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jueves, 21 de junio de 2018

IVONNE BORDELOIS Me quedaré en los pájaros, cantando



HOMENAJE A P.N.

si solamente pusieras tu mano sobre mi corazón
si solamente pusieras mi mano sobre tu corazón
     entonces esta herida pavorosa
del otro lado de la cual se ve el infierno callaría

si solamente pusieras mi mano sobre tu corazón

si solamente pusieras tu mano sobre mi corazón


EXORCISMO

Y yo me iré. Se quedarán los pájaros
cantando.

Y yo me iré.
Me iré y me quedaré.

Me quedaré en los pájaros, cantando.


POEMA DE LAS CUATRO DE LA MAÑANA

Pero quién era la vida entonces?
Yo te lo digo:
La vida era una sombra demasiado rápida,
una luz demasiado fuerte,
una madre demasiado insolente.

Nosotros la mirábamos pasar
y ella seguía hacia delante
más audáz que nosotros,
riéndose, las manos
blancas de primavera.

Y nosotros encerrados en el cuarto de los juguetes
en bibliotecas demasiado altas
escondidos entre amigos demasiado temerosos.

Pero te lo digo: ella era ella y nosotros éramos sólo nosotros.

Y ella, ella era la vida.


AUTORRETRATO
(1982)

Me fui muchas veces sin llegar del todo nunca
sin regresar nunca del todo tampoco.
Me enseñaron a ser cauta los amigos ilustres
que golpeaban a sus mujeres
y un amigo asesino que tengo, con su piel de magnolia.
Una vez hice el amor con un marinero griego
bajo un cielo invencible.
Odio a los mentirosos, los avaros y los cobardes
pero adúlteros, ladrones y vagabundos
son costumbres de mi compañía.
Los varones me temen
pero los chicos y los animales no se me resisten.
Me gusta reír con mujeres de los ridículos horrores
que los hombres inventan.
También el vino es de mis amigos, y en la noche la música
y las ciudades cuando oscurecen
bajo el rumor callado de  mis pasos.
Sueño a menudo con pájaros, gatos o caballos
con casas oscuras de amplias escaleras donde casi naufrago
Entre objetos antiguos y hermosísimos

y con seres y cosas que se perdieron solo en apariencia
y reaparecen con gloriosa fidelidad.
La vida es una lengua demasiado enigmática
para seres humanos
y la pena de descifrarla acaso más alta
que el esplendor de todo abrazo.

Soy yo así a mis cuarenta y ocho años, solitaria y deslumbrada.

Hombres de poca fe, yo elegí la mejor parte.


En revista Hablar de Poesía, número 10, diciembre de 2003, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, Argentina. Director: Ricardo H. Herrera.
Ivonne Bordelois (Juan Bautista Alberdi, Provincia de Buenos Aires, 5 de noviembre de 1934). Foto: Jmp

1 comentario:

  1. CARTA DE ALEJANDRA PIZARNIK A IVONNE BORDELOIS
    B. A., 5 de julio de 1972

    Mi Ivoncita, mi cercanita.

    Por favor no nos pidamos explicaciones acerca del silencio (¿existe el silencio?).
    Inútil decirte --no, la ciencia de lo obvio es ardua como la lectura de lo inefable-- que no sólo te extraño sino que te necesito. Acaso porque somos antípodas y nos damos mutuamente garantías acerca de nuestras vías. No voy a hablarte de mí en esta cartuja de esperma (este chistezuelo es para decirte: Aquí estoy, todavía). También te mandaré mi nuevo libro El Infierno Musical (Ed. S. XXI). Y también, si consigo fuerza, algunos poemas recientes cuyo emblema es la negación de los rasgos alejandrinos. En ellos, toda yo soy otra, fuera de ciertos pequeños detalles: el humor, los tormentos, las pruebas supliciantes. Martha Moia, muy amiga mía, se va para USA en septiembre. Estará en New York del 14 al 18. Ignora si irá a tus arajes (y por supuesto ignora cuándo irá --o no). Si te encontrás con ella supongo que multiplicarás tu presencia en USA pues no puedo creer que no hablen de mí (hacelo con nostalgia, pues algo se me entrecorta en la voz cuando te nombro y adjunto: "No sé cuándo volverá!".(¿Volverás?)
    La encantadora Lea me escribió desde (palabra arbitraria en letras griegas, I. B. ) (ejehm!) y yo le respondí a pesar de mi desapego (semi-desapego) actual del mundo de las plumas y los papeles (espero los que me prometiste, pero esto es otro pseudo-chiste pues estoy lejana en ese sentido). He sido expuesta a algunas pruebas algo excesivas (pero si no hay peso no hay medida!) y ahora sé un poquito más (por eso ya no me siento a la mesa y rumio horas y horas un adjetivo de algún poema). Sé un poquito más, comprendo algo más; y sí, es tan terrible y viviente y vibrante esto que alienta en esto que ahora soy. No sé en qué me he convertido. Pero mi mayor defecto lo sabés: la fidelidad.


    "Sé fiel hasta la muerte". (Apocalipsis). Que desmemoria no te guíe.
    Un abrazo muy tierno de TU

    Alejandra

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