POESÍA DE AMOR
Las
grandes noches de estío
que
nada mueve sino el claro
filtro
de los besos; tu rostro,
un
sueño entre mis manos.
Como
tus ojos lejana,
tú
has venido desde el mar,
desde
el viento que parece alma.
Y
besas perdidamente
hasta
que la boca seca
está
abierta como la noche,
llevada
por su aliento.
Tú
vives entonces, tú vives,
el
sueño de que existes es cierto.
Desde
que te busco.
Te
estrecho para decirte que los sueños
son
bellos como tu rostro,
lejanos
como tu rostro.
Y
el beso que busco es el alma.
Versión de V. Horia y J. López
Pacheco
ALDEA DE NOCHE
El
hombre vuelve a donde jamás estuvo.
Oí
una noche
en
que me acunaba la sonrisa
como
una almendra en la guitarra.
Una
visita, el sueño,
mas
la noche fue alegre
como
una negra que no sabe hablar.
Salió
a su encuentro una aldea
de
niños blancos.
Yo
era un sonido en la guitarra,
una
almendra de sueño.
¿Por
qué no te ríes y sacudes las medallas,
las
monedas de tu rostro?
(gritaba
un hombre estrepitoso
grabado
en las tinieblas).
Prendí
los faros del camión
para
dar aire a una mariposa.
Como
ella –dijo-
todos
tenemos prisa de morir
para
regresar a nuestra aldea.
Versión de M. Durán
En
Poesía italiana del siglo XX, CEAL, Buenos Aires, 1970. Foto: Jmp.
Alfonso
Gatto (Salerno, Campania, Italia, 17 de julio de 1909 – Orbetello, Toscana, 8
de marzo de 1976).
No hay comentarios:
Publicar un comentario