Más
aun. Pensemos
en la reproducción mecánica. Casi una montaña rusa. Casi
una noria. Un ensayo de
poética circular. Una cascada como
una piedra, un bloque, un cuento
de nunca acabar.
en la reproducción mecánica. Casi una montaña rusa. Casi
una noria. Un ensayo de
poética circular. Una cascada como
una piedra, un bloque, un cuento
de nunca acabar.
*
Transparencias.
Fugas. Esmalte. Brillos. La superficie agotada, estallada. Toda latitud
habitada. Toda pasión… (Violette, no
huyas). El sobresalto del gato: a cada rechinar de la madera, la montaña
pare un ratón.
*
La
realidad se ofusca
no en
la revuelta
sino
en la herida perturbada
—quizá
más clara—
visión
del flâneur.
*
Recuerdos
—vagos— de esos poemas de Takahashi que empiezan —todos— “Esta mañana, Su
Majestad la Reina...” y con el mismo tono impasible, casi de cuento de hadas,
con una ceremoniosidad digna, contenida, pasan a referir el espectáculo de la
más desmedida corrupción.
No es la anécdota. Es ese oxímoron entre forma y contenido lo que hace de esos poemas un hecho necesario, útil, social: el poema como mito —en el sentido de síntesis y aglomeración de sentido—, como atajo para pensar y sentir en todo su estridor un fragmento, la intersección de dos ejes cualesquiera de una realidad que, de otro modo, se diluiría en los detalles de su propia indecencia.
No es la anécdota. Es ese oxímoron entre forma y contenido lo que hace de esos poemas un hecho necesario, útil, social: el poema como mito —en el sentido de síntesis y aglomeración de sentido—, como atajo para pensar y sentir en todo su estridor un fragmento, la intersección de dos ejes cualesquiera de una realidad que, de otro modo, se diluiría en los detalles de su propia indecencia.
*
“The friend of the wolf is the lazy shepherd”
Llywarch Hen, The Red Book of Hergest.
Llywarch Hen, The Red Book of Hergest.
(¡No
le dijeron nada! —musitado esto [sotto
voce]) Todo en silencio, en secreto, en comidilla o conspiración.
Secreciones. De buey, de asno, de búho o huracanado horizonte en lontananza.
Rojo como el mar. El cielo. Como cazar un rayo o atrapar un rayo de sol en una
red. Dánae de oro o fuego o
gestación
de
iniquidades
pequeñeces
destinos trocados como cartas
[u n a n o c h e u n v i a j e r o]
en un castillo.
Ojival. (¿Otra vez?)
Te dije. Te lo dije. No dirían nada. Nunca.
Jamás
confesarían
haber caído
presa
de tanta devoción
tanta pereza
iniquidades
pequeñeces
destinos trocados como cartas
[u n a n o c h e u n v i a j e r o]
en un castillo.
Ojival. (¿Otra vez?)
Te dije. Te lo dije. No dirían nada. Nunca.
Jamás
confesarían
haber caído
presa
de tanta devoción
tanta pereza
*
Hace
no sé cuántos sueños se inició este viaje
ribera
del sol ribera
de la muerte
Como
un velo se hunde hacia atrás en la memoria
aprendiz
de destierro
oh
espejo, luna de mal agüero
Desde
qué monte preguntaré a las aguas el camino
ribera
del sol ribera de la
muerte
El
tiempo se ha detenido
y sin
embargo
hay
verbos que acontecen
ayer
un chopo tal vez mañana
un sauce
Cruzo
la tarde como la espesura blanca de la leche
Desde
las costas me alargan sus brazos un ciego
un
monje
una muñeca
YO HABÍA PROFETIZADO LA PÉRDIDA
DEL REINO
Yo
había visto desfilar las barcas de la locura
Yo
había visto el gesto excelso de los sacerdotes del ocio
Entrañas
de los buitres, vosotras
me
habíais develado la destrucción del templo
Mas
quién
oyó
No
hubo en Toledo ni en Alejandría lugar
la
negra lengua del vate Yo había profetizado la muerte de los dioses
Mas
quién
oyó
En
Poetas argentinas (1940-1960),
selección y prólogo de Irene Gruss, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2006.
Mercedes
Roffé (Buenos Aires, 23 de junio de 1954). Fotos: JMP
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