I
EL COMIENZO
JUNÍN
Puedo hablarte de aquel perro
abandonado en Junín,
de cómo se quedó lamiendo
mi niñez.
(Sí, verdes, más oscuros en invierno)
De los años que pisé montañas
coleccionando flechas ancestrales.
Puedo hablarte aún con timidez
del primer chico que besé.
(Sí, un montón de lunares)
De música, libros. Cuando doy
besos en los ojos
porque quiero amar o
estoy aburrida.
(No quiero estar aburrida)
Del Falcon de juguete
que dejó vendada a mi madre
hasta a los ojos
y de cómo nunca más comimos fideos verdes.
Puedo hablarte también
de cómo desearía que bajes
de esa gran cúpula
me escuches.
II
MERIENDA
Voy
a tomar un café, tal vez un té,
y
espero no encontrarte en el fondo
ni
siquiera en la borra de las tazas vacías.
Te
quiero de porcelana,
junto
a los juegos que no se tocan.
ELENA EN SEPIA
Elena
en su patio de Corrientes.
Elena
en su mundito de luto,
lee
al dorso de las plantas
tierra
que calla.
Se
siente en el aire cómo mueren los colores.
En
medio de este silencio,
¿alguien
levanta la mirada a lo que ya no crece?
Elena,
de haber un camino que me lleve
bastaría.
SUR
TEMPORADA BAJA
EL RÍO Y SU
CAJÓN
El
río azul hace un cajón de la mitad de mí
y
el sol lo intenta todo.
Confunde
mi pecho con los ojos de un suicida
y
él lo intenta todo.
La
corriente no arrastra su barba con restos de otoño.
La
corriente tira de mi pelo.
Tira
y tira,
arranca
todo un verano.
Me
quiere tanto que pica una cebolla por mí.
Mientras,
cuento
piedras como azulejos de baño.
Él
lo intenta todo, el fuego y la risa.
Heroico
y descalzo
rescata
mi ojota del río y su cajón.
El
río azul hace un cajón de la mitad de mí.
FUERA DE
TEMPORADA
HOMBRE ALADO
Hombre, ¿qué es lo que ves y tensa tu porte?
¿Será el tormento del don
que adivina tus pies en el suelo?
¿Qué harás, hombre?
Anclando
lunas con tu peso de niño.
Estás vivo y te inquieta el batir de tus alas.
Transparentes pero no invisibles
sentencian desolación.
Hombre, fruncís tu boca.
Pero es inevitable,
con mate se hincha el cuerpo.
No hay silencio posible.
Es inevitable,
tu voz siempre será ruido de calle.
¿Qué harás, hombre?
¿Anclando
lunas con tu peso de niño?
TEMPORADA ALTA
EL MES
Llegó
mayo a las retamas.
Tus
botas; el barro;
el
tiempo.
Te
habito.
—Quién
piensa en la lluvia.
En
mayo, tus botas se detendrán,
irás
por el acordeón,
por
fin tendré un refugio.
En
El río y su cajón (Alción Editora, Córdoba,
Argentina, 2014)
Julieta
Desmarás (Buenos Aires, 15 de noviembre de 1982) / Foto: jmp
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