de mi estilo / a un caníbal de mi estilo / la caja boba dirá / como el conejito de Alicia / fue justicia / fue sacrificio / un cordero a mi medida / un cordero maldito / alivio por su sacrificio / cierra la escena / el monstruo fue conjurado / se trataba de una excepción / nosotros somos justos / ellos malditos / sacer / sacrificables.

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Ana Laura López nació en Tres de Febrero, Provincia de Buenos Aires, en 1979. Socióloga, investigadora del Conicet. Actualmente, vive en Buenos Aires.
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domingo, 27 de diciembre de 2009

Daniel Freidemberg – Septiembre XV, XVI y XVII de “En la resaca”


Septiembre (XV)

Tiemblan las hojas,
con el viento, del fresno, y
las hace y deshace
su reflejo en el agua.


Septiembre (XVI)

Hace y deshace la
sombra del fresno
el viento en el agua.


Septiembre (XVII)

Lentos animales pesados: a veces
dejan pasar a alguien, corriendo, a veces,
se superponen, centímetro a centímetro,
braman, rezongan, buscando ventaja. A veces
se sueltan como por encanto y fluyen
igual que las hojas en la superficie del agua,
a veces se atascan. El mundo entero se atasca, a veces,
el mundo entero a veces brama, enredado en sí.

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En: “En la resaca”, Paradiso Ediciones, 2007
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Daniel Freidemberg nació en 1945 en Resistencia (Chaco); desde 1966 reside en Buenos Aires. Más DF en “Días después del diluvio, un block de apuntes”.
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Foto: archivo DF en fb
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sábado, 26 de diciembre de 2009

Giacomo Scotti – Dos poemas


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SOLO EN LA CAMA

Esta noche, ardientemente
he besado a una mujer
de pecho luminoso.
Se abandonó toda
y la bebí como
se bebe el agua límpida de una fuente
que brota en el monte
de una grieta de piedra.
La hice carne viva
de mi carne,
y ella no estaba.

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MIS PECES

Los he pescado todos
los peces del mar,
y todavía todos los peces
están en el mar.
Los peces que nadie
puede pescar.
Los peces de la tristeza
que huyeron de todas las redes,
los peces de mi juventud
lejana.
Peces de sombra
secretos.

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SOLO NEL LETTO / Stanotte, ardentemente/ ho baciato una donna/ dal petto luminoso./ Si è abbandonatta tutta/ e l’ho bevuta come/ si beve l’acqua a una fonte/ che scaturisce in monte/ da una crepa di pietra./ L’ho fatta carne viva/ della mia carne,/ e lei non c’era.
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I MIEI PESCI / Li ho pescati tutti/ i pesci del mare,/ e ancora tutti i pesci/ stanno in mare./ I pesci che nessuno/ può pescare./ I pesci della tristezza/ sfuggiti a tutte le reti,/ i pesci della mia giovinezza/ lontana./ Pesci d’ombra/ segreti.

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Traducción: Betina Lilián Prenz
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En: YO ES OTRO. Poetas argentinos del área rioplatense e italianos del friul Venecia – Julia e Istria. (De: “Cercando fiumi segreti -Buscando ríos secretos-, 2000), L`Harmattan Italia, 2006.
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Giacomo Scotti, Italiano y Croata, nació en Saviano (Nápoles, Italia) en 1928. En 1947 se establece en Rijeka, Croacia. Desde 1982 vive entre Saviano y Trieste y Croacia. Es poeta, narrador, periodista y traductor._

jueves, 24 de diciembre de 2009

Tom Waits – Christmas card from a hooker in Minneapolis


Que la poesía siga siendo el eco, esa respuesta a medias que encontramos en el cotidiano preguntar, goce y conocimiento; y en el mientras tanto, desde Libros de la talita dorada, Aromito y tuitos los espacios sensibles, brindo a la salud de todos: Chin chin, y hasta el fondo. josé maría
Tarjeta navideña de una prostituta en Minneapolis

Ey, Charlie, estoy embarazada,
y vivo en la calle 9,
justo arriba de una sucia librería
en la esquina con la avenida Euclid,
y dejé de drogarme,
y dejé de tomar whisky,
y el viejo toca el trombón,
y trabaja en la autopista.

Y dice que me quiere,
e incluso, pese a que no es su hijo,
dice que lo va a criar
como si fuera suyo.
Y me dio un anillo
que llevaba su madre,
y me lleva a bailar
todos los sábados por la noche.

Ey, Charlie, pienso en vos
cada vez que paso por una estación de servicio,
por toda esa grasa
que solías tener en el pelo.
Y todavía tengo ese disco
de Little Anthony and the Imperials,
pero alguien me robó mi tocadiscos,
¿qué te parece eso?

Ey, Charly, casi me vuelvo loca
cuando a Mario lo agarraron,
así que me volví a Omaha
a vivir con mi gente,
pero todos los que conocía,
estaban o muertos o en la cárcel,
así que volví a Minneapolis
esta vez creo que me quedo.

Ey, Charlie, creo que soy feliz,
por primera vez desde mi accidente,
y ojalá tuviera toda el dinero
que solíamos gastar en droga.
Me compraría un negocio de autos usados,
y no vendería ninguno de ellos.
Me encantaría nada más manejar un auto diferente
cada día, dependiendo
de cómo me sienta.

Ey, Charlie, por Dios,
¿querés saber la
verdad de esto?
No tengo esposo,
no toca el trombón,
y necesito pedir plata prestada
para pagar este abogado.
Y Charlie, ey,
me van a dar libertad bajo palabra,
vení el día de San Valentín.

_
Del álbum "Blue Valentine", 1978
_

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Carlos Aprea – Política liquida


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BIENES RAÍCES

Con una fina serie
de puntos y rayas sobre el plano,
dividieron el mapa de los afectos
y crearon
un bonito archipiélago
infectado de tiburones.

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POLÍTICA LIQUIDA

Lanzados al propio océano
bucearon
para llegar al fondo de la cuestión
y darse cuenta
que era solo el principio.

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YO NO FUI

El imbécil empuja los extremos
sin hacerse cargo de ninguno,
achica las veredas del entendimiento
y después pasea
por la avenida de la discordia
como un extranjero.

_
TRUEQUES

Con antigua elegancia,
él derrocha con ella
un cariño inexplicable.
Con moderna ansiedad,
ella lo convierte
en fugaces minutos
frente a una tragamonedas.

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EL JEFE

Todas las mañanas
tomaba la palabra
a grandes empellones,
sin dejar
una sola gota de réplica
para nadie,
así enfermó,
anónimo,
indiscutido
y solo.

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CABELLO DE LA EXPERIENCIA

A cierta altura uno ya sabe:
sin el pajar no hay aguja,
sin intemperie no hay cielo,
sin buen oleaje no hay mar.

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EL TRÁNSITO ME VUELVE FASCISTA

Antes no pasaba,
esto no me pasaba,
esto de estar hipertenso,
asido del volante,
dentro de esta caja de metal,
deseando que desaparezcan todos
los que me rodean
con sus cajas de metal,
y llegar sin obstáculos a casa,
no sé,
solo siento que
es el tránsito,
el tránsito que me vuelve fascista,
en ese punto,
preferiría bajarme,
dejar el auto por ahí,
donde quedan miles
de esos animales engorrosos
pesados e inútiles,
y seguir a pié
como cuando era una persona
relajada,
un peatón
anónimo y corriente.

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SALIR DEL FREEZER

Cuando hay nueva pelea,
la peor derrota
es persistir
en la derrota.

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En: “Conociendo gente se viaja / El pájaro de las cinco y media / This is the end, week end / Política liquida / Teatros”, Plaquetas de la talita dorada, 2009
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Carlos Aprea nació en La Plata en 1955. Publicó dos libros de poemas: “La intemperie”, 1999 (que se puede leer en POESÍA LA PLATA) y “Abrigo”, 2006.
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Foto: Archivo de la talita dorada.
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martes, 22 de diciembre de 2009

Néstor Groppa – Podando en casa


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PODANDO EN CASA

La imaginería del lucero
en la pared encalada
donde la parra enamora.

Bebe ahí,
a la madrugada,
agua de cal y lágrimas de parra.

Después, muda a la otra pared
– la del sol de tarde –
encalada también
y con el tilo asombrándola.

Por la sombra va tanteando
el lucero de la tarde,
el mismo de la mañana.

Vuelve su imaginería
siempre sola, en la estatura
del tilo y de la parra,
donde está sentándose la noche.

Me acompañó por la casa
la arena monda lironda del lucero.

Y a la noche lo contiene
en sonajero de estrellas.

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En: “Obrador”, Ediciones Buenamontaña, Jujuy, 1988
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Néstor Groppa (Laborde, Córdoba, 17 de junio de 1928) vive en Jujuy desde 1952.
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Foto: Pablo Aguilar
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lunes, 21 de diciembre de 2009

Wang Wei – Dos poemas


El cultivo de las letras no necesita del trato mundanal
Ardua es la ciencia de la filosofía, y, para lograrla, camino solo.
Amo los puros arroyuelos que serpentean entre las rocas.
Y amo mi rústica cabaña, tan sosegada en medio de los pinos.

*

Sentado, solo, entre los bambúes,
Toco el laúd, y silbo, silbo, silbo.
Nadie me oye en el inmenso bosque,
Pero la blanca luna me ilumina.


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Traducción del chino: Marcela de Juan. En: Segunda Antología de la Poesía China, Revista de Occidente, 1962.
-
Wang Wei (China, 701-761)
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domingo, 20 de diciembre de 2009

Aurora Venturini – La resignación



LA RESIGNACIÓN

     Ocurrió en 1976, tiempo en que no nos unía el amor, una tarde lluviosa otoñecida, me detuvo en San Telmo la vidriera de un anticuario. Mi capa pluvial ya no resistía el embate torrentoso cuando Sara (después me enteré del nombre de la dueña) me invitó a pasar al negocio mágico. Me resistía a regresar a La Plata. Un día, atrás, había desaparecido Pupi, la sobrina de Kika, mi amiga que falleció al año derrotada por la ausencia. Entonces me dominaba una extraña obsesión: coleccionar muñecas de porcelana, algunas semejaban criaturas vivientes. Dediqué una habitación de la quinta de City Bell, y ahí las reuní, cuidé con la prolijidad y cariño con que las madres protegen. Nenas y nenes sus nombres, los nombres de los chicos que iban desapareciendo. Tiempos difíciles que salvaba ofreciendo los cuerpecitos de las bambolas a las ánimas de los torturados. Así mismo, me salvaba de una claustrofobia incipiente que oscurecía más mis horas. Sara, la dueña del anticuario me ofreció una silla y desde la vidriera, ambas mirábamos el chaparrón. No nos animábamos a dialogar, dada las circunstancias, todos nos desconfiábamos. Pero Sara trajo un samovar para hacer el té y entramos en casi confianza. Sí, ella, judía temía a no sé qué, y yo peronista, sabía a qué. Finalmente nos abrimos a charlar. Llegado el caso, dije a la mujer, me suicidaré, no volveré a sufrir los golpes de 1956. Ella recogió la manga del saquito de punto, hasta el codo, y me enseñó el número que le infiltraron en el antebrazo cuando permaneció en el campo de concentración. Dije: “¿Cuando se dejarán de joder?” Ella respondió: “Nunca”. Empezamos a caminar el sendero infantil de las muñecas y le confesé que estaba falta de cuerpecitos destinados a las ánimas que sucederían a las ya contenidas en mis muñecas, el número de 179. Ella quedó pensando y de repente fue en dirección a un gran aparador de donde extrajo una bolsita de nylon. Volcó sobre la repisa los añicados restos de una muñequita, yo fui observándolos y en uno de ellos leí “CRANACH”. Mi torpeza en manualidades, me contuve, nunca recompondría tal desquicio aunque las piezas concordaban. No sé si Sara advirtió la sombra de una capa que de pronto desplegó su fantasma, envolviéndonos, supongo que sí. Aclaró: “¿Usted siente que un niño necesita abrigo?” Sara me dijo que si me animaba vendía el contenido de la bolsita por 100 pesos, y que si fracasaba en el intento, me los devolvería. Regresé a mi quinta de City Bell en colectivo. Algo latía en mi bolso de viaje: los añicos de porcelana. Alguien me protegía bajo una capa medieval, la sombra de Cranach. Entendí el mensaje durante la extraordinaria manualidad que me imponía. Trabajé toda la noche. En vela toda la noche con la sombra sentada enfrente, delicada y dramática, y así delicado y dramático mi esfuerzo, con gotitas de pega pega y lágrimas, nació la niña estirando los bracitos, ojitos felices, pies calzados con escarpas doradas, atravesando siglos, nieves, soles, ciudades, gente, y pronunció “upa”. Sonó mi teléfono. Pupi apareció. Muerta. Cranach: anticuarista. Pintor de Lutero y de Carlos V. comentarista de la Follie Parle de Holbein en 1523. Sus manos aliviaron mi torpeza.



En: LAS 12 Viernes, 30 de enero de 2009

Aurora Venturini nació en La Plata el 20 de diciembre de 1921. Poeta y narradora. LA MUJER QUE AÚN NO NACIÓ (me dijo hace un rato en charla telefónica). Felicidades, querida y admirada compañera.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Juan Octavio Prenz - Diana



DIANA

Toque de clarín al amanecer para despertar a
la tropa

Punto céntrico de un blanco de tiro

Nombre de muchacha argentina


En: Cortar por lo sano, Libros de Tierra Firme, 1987
Juan Octavio Prenz nació en La Plata en 1932
Foto: Diana Teruggi con su hija Clara Anahí Mariani.


Gracias al periodista y amigo Lalo Painceira, que nos acercó este texto:

DIANA

Conocí a Diana Teruggi en uno de los momentos más fructíferos de mi vida docente. Con Miguel Olivera Giménez habíamos conformado un equipo de colaboradores que se proponía romper con la chatura convencional y el correctismo simplón que entonces caracterizaba los estudios gramaticales y lingüísticos.
Me place citar esto, porque existen aún personas de memoria débil y proclives al orden fácil, que veían una mera improvisación caótica en lo que, en realidad, era un cuestionamiento serio del estado de cosas existentes, dentro y fuera de la Universidad. Una de las colaboradoras más eficientes era esa muchacha entusiasta, de pensamiento rápido y de una actitud crítica poco comunes que se llamaba Diana Teruggi. Se trabajaba, entonces, en función de un proyecto común. Se desestimaban las verdades reveladas y el estudio crítico era la única moneda de cambio. Recuerdo que entonces las clases eran sólo un comienzo; las discusiones entre docentes y alumnos seguían en los pasillos y terminaban en algún café. A menudo, el debate excedía el campo meramente lingüístico para adentrarse en la teoría de la literatura. Cómo no recordar que los estudiantes, víctimas de una aproximación meramente impresionista a la literatura, escucharon, entonces, por primera vez, nombres como los de Víctor Shklovski o de Jan Mukarovsky y tomaron contactos con sus teorías. Cito, en particular, estos dos autores, porque Diana mostraba un particular interés por los mismos. No era necesario ejercer ninguna autoridad, porque la única forma de autoridad conocida era el respeto intelectual por el otro. Y esta circunstancia era también una liberación para el docente y la instauración de un diálogo verdadero, que es la premisa a todo conocimiento.

En Belgrado me enteré de las trágicas circunstancias de su muerte. Una vez más, una parte retrógrada del país mataba a sus mejores hijos sin haberlos jamás escuchado. Era mucho lo que ellos habían dicho y mucho más lo que les quedaba por decir.

El tiempo por fortuna nos hace conservar algunas imágenes, frívolas en su momento, que se nos aparecen ahora como el signo de una larga dulzura. De Diana me quedan su sonrisa permanente, sus ojos siempre vivaces, que parecían revelar un asombro continuo. La recuerdo con un abrigo gris oscuro, ese andar apurado y esa manera, casi busterkeateana, de ordenar sus papeles. Anotaba todas las cosas que le interesaban, que es como decir el mundo entero.

Era clara. No sé de algún otro adjetivo que pudiera definirla mejor.

Juan Octavio Prenz

jueves, 17 de diciembre de 2009

Jacobo Regen – Margalit y otros poemas



PRELUDIO

Empieza la función.
Lo muerto en su lugar. Lo vivo, muerto.
Y todo este destierro
ya para siempre a mi disposición.


MARGALIT

Me ganaste la apuesta,
Margalit.

Y junto a la nostalgia
siento la angustia de perderlo todo
como si el muerto fuera yo.

Conmigo estás.

El alba
se derrumba ante mis ojos
y socava la tierra que nos une.

Bajo la misma sombra nos veremos.

Y no habrá más apuestas,
Margalit.


FANTASMAS

Tan solo mis fantasmas
saben lo que sucede
conmigo. Yo lo ignoro.


EL VENDEDOR DE TIERRA

Vuelve del horizonte
cargando tierra negra en sus espaldas.
Cuando llega lo aplauden los jardines
y se emociona el agua.
Y yo le compro tierra, y algún día
me tendrá que vender toda la carga.


PALABRAS

Sólo te pido que recuerdes
La luz de aquel amanecer
Que hemos amado tanto.
He derrochado contigo
Tantas palabras que creíste
Ciertas,
Que palpitaban,
Que vivían.
Y amé en ti mis palabras.
Cuando dejé de amarlas,
Te perdí.


Jacobo Regen nació en la ciudad de Salta el 5 de enero de 1935. Publicó: “Seis poemas” (plaqueta, Córdoba, 1962); “Canción del ángel” (Tucumán, 1964, Premio Ricardo Jaimes Freyre); “Umbroso mundo” (Buenos Aires, 1971); “El vendedor de tierra” (Salta, 1981); “Poemas reunidos” (Salta, 1992); “Antología poética” (FNA, Buenos Aires, 1996).

“El poeta está abandonado en el Hospital San Bernardo. Desde el 9 de diciembre, fecha de internación, sin nadie a su lado.”


GUSTAVO "CUCHI" LEGUIZAMON (en revista “Puerta Abierta” de la Universidad Nacional de Salta, diciembre de 1989): “Acá la gente, la única gente brillante de Salta, está al margen de la Universidad porque no la entienden. Ustedes escuchan el movimiento poético que hay en Salta... si vos hicieras que un Walter Adet diera una cátedra de literatura, los opas te dirían que no tiene título. ¡Qué hacés con esos opas! Tenés un Jacobo Regen que es el Jacobo Rilke...”.

Aurora Venturini - Génesis campera



GÉNESIS CAMPERA

La presencia de Yuna, ¿la recuerdan? la protagonista de mi novela Las primas, que ganó el premio de Página/12 el año pasado, sigue rondándome. Tanto insiste, que tendrá que aparecer en una segunda novela, estoy segura. Por ahora, aquí va lo que me ha dicho hace unos días:

“Leo los diarios a veces despacito y me fatigo y dejo. Lo mismo me ocurre con la escritura, pero la temática actual bien merece mi opinión que no es para mal de ninguno y no sé dónde leí ese párrafo que hago mío y devuelvo al autor porque nunca robé ni hurté. Y sigo. Que de una lectura me vino recordar que en Buenos Aires había un señor que ejercía derecho total del poder público, honra y vida de los habitantes y un día se fijó que la pampa estaba sola, pongo por ejemplo la pampa, pero el señor de marras miró el mapa de la Argentina en toda su extensión y longitud, y ya que estaba en palique con amigotes del club dijo tengo una idea y los amigotes arrodillados rogaron sea para bien y el señor les dijo que a cada uno de ellos entregaría alambres y que fueran con ayudante porque si no sería trabajoso para ellos y que lo vigilaran de a caballo a ver si alambraba tanto como el alambre daba, y que él sabía que el alambre podía con muchas hectáreas. Y que después permitieran a los zafios lugareños poner ranchos con china y todo y que trabajaran la abúlica tierra y que luego cosecharían pingües ganancias, y que él sabía que era así porque había procedido de tal manera a poco de asumir y declararse dueño de gente y hacienda. Y los amigos partieron cada uno con sus alambres enrollados y el siervo de la gleba al lado y ocurrió cuanto pronosticó el dueño de todos. Y tal fue que nacieron las chacras y las estancias y los chacareros y los estancieros. Hubiera resultado justicia si los hijos de la gleba tuvieran idéntico destino. Los hijos de la gleba pasaron a ser peones y algunos, peones golondrina porque carecían de una mínima parcela y los dueños ya aseñorados, que jamás pisaron la tierra vivían lejos jugando a la Bolsa como dicen, pero de esto no entiendo y por eso solo digo que los peones envejecían sobre los surcos o sobre lo que ustedes deseen hacerlos envejecer. Al final, solo sí, el derecho a un cuadradito de terruño para el sueño eterno.

Allá en las profundidades de las hectáreas empinaba el humo la chimenea de la estancia y el propietario nieto de uno de aquellos que recibió los alambres solía quedarse ahí, aunque no mucho porque Europa es mejor según dicen. Vociferaba rivalidades en pro y en contra mientras el campesino, hijos y nietos de aquéllos, tanto como él, vivía en el mismo tiempo de sus antepasados.

Más adelante criaron vacas y ovejas y cuando éstas se multiplicaron llegaron los camiones a levantarlas del campo. Mientras tanto allí estaban firmes los hijos de la gleba, esperando el cuadradito de terruño para lo que ustedes saben, el cuadradito que está esperando por todos, pacientes lectores.”





En: LAS 12 Viernes, 25 de julio de 2008
Aurora Venturini nació en La Plata el 20 de diciembre de 1921. Poeta y narradora.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Aurora Venturini – Vampirismo


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VAMPIRISMO

Lulú ordenó a su mamá: “Mami, sentate en esta sillita que voy a tomar teta. Estoy hambrienta. Te hice caso, saqué diez en la lectura. Ya estudié”.
Mami, muy delgada, en actitud sufrida, se sentó en la sillita. Sacó su pálida teta y la ofreció a la vampiresa, quien empezó con suavidad pero siguió enfervorecida al punto de que la mamá desfalleció unos minutos.

Lulú Juria tomó teta diaria hasta los diez años. A lo largo de estos tiempos, mientras acomodaba la famosa sillita, vociferaba enfurecida: “Ustedes se ríen... pero Lulú toma teta igual. Mamá comentaba con tía Juli que no sabía cómo destetarla. La nena, ya de 12 años, se destetó sola cambiando el pezón materno por un chupete de goma que portaba en su cartera escolar y que de cuando en cuando extraía para chupar lujuriosa. Lulú Juria era cabezona tipo caballuna, sostenía la gran testa un cuellecito fino, a punto de quebrarse.

Pasó el tiempo, y la niña vampiresa cambió un tanto, pero no por eso varió su hábito. Chupete ya no. Ahora succionaba cualquier saliencia o promontorio. Le gustaba el cine acompañada de una amiguita, quien nunca veía cuánto ocurría a su lado entregada totalmente al espectáculo del telón mágico. De ahí que jamás notó que Lulú dirigía su pequeña manecita a la vecindad masculina de turno, y cual si fuera un flautista de orquesta succionaba y resoplaba. No puedo, no debo describir aquí en detalle aquello tan fácil de deducir sobre todo porque el avecinado casi siempre era un doncel. En conocimiento del hábito succionador de la vampiresa, los donceles y no tan donceles revendían la entrada de aquel cine por el doble de su valor asegurando tácitos al comprador que el número vivo significaba tesoro lujurioso para guardar en el cofre de la memoria. A consecuencia de aquel hábito, comprendan, pacientes lectores, se le alargó una trompa, cuyos labios superarían en la actualidad a los labios de Angelina Jolie. Si salía sola, buscaba compañías extraordinarias que, a pesar de ser fuera de lo común, le duraban una única vez, dado que los chupetones alejaban al más atrevido que salía prometiéndose que jamás volvería a acercársele. No conforme con absorber caudalosos ríos de líquido humano, resolvió licuar identidades. Y apropiárselas. Con tal caudal ganó concursos, lides sin par, fama, aplausos y felicitaciones que le excitaban la lujuria.

No sólo identidades, siguió con conductas y con bienes raíces. La trompuda, ya en la madurez, chupaba nombres, honras, famas, honores, corazones de pureza innegable y cuanto a su olfato bestial se ofreciera. Dejaba tales huellas al rozar cual dejan las babosas. Cruel, devastadora de la mamá, Lulú, no obstante, murió virgen.

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En: LAS 12, 27-03-09
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Aurora Venturini nació en La Plata el 20 de diciembre de 1921. Poeta y narradora.
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martes, 15 de diciembre de 2009

Mario Trejo – Gatsby Blues



GATSBY BLUES

Tengo amor y lo doy
Alguien me extraña
Otros me necesitan
Tengo recuerdos inmortales
Y olvidos de ruedas que giran al revés

Pienso toda razón
Y siento como un místico
Mi Yo hizo las paces con el Otro

Sólo me faltan 900.000 dólares para ser feliz


a Enrique Villegas


En: “El uso de la palabra. Antología personal”, Ediciones Colihue, 2004.
Mario Trejo, La Plata, 1926.
Foto: Enrique “Mono” Villegas (Buenos Aires, 3 de agosto 1913 – 11 de julio de 1986)
MONO VILLEGAS

domingo, 13 de diciembre de 2009

King Crimson - 21st Century Schizoid Man







En: “In the Court of the Crimson King”, LP publicado el 10 de octubre de 1969. King Crimson: Robert Fripp - guitarra / Greg Lake - bajo, voz / Ian McDonald - teclados, flauta, mellotron, coros / Michael Giles - batería, percusión, coros / Peter Sinfield – letras.
Tapa LP: Barry Godber (1946–1970).
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viernes, 11 de diciembre de 2009

Jorge Aulicino – I de “Cierta dureza en la sintaxis”



I

Cierta dureza en la sintaxis indicaba la poca versatilidad
de aquellos cadáveres; el betún cuarteado de las botas
y ese decir desligado del verbo; verbos auxiliares,
modos verbales elegantemente suspendidos, elididos,
en la sabia equitación de una vieja práctica.
¿De que hablás, de qué hablás? Pero si fue ayer…
Fue ayer… Estabas frente al lago de ese río:
qué lejana esa costa, qué neblinosa y mañanera.
Lo tenías todo, no te habías arrastrado en la escoria
de las batallas perdidas antes de empezadas,
no andabas en el orín de estos muertos…
Lo comprendo, no era el Danubio, era el Paraná
que marea porque viene del cielo cerebral, pero aun así…
¿Se justifica la alegre inacción, el pensamiento venteado?
Abeja: la más pequeña de las aves, nace de la carne del buey.
Araña: gusano que se alimenta del aire. Calandria: la que
canta la enfermedad y puede curarla. Perdiz: ave embustera.








En: “Cierta dureza en la sintaxis”, Selecciones de Amadeo Mandarino, Buenos Aires, 2008
Jorge Aulicino, Buenos Aires, 1949. Poeta y periodista.
Foto: Club de Traductores Literarios de Buenos Aires.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Oscar García - Dos poemas


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RECETA PARA HACER UN POEMA

Tomar una dosis de locura,
puede ser una pizca o una cucharada;
depende de la intensidad de la pasión
o de la bronca o la melancolía.
Adicionarle un golpe de belleza
con hojitas de cadencia y ritmo,
el zumo de una metáfora,
la hebra de una imagen,
salpimentándolo al final.
Con la espumadera quitarle lo que sobra
y los vestigios de asonancia y rima.
Si al probarlo no satisficiese
desmigajarlo lentamente
y almacenarlo dentro del corazón
para que el latido
lo moldee en dardo o en caricia.

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NADIE

Nadie puede trocar la piedra en oro.
Ni hacer que un asesino se apiade de la víctima.
Es decir, algún día
inventarán una aguja más grande que un camello
para que éste pueda pasar por su ojo
pero nunca la lágrima herrumbrará ojivas nucleares.
Sin embargo, los jazmines
-que nada saben- perfuman a sabios y suicidas.
Y existe algo inmutable
que contempla este mundo
que gira y avanza como un ciego
en una calle desconocida,
sembrada de cadáveres y mariposas.

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En: “Sueños compartidos”, revista de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, número 5, diciembre 2009. Foto: jmp
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Oscar García nació en Buenos Aires en 1927.
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martes, 8 de diciembre de 2009

Héctor Libertella - Siete en “Zettel”





SIETE

Visto así, desde la barra,
un vaso no es un “vaso” sino un
pedazo de vidrio con la boca abierta.



73
Pronóstico de los chicos que algún día jugarán a la literatura con los ecos del hombre.

74
TRADUCIDO de Zettel, de uno de los papelitos de Wittgenstein: “¿Qué ocurre con los dos enunciados: ‘esta hoja es roja’ y ‘esta hoja tiene el color que en castellano se llama rojo’? ¿Dicen ambos lo mismo? ¿No depende esto de cuál sea el criterio para que un color se llame ‘rojo’ en castellano?”.

75
NO IMPORTA que la novela clásica de Cervantes parezca verosímil, convincente o segura de sí porque, incluso, el lugar llamado La Mancha podría traducirse (sin disparate alguno) como una mancha de tinta, o de salsa de tomate, y ese lugar de la mancha de cuyo nombre alguien no quiere acordarse puede ser, literalmente, la bragueta de un pantalón: el lugar avergonzado donde cayó esa mancha. (Seguir este procedimiento a lo largo de todo el Quijote a ver si aparece, aquí y allá de pronto, un Lewis Carroll agazapado.)

76
Siniestro sería lo exótico que está presente en la estructura familiar de un edificio. Lo que debe estar ahí porque, si no, el edificio se derrumba.

77
El grafismo, ese suspenso del sentido, ese molde hueco como hueco es el molde donde se alojan los ojos, a la espera de todos los efectos que luego le serán leídos, así el grafismo y, en el otro extremo, el vagido (dos manifestaciones antiguas y muy infantiles). ¿Qué política vaticana emplea el bebé para llamar la atención de sus padres? ¿Cómo es posible que ellos lean y disciernan perfectamente varios tipos de demanda en lo que es, apenas, un mismo llanto? ¿Cómo intervendrá la mezcla de perversión y deseo en este tipo inaugural de traducción? En literatura parece haber textos igualmente vaticanos. Se rozan con una instancia última: el idiolecto, que aquí pasa por ser otra de las formas del vagido. (Dar nombres y títulos.)

78
¿El carácter literario en estado alquímicamente puro si parece perdido en el papel? Tal vez. Habla desde ningún lugar intelectual porque simplemente tachó el centro y, en eso mismo, instala la posibilidad de una nueva lírica o la recuperación de la lírica, a secas: la del que está suspendido, exonerado o soñado momentáneamente hasta de la caja negra de sus propias creencias y convicciones. Una caja (tipográfica) llena de letras, pero con un escritor ausente.

79
Atraer la cosa concreta: de trahere, tractus, por el camino abstracto. Es posible. (Volver a esto con una pincelada de Kandinsky, una sola.)

80
Hipótesis. En las celdas del mercado no hay papel; cualquiera puede escribir en la pared. Y si no hay paredes el retendrá en el paladar los restos que le devuelva su propia canción, su canción de ausencia. ¿Así rezaba Cicerón?: “Lanza palabras fuera de la boca, y en la gruta de esa boca (rajadura, unión, juntura, grieta, comisura) escucha como memoria o eco lo que evoque ese canto que se va como el viento”. (¿Ya cité esto, la más curiosa paradoja? Cicerón hablando de “palabras que se lleva el viento” cuando en el mismo momento introduce la taquigrafía en Roma. Cfr. “Tachygraphy”, en The Oxford Classical Dictionary.)





En: “Zettel”, Editorial Letranómada, Colección Biblioteca de Autores Argentinos, Córdoba, 2009.

Héctor Libertella, Bahía Blanca, 1945 – Buenos Aires, 2006.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Daniel Freidemberg – Marzo, II, III y IV de “En la resaca”


Marzo

Formas rectangulares – una roja, una
verde acerado, una azafrán –, enormes,
al disiparse en la mañana la niebla: containers.


Marzo (II)

Rectangulares, enormes, pesados,
paisaje de containers
acumulados, tapando todo,
como si fuera eso
la realidad. Depositados,
como la realidad.
No hay otra realidad, acá.


Marzo (III)

Rectangulares, enormes, pesados,
paisaje de containers
tapando todo: ¿la realidad?
Esa materia acá depositada
no sé para qué, ¿no es
la realidad? Depositándose
fue, ¿por qué no va a ser
la realidad? ¿Por qué la realidad
debería ser, no esto, otra cosa?


Marzo (IV)

¿Detrás de los containers, qué?
El río, seguramente, y el cielo. ¿Y
detrás?

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En: “En la resaca”, Paradiso Ediciones, 2007
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Daniel Freidemberg nació en 1945 en Resistencia (Chaco), desde 1966 reside en Buenos Aires. Más DF en “Días después del diluvio, un block de apuntes”.
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Foto: archivo DF en fb
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viernes, 4 de diciembre de 2009

Luis Alberto Spinetta – Pido disculpas



PAISAJE

La carne nieva
vestida de perla
y los rostros se cubren de gases.

Las plantas adornan.
El cuero gime.
La voz se quema en el patio
de las benedictinas.

El suelo baila.
La paz es hueca.
Dentro de su humo
se gesta un diablo sereno.

La fruta cuelga.
Los trozos del cielo
vuelan por el aire.
La piel se esparce
luciendo su hueso.
Y en los aljibes de la limosna
un gato masca las grises monedas
y el enterrador husmea
la ventana de tierra.

La calle resbala
desde la montaña
y el enjambre del verde
descubre su panza.

La paz es hueca
la paz es falsa.
Dentro de su humo
se engendra un diablo
se carcome el topo
se infarta el pájaro.


PIDO DISCULPAS…

Pido disculpas
a los días de Pascua
por haberme roto la boca
con el humo de la adormidera.

Pido disculpas
a la gloriosa peluca
por haberla pisado
con mi aplanadora de estiércol.

Pido disculpas
a la muerte
por haberme reído
mientras transcurría.

Pido disculpas
al enano
por haberle vomitado un calibre.

Pido disculpas
al blanco asiento
por haberle escrito
mi nombre con sangre.

Pido disculpas al ratero
por haberle robado
la joya robada
y haberla arrojada a su cráneo.

Pido disculpas
por haberme borrado
de la foto a pinchar.

Pero no pido disculpas
por la alegría que tuve
sin saber por qué.


TRASPASÓ LA LUZ…

Traspasó la luz un germen que era indómito,
y atravesado éste,
vaciló un instante.

Luego recobró su paso en la marcha uterina.
Sintió que iba a producirse un momento de magia:
Una ovulación.


En: “Guitarra negra”, Ediciones Tres Tiempos, Buenos Aires, 1978.
LAS, Buenos Aires, 23 de enero de 1950.
Foto: Tapa de “Guitarra negra”. jmp
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jueves, 3 de diciembre de 2009

Glauce Baldovin (1928-1995) – La herramienta y otros poemas


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EL FUEGO

I

Soy la Señora del fuego. Regreso de los infiernos donde fui a
apagar la sed que el agua no apagara.
Señora de todos los ardimientos, las fogatas, los incendios
aquí estoy, abrasada mi piel y mi carne: sólo huesos.
Ya que clavada como pira entre las llamas ellas creyeron
devastarme
más sólo transformaron en cenizas mis ramas, mi tronco, y sus
capas protectoras. Hasta mis raíces. Hasta mi albur.
Pero les arranqué el secreto y conservo intacta mi cofia, la protejo
en mis puños para que conserve el calor hasta encontrar tierra
propicia y enterrarla otra vez. Como fue al principio
Prometeo, prendido a mi esternón, así me lo exige. Y yo soy su
sacerdotisa.


El secreto del fuego es el secreto de la humanidad, el de la tierra,
las aguas, los astros.
Es mi secreto. Y he de llevarlo conmigo como bruja que sola fuera
aprendiendo hechizo tras hechizo.
La maga, la yatiri.
Y tendré que cuidarme de las conjuras de aquellos que creen en la
pureza y tienen enmohecido el cerebro y el corazón.
Ya que soy la más pura entre todos los seres pues Él ardió mi
cuerpo pero también ardió mis pecados y mis inhibiciones.

De: “Poemas”

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LA VIDA

No es una espiral. Es un círculo.
Cerrado y perfecto.
Fundamentales problemas matemáticos
podrían resolverse con su diámetro
sus coronas
sus trapecios.
Llegaría a saberse si realmente existe vida en
Júpiter
se curaría el cáncer
se daría al zodíaco un lugar prominente.


Pero este es mi círculo.
Cerrado y sin perspectivas.
Lo cuelgo en una cadena alrededor del cuello
y me golpea acompasadamente el corazón.

De: “Poemas crueles”

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LA HERRAMIENTA

Esta hoja de lirio como un bisturí por la escarcha
esta tijera cuyos ojos miran un tiempo sin espacio
-donde todo es fin todo comienzo-
esta laminilla de bronce labrada en arabescos. Afilada. Afilada.
O esta cuchillita de cabo tachonado por un solo clavo
me caben en la mano
y pueden, con dulzura, atravesarme la garganta.

De: “El rostro en la mano”

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SATANÁS

Quién dijo Demonio que sólo hay siete infiernos?
Son setenta y nueve y después la nada. El silencio donde te meces paciente como un suave gato suave
como las cenizas como la garúa
y sueñas con ser ángel de alas celestes.
Oh, tus locos desvaríos, Diablo! Conminado a vivir en el fuego, a ser la primera imagen del terror y el miedo.
Nadie sabe tu amor por las verbenas los trenes los barcos los corderos
y un alfeñique rosa para tenerlo en la boca mientras sueñas con la lluvia.
Amador de las aguas: tempestades, ríos, rocío. Océanos que por siempre te serán negados
arroyos que la lluvia forma contra las aceras. Tú, que quisieras jugar con naos de papel de seda; mandar con ellas enigmáticos secretos.


Oh, Diablo, oh, Demonio, oh, Satanás!
Qué remanso habrá en mi sangre para que puedas apacentar dulces hierbas, para que goces el ocio y la creación devenga.
-Tanto es tu trabajo con la horquilla siempre a cuestas!-
Ven a jugar conmigo esos juegos tuyos increíblemente absurdos.
Genio de lo diferente, último romántico, transgredamos juntos esta sociedad hipócrita de indiferentes, criminales, tecnócratas.

De: “La promesa”

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IX

Ordeno los libros me detengo en cada uno lo apretujo
Homero Teócrito San Juan Manrique
Whitman Brecht Rilke Perse
El Popol Vuh Galeano Carpentier
Rulfo Poe Hesse Borges Vallejo.
Que por ósmosis me vayan penetrando.

La Soledad acaricia un sobre saca el papel.
Mientras lee solloza hunde la cabeza en las manos.
Me asomo por sobre su hombro:
es una carta de nuestro hijo secuestrado
fecha abril del setenticinco en las Cataratas
donde me dice
“aquí todo es luz verdor quisiera ser una pantera alada”.

La Magia revuelve hurga en los cajones.
Artera imperativa
pone en mis manos el documento de la Teología de la Liberación
que tanto nos lacera.
Tanta luz dice la Soledad encendiera en estas horas aciagas.

Con su dedo verde nervado la Magia señala un párrafo.
¡Oh pérfida maldita bruja amada!
Comprendo su mensaje.
Llevarlo a la poesía hacerlo de todos salvarnos.
Solidariamente salvarnos.

De: “Nuestra casa en el tercer mundo”

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Selección de textos: Concepción Bertone.
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martes, 1 de diciembre de 2009

Glauce Baldovin o “La señora del fuego”


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GLAUCE BALDOVIN O “LA SEÑORA DEL FUEGO”

Por Julio Castellanos

Glauce Baldovin (1928-1995) es una de las figuras mayores de la poesía de Córdoba. Aunque de concepción inequívocamente “sesen(seten)tista”, su primera publicación es “Poemas”, de 1987, que incluye el conmovedor “Libro de Lucía”, el que con su posterior “Libro de la soledad” (1989) señala uno de los momentos realmente ponderables de la poesía argentina.

Su estética incorpora el poema al curso de lo narrativo: son sus trabajos verdaderas historias (es decir ficciones verosímiles, un poco al estilo del Edgar Lee Master de la Antología de Spoon River). Por lo general, sus libros toman un tema que es paulatinamente desarrollado con un alto contenido de lirismo. Por otra parte, la poeta se concede el derecho a articular enunciados de carácter ideológico o político (al modo de la llamada poesía comprometida) sin permitirse que mácula alguna atente contra la belleza formal del poema.

De su obra, en gran parte aún inédita, se han publicado, desde 1987 a la actualidad, los libros “Poemas” (Libro de Lucía, El fuego, El combatiente); “Libro de la soledad”; “De los poetas”; “Libro del amor”; “Con los gatos el silencio”; “Libro de la soledad” - “Nuestra casa en el Tercer Mundo”; “Poemas crueles” (De la violencia, el terror y el despojo y El ángel aherrojado); “Libro de María” – “Libro de Isidro”; “Yo Seclaud”; “El rostro en la mano”; “Promesa postergada” y “Huésped en el laberinto”.

Alejada de artificios, su poesía recorre líneas precisas por dos carriles fundamentales: el de un discurso en el que predomina una narración de fuerte pero equilibrado tono emotivo de construcción de la subjetividad y el de un cuerpo que transparenta apelaciones de carácter social. Ambos, el campo de la “poesía pura” y el de la poesía “instrumental”, forman en su corpus una entidad sólida. Cada libro es una obra que se abre y se cierra: la voz poética los estructura con una intención (in-tensión) que desarrolla un asunto siguiendo sus ramificaciones, sus expansiones; creando una arborescencia propia.

(…) pocos, como ella, lograron con economía de recursos o el uso de recursos tan básicos como la comparación o la prosopopeya, una expresión honda, cabal, ajena tanto a la autocomplacencia como a los desbordes; alejada de las identificaciones meramente sensitivas.

Todo esto sin transitar por un camino “cerebral”; sin renunciar a lo más genuino de la emoción poética, de la manifestación de esa poesía que muestra una superficie ensamblada por articulaciones profundas; superficie muchas veces temblorosa que trasluce una voluntad comunicativa, en la que es posible el verse del lector, vuelto amable cómplice.

Acaso por aquello de que la poesía es “expresión de la interioridad”, y que es habitual la confusión de interioridad y biografía, es una fácil tentación apelar a las tribulaciones biográficas de un poeta; el hacer de ese acontecer una suerte de herramienta apta para la “explicación” del poema.

En rigor, el poema sólo debe justificarse por sí mismo. Más aún, pareciera que cuando el texto se separa de su ejecutor adquiere su propia carnadura, su verdadero sentido en el bosque simbólico de lo dicho. Y en este sentido trabaja el tiempo, erosionando el cuerpo del enunciante; facilitando, con esta erosión, la construcción de lo escrito como el único cuerpo posible, el único expuesto; puesto fuera del sí mismo, integrado en el discurso de lo otro.

De todas maneras no resulta, en algunos casos, impertinente alguna mención a ese transcurso que llamamos vida. Más, cuando la palabra escrita resulta una suerte de expulsión, de materialidad emanada en la duración de ese transcurrir: es el caso de Glauce, que supo hacer de su historia (de su vida, de su cuerpo) un texto.

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Fragmento seleccionado por Concepción Bertone de un ensayo sobre “Glauce Baldovin en la poesía de Córdoba”, del poeta Julio Castellanos.
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lunes, 30 de noviembre de 2009

Eduardo Darnauchans – A mis hermanos



A MIS HERMANOS
(Eduardo Milán – Eduardo Darnauchans)

soy de una generación hambrienta desprovista
soy de una generación hambrienta desprovista

amo a mi mujer, yegua salvaje
de huesos alados, como su boca
húmeda de polvo y saliva
amo a mi mujer, que hizo sangrar el vientre de su madre
salina y húmeda
el día de la boca bien abierta y lágrimas

soy de una generación hambrienta desprovista
soy de una generación hambrienta desprovista

amo a mi hombre, perro en celo
de cuerpo entero
destilado suda
por los poros
y los vuelos

amo a mi hombre
y sangro mi padre
en el momento decisivo
para mi aparición y regocijo

soy de una generación hambrienta desprovista
soy de una generación hambrienta desprovista

ando, busco la caricia, el roce
para repartir
para repartir a manos enteramente llenas
de vidrio picado

soy de una generación hambrienta desprovista
soy de una generación hambrienta desprovista


En: “El Ángel Azul”, CD de Eduardo Darnauchans (Montevideo, 15 de noviembre de 1953 - 7 de marzo de 2007), Uruguay, 2006.

A mis hermanos

sábado, 28 de noviembre de 2009

Miguel Ángel Bustos – Fragmentos de “Visión de los hijos del mal” (2)



FRAGMENTOS

16
Electra, premonición de la Virgen María. Embarazada por el Espíritu de su padre engendra el crimen.

17
Un pájaro canta. Canta la canción de la sangre en un mundo de polvo y agonía.

18
Sol, recobra en tus fauces el mar que te ha sido prometido.

19
¡Oh, mapa de tu boca, mar de tu vientre, infierno de tu sexo!

20
Escucho la voz de las estrellas. Ella me dice que el espacio es infinito, que el tiempo es una utopía de nuestra sangre. Que las estrellas que habitan cada átomo de nuestro cuerpo también nos están oyendo. Que el clamor es total y desesperado. Que la muerte es un sueño del cual despertaremos en el reino alucinante.

21
Era un país de mármol con ríos de leche oscura y barcos de oro fino. El muro esmaltado del cielo estallaba en tréboles ardientes. Una luz espesa como sangre se llenaba las cosas y las almas.
En cestos de una paja desconocida morían cabezas humanas. Tras el horizonte saltaba un sol blanco herido, gotas de pus y mercurio se convertían en rayos. Alineados como en un bosque talado yacían cuellos de nieve. Un puñal despedía olor a vísceras y espanto.
El verdugo de aquel aquelarre de niños vengativos dormía junto al mar helado con sueño tranquilo.

22
Sobre la hierba bajo la cual respiraba suavemente el dormido, ella amó nuevamente con la misma pureza, con los mismos quejidos de placer y locura. Usó del mismo amor que clavado duraba en la memoria intemporal de aquel que anda en el Reino de los Muertos.

23
Creyó en dios, el dios perverso de sanguinario aliento. El altar es su cuerpo, sus pecados la hostia, la campana infernal su memoria.

24
Te ruego Monte Calvario que me protejas. Señor de la crueldad dame tu mal. Como eres dios me puedes colmar de mal. Haciéndome daño me salvas del mundo.

25
Herodes desde el cielo te ha gritado: Virgen, Virgen estrangula a tu hijo. Reina sola en las planicies del Infierno.

26
Toda madre mata a su hijo con el cuchillo del pezón.

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En: “Visión de los hijos del mal (1965-1967)”, Editorial Sudamericana, 1967.
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Miguel Ángel Bustos nació en Buenos Aires el 31 de agosto de 1932. Poeta, secuestrado y desaparecido por la dictadura militar el 30 de mayo de 1976.
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Foto: Tapa “Visión de los hijos del mal”.
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miércoles, 25 de noviembre de 2009

Miguel Ángel Bustos – Fragmentos de “Visión de los hijos del mal” (1)



FRAGMENTOS

Músicas
cerradas armonías cúpulas abiertas. De-
lirio lanzado al futuro.



1
Afuera oigo la lluvia, adentro siento la lluvia. Mi cuerpo de barro se deshace.

2
En medio de ruidos y terrores clama una voz. Llega a mí solo. Es el grito del espíritu que me posee. Adivino su mensaje. Mi horrorizada lengua sigue su ritmo maldito. ¿Hasta cuándo paredes de mi cráneo? Hasta que sea colmada la eternidad.

3
La única verdad que poseo es mi muerte. La única mentira es mi vida.

4
De la noche vengo. A la noche voy. Un solo relámpago de luz turbia mi cuerpo.

5
Esta espantosa reliquia del dolor: la alucinada memoria.

6
Los años de vacas gordas son los espejismos de la fiebre.

7
Recoge las uvas del mar.
Haz el vino del cielo. Embriágate con tierra.

8
De madera era el bosque, de carne tu cuerpo, de sangre el olvido.

9
Escribe mientras sea posible. Escribe cuando sea imposible. Ama el silencio.

10
En la Región de los cielos las piedras de los sueños van rodando en tus ojos.

11
Abre la puerta, la única puerta. La puerta del Sueño.

12
Mata el pájaro. Guarda el canto.

13
El Espíritu Santo a María: te haré concebir pero seguirás siendo virgen, para que yo no tenga celos de mi mismo.

14
¿Adónde me conducirá la locura que no sea al corazón de los hombres?

15
El dios de la antimateria teme la caída en el infierno de la materia.




En: “Visión de los hijos del mal (1965-1967)”, Editorial Sudamericana, 1967.
Miguel Ángel Bustos nació en Buenos Aires el 31 de agosto de 1932. Poeta, secuestrado y desaparecido por la dictadura militar el 30 de mayo de 1976.
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martes, 24 de noviembre de 2009

Julio Huasi – Increíble de César Vallejo


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INCREÍBLE DE CÉSAR VALLEJO

era en París, perfume en el sobaco y los pies sucios.
Aquel era el poeta del amour, aquel de la tristesse
pero vallejo se moría de hambre.
Hay quienes nacen con plomo en el trasero,
siempre caen sentados, ya se sabe.
Aquel lustraba con cuarzo sus revistas,
aquel volvía locas a las lunas
pero vallejo se moría de hambre.
Quién hubiera dicho, tan morocho mas
no llevaba la vaca no convidaba champaigne,
más bien parecía un argelino.
No devoraba ostras ni jabalí ni mejor me callo,
era un exaltado, se moría de hambre.
No se ponía capas de armiño, no llenaba
ollas y ollas de retórica, en fin,
estaba loco, era un poeta de verdad.
Estuvo lejos de la fiesta, ni lo llamaron,
le fregaban los codazos en la mesa
y en vez de probarse la sonrisa y el laurel
él se probaba su muerte querida,
tan solito estaba que nadie temía traicionarlo.
Antipático el cholito, del más pésimo gusto,
esos pantalones como nieblas palúdicas,
esa camisa con tardes y flecos y café
y horror dónde estaba la corbata.
Ay, no, las burguesitas no lo querían
y las pequeñas burguesitas tampoco lo querían,
en realidad ¿quién lo quería?
Esa peste no supo mantener una familia,
mayakovski ya se había horadado el sueño
otros lo harían de golpe o de a poquito.
La vie en rose, la luna jardinera
y lararí y la crepúsculo y la monamour y la…
Cuando reventó hubo muchas flores
pero ya no las podía comer.

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En: “Poemas”, Casa de las Américas, Cuba, 1971.
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Julio Huasi (Buenos Aires, 20 de marzo de 1935- 11 de marzo de 1987).
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domingo, 22 de noviembre de 2009

Aurora Venturini – El silencio



     EL SILENCIO

     Lo que voy a contar nunca lo conté. Pasaron ya veinte años de aquel suceso, durante los cuales acontecieron verdaderos prodigios científicos. Me animo ahora a escribir, apenas algo, sobre aquel episodio que me sucedió en la localidad de City Bell, esa ciudad cercana a La Plata.

     Vivía yo entonces en una quinta. Dormía frente a un ventanal horizontal que me permitía ver un campo de vacas y caballos, bastante amplio. Pero no tanto. Las noches plenas de los campos urbanos, que eso era aquel predio vecino a la urbe, no significa campo profundo, son noches bulliciosas, con grillos chillones, perros inquietos, rumores y otros ruidos inclasificables. El silencio rural aquí no existe.

     De pronto la llana llanura se platinó intensamente. Vi que algo descendía no desde una nave ni desde una intensa luz, no, desde una vibración inmaterializada. Reinó la paz silente más impresionante. Creció el silencio rural, casi con agresividad. No me es posible acertar cuánto duró la espectral maravilla. ¿Días? ¿Un segundo? Acaso me habré dormido y desperté cuando la empleada de servicio entró a mi habitación protestando porque opinaba que los cables de alta tensión caídos en el césped significaban peligro para los niños que levantaban cualquier cosa del suelo. Luego volvió desaforada. Las piletas de todas las quintas se habían vaciado, hasta el fondo. Después llegó el encargado de cortar el pasto, también desaforado. Quería saber quién había sido el mal nacido que le había quemado una buena parcela de achiras y rosales. Callé. Actitud extraordinaria de mi parte, que soy proclive al diálogo. Callé como respondiendo a órdenes que superaban mi costumbre de proclamar novedades. Una novedad que habría agregado un oropel a mi estatus de escritora en aquella ciudad. Me quedé callada. Lo que voy a contar, nunca lo conté.


En: LAS 12 Viernes, 14 de agosto de 2009
Aurora Venturini nació en La Plata el 20 de diciembre de 1921. Poeta y narradora.
Foto: Sauce en City Bell. jmp

martes, 17 de noviembre de 2009

Miguel Abuelo, Buen día, día



BUEN DÍA, DÍA

Buen día, día.
Día, buen día.

Buen día, perro, mujer buen día.
Árbol buen día, señora buen día.
Buen día, hijo, hermano buen día.
Buen día, día.
Día, buen día.
Soy todos tus olvidos
y de todos tus olvidos
aparece mi alimento.

Aquí tu libertad,
aquí tu intención
apelmazada de ser pájaro.
Aquí la piedra de tu risa.
Aquí... mi boca arriba y gritando
buen día a todo lo que pasa.
Yo soy el quedar roto de tu paso olvidado.
Y aquel que te camina, descalzo entre tus pasos.
Nada sé, no. Nada sé...

Buen día, día.
Día, buen día.

Buen día, sol, soles buen día.
Tontos buen día, señora buen día.
Buen día agua, fuego buen día.
Buen día aire, luna buen día.

Juntos cavaremos hasta la superficie de la tierra.
Tu dolor es amor transformándose en mundo.
Todo lo de buscar, ya fue encontrado.
Creciendo vengo desde antiguo informe
y una caja es tu cuerpo donde el dolor no cesa.

Buen día, día.
Día, buen día.

Embelésate ahora que estas vivo.
Este mundo era ya una loqueria.
Vamos... adelante.
Traerás todo junto,
llanura y vegetal entrelazados.
Agua sobre fuego y
fuego bajo tierra.
Sé bien que tus coros se pondrán contentos.
Que suba lo que crece
lo que se aparta, aparte
lo que vino, se encuentre
lo que se fue, se vaya.

Aquí voy yo,
el que rio y rió
bajo y sobre las vertientes.
Aquí voy yo,
el que tentó al amigo.
Oíd… qué hermoso río que sueña en ti llamando
Humano… Humano… Humano

El pensamiento corre.
El cuerpo baila.
Los ojos iluminan.
La voz llega y escapa.
¿Por qué trastocar la lozanía que hay en tu alma?
Ah! El yugo.
Ah! La enfrascadora jornada.
La estridente coraza.
Brindo contigo, Hölderlin.
Por lo gratis, la bendición etérea.
Y ólguense las manos serviciales.
La tares del amor,
creativo y fraternal.

Buen día, día.
Día, buen día.

Buen día, remanso, tempestad buen día.
Buen día, ruta, muerte buen día.
Buen día, día.
Hey! Y si hubieras contraído compromiso
con la muerte?
¿Y si hubieras muerto acaso?
Peleando
o creyendo.
¿O intentando escaleras para atrapar las espaldas
del cielo?
Habrías llevado gloria hacia allá
(sí, hacia desde donde ya no se vuelve)
Pero también, habrías dejado fábula, utopía
y polvo
entre mis cofrades mortales.

Buen día, día.
Día, buen día.

Pobre eres si no llevas repletas las arcas
de tu corazón.
Idiota perdido aquél que no se reconozca en un
odio insensato.
Qué imbécil no verá su pasión más desjuiciada.
Y qué clase de rico será quien no lleve todo junto
y en un solo puño
la psiquis y el latido de su pueblo.

Buen día, día.
Día, buen día.

He venido a mover y dar
marcha a la fanfarria.
Me fecunda la música que tonifica y cura.
Los poetas me acusan de deber ser valiente.
Las artes para siempre,
las musas sin cadenas.

Como, huelo, duermo, rio, beso juego…
Me recuesto cara al cielo.
y mi reposo goza en la paz de cada origen.
Buen día, día.
Adiós barcos anclados sobre torrentosas aguas.

Buen día, día.
Día, buen día.

No nosotros, regocijo del rocío
sobre narices esplendidas.
No, no, no, no nosotros
elásticos enhebradores de deseos.
No, no, no.
No, no nosotros
bravos Napoleones sin batallas.
El compromiso nunca ha sido un bálsamo para mí,
no, soy de aquí
yo, potro tenso
y me quedo para cantar y amar
desde un huerto manual en mis hermanos.

Buen día, día.
Día, buen día.


Algunas líneas de este texto pertenecen al poeta Hölderlin. 
Letra extraída del LP “Buen día, día”, Miguel Abuelo, 1984.
Miguel Abuelo (Munro, Buenos Aires, 21 de marzo de 1946 – 26 de marzo de 1988).


Gracias, Miguel 


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lunes, 16 de noviembre de 2009

John Berger – 8 ½



8 ½

¿Por qué no has leído ninguno de mis libros?

Me gustaban los libros que me llevaban a otra vida. Por eso leía los libros que leía. Muchos. Todos trataban de una vida real, pero no de lo que me pasaba a mí cuando volvía a abrirlo por donde lo había dejado la última vez. Cuando leía perdía el sentido del tiempo. Las mujeres siempre sienten curiosidad por las vidas de los otros; la mayoría de los hombres son demasiado ambiciosos para entenderlo. Otras vidas, otras vidas que has vivido antes o que podrías haber vivido. Y esperaba que tus libros trataran de otra vida que yo sólo quería imaginarme, no vivir; imaginarla por mi misma, sola, sin palabras. Así que mejor no los leía.

Hoy corro el riesgo de escribir tonterías.

Escribe lo que descubras.

Nunca sabré lo que he descubierto.

No, nunca lo sabrás. Lo único que tienes que saber es si mientes o tratas de decir la verdad, ya no te puedes permitir equivocarte en esta distinción.



En: “Aquí nos vemos”, Alfaguara, 2006. Trad.: Pilar Vázquez.
John Berger, Londres, 1926.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Leónidas Lamborghini – 10 de enero 1927- 13 de noviembre 2009




los trabajadores: encárgate.
los descamisados. encárgate. encárgate.
el pueblo únicamente: de allí vino. arriba: los pilatos lavándose:

mi calvario. la hora.
arriba: ¡esa es! ¡esa es! mi bautismo: cada.
¡esa es! ¡esa es!
los puñetazos. esto: cada golpe morir.
¡esa es! ¡esa es!
esto: cada golpe

nacer.




De: Eva Perón en la hoguera.
“Leónidas, el sacado” por Juan Sasturain
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