Nado
con las dos manos amarradas.
José Lezama Lima
LA CULPA
El poema es
culpable porque vive al desamparo,
se acalambra
de hambre, delira con el frío.
Es culpable
porque nos quita el antifaz,
escupe las
sábanas de los impostores,
orina sobre
los oráculos.
Es culpable
porque muda el rumbo de la noche,
se emborracha de
miedo,
sustrae a la
hiena la carroña de la boca,
conserva la
última moneda,
anda desnudo
por el inframundo.
Es
culpable porque asesina un adjetivo
y
reprende al verbo del delito.
Repara
con su voz todo aquello que enmudece.
El
poema es culpable porque no sabe ser inocente.
OTRO CAMINO
Lo
que la poesía dice el poeta nunca lo sabrá.
Simulan
ir por la misma senda. Pero no.
El
poeta responde la pregunta de los otros.
La
poesía habla para sí. Es su propio espejo.
El
poeta celebra la vida cada mañana,
quiere
sujetar al mundo con un puño.
La
poesía va desnuda,
en
ella el hoy es para siempre.
El
poeta vislumbra el rumbo de la pasión,
la
sangre derramada en cada batalla.
La
poesía no lastima.
El
poeta abre los ojos de la conciencia.
La
poesía ve más allá. Gobierna la palabra.
Ya
no sé si me voy o si un mundo me deja.
Amelia Biagioni
BLUES DEL
AUSENTE
El
poeta de ojos azules
no
celebra el rito
de
una nueva mañana.
Tal
vez corra su velo
el
braquiquito de Zavalla
y
revele la ausencia.
Quizás
el gorrión lo advierta,
presto
a compartir con él
restos
de soledad
esparcidos
junto
al rubio borde del llano.
Nadie
olvida partir
hacia
el alma de las cosas,
abrazar
sin demora lo bello.
Palabras
sueltas al aire
como
hojas secas,
escritas
para quien no quiso
otro
amanecer
y
acurrucado reposa
en
el fondo de una copa
vacía.
a Guillermo Ibañez
LI-PO EN
DANGTU
La
canoa flota
entre
luciérnagas ciegas.
La
noche chispea al revés
en
el reflejo del vino agrio.
Tiznado
de pena
el
pescador abraza la luna.
Si deseo dos
veces es amor.
Si amo dos
veces es locura.
El
poeta extraña
su
canto en el fondo del río.
Nada
existe sin memoria.
El
guijarro más chiquito recuerda.
Christoph Janacs
UNA TUMBA EN
VILLA GIARDINO
Al
costado de la pequeña capilla
una
tumba distrae al forastero.
Aquí yace
Anselma, muerta en 1799.
¿Esclava
mulata, mestiza o criolla?
¿Acaso
tiene color la libertad?
En
la vida no abandonó a su amo.
Para
conocer el sol eligió la lluvia.
CUEVAS DE ARTA
Enciendo
sin prisa la antorcha del asombro.
Bajo
un cielo fragante ondulan mis andares
entre
inciertos pasillos subterráneos.
Agujas
de hielo punzan de arriba hacia abajo,
otras
se alzan hacia la cima de lo indecible.
Quisiera
mirar el otro lado de la piedra,
ver
lo que habita más allá de la oscuridad.
Aislada
del fuego, de la efímera sugestión,
se
revela la mueca de lo esencial
en
los briosos acordes del Carmina Burana.
Como
un diávolo busco esfumarme
por
los afilados dientes de sal.
No
hay espacio ni rastro para el tiempo.
Sólo
la sombra fugitiva permanece,
cerca
del pasado, lejos del futuro.
La
belleza no cabe en el sonido ni en la palabra.
En Andares,
Ediciones Ananga Ranga, Corrientes, 2019
César Bisso (Santa Fe, Argentina, 8 de
junio de 1952)
Foto: Jmp
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