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domingo, 5 de febrero de 2023

CÉSAR VALLEJO Buenos días, José! Buenos días, María!




EL MOMENTO MÁS GRAVE DE LA VIDA

     Un hombre dijo:

     —El momento más grave de mi vida estuvo en la batalla del Marne cuando fui herido en el pecho.

     Otro hombre dijo:

     —El momento más grave de mi vida, ocurrió en un maremoto de Yokohama, del cual salvé milagrosamente, refugiado bajo el alero de una tienda de lacas.

     Y otro hombre dijo:

     —El momento más grave de mi vida acontece cuando duermo de día.

     Y otro dijo:

     —El momento más grave de mi vida ha estado en mi mayor soledad.

     Y otro dijo:

     —El momento más grave de mi vida fue mi prisión en una cárcel del Perú.

     Y otro dijo:

     —El momento más grave de mi vida es el haber sorprendido de perfil a mi padre.

     Y el último hombre dijo:

     —El momento más grave de mi vida no ha llegado todavía.


LA VIOLENCIA DE LAS HORAS

     Todos han muerto. 

     Murió doña Antonia, la ronca, que hacía pan barato en el burgo. 

     Murió el cura Santiago, a quien placía le saludasen los jóvenes y las mozas, respondiéndoles a todos, indistintamente: “Buenos días, José! Buenos días, María!” 

     Murió aquella joven rubia, Carlota, dejando un hijito de meses, que luego también murió a los ocho días de la madre. 

     Murió mi tía Albina, que solía cantar tiempos y modos de heredad, en tanto cosía en los corredores, para Isidora, la criada de oficio, la honrosísima mujer. 

     Murió un viejo tuerto, su nombre no recuerdo, pero dormía al sol de la mañana, sentado ante la puerta del hojalatero de la esquina. 

     Murió Rayo, el perro de mi altura, herido de un balazo de no se sabe quién. 

     Murió Lucas, mi cuñado en la paz de las cinturas, de quien me acuerdo cuando llueve y no hay nadie en mi experiencia. 

     Murió en mi revólver mi madre, en mi puño mi hermana y mi hermano en mi víscera sangrienta, los tres ligados por un género triste de tristeza, en el mes de agosto de años sucesivos. 

     Murió el músico Méndez, alto y muy borracho, que solfeaba en su clarinete tocatas melancólicas, a cuyo articulado se dormían las gallinas de mi barrio, mucho antes de que el sol se fuese. 

     Murió mi eternidad y estoy velándola.



En Obras completas 3, Laia B, Barcelona, España, 1983 / En Poesía completa 2, Página 12 – Losada, Buenos Aires, Argentina, 2006 / 
Poemas en prosa, escritos entre 1923 y 1924, corregidos y aumentados en 1929; se publicaron luego de la muerte del poeta. 
César Vallejo (Santiago de Chuco, Perú, 16 de marzo de 1892 – París, Francia, 15 de abril de 1938) / Selección y fotos: jmp / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

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