QUÉ PUEDO HACER
Lo único que quiero hoy es echar una
ojeada a esos pájaros
de
fuera de mi ventana. El teléfono está descolgado
de
modo que los que me quieren no pueden dar conmigo
y
echarme el brazo por encima del hombro.
Ya
les he dicho que el grifo se ha secado.
No
quisieron oírlo. Siguen tratando de que las cosas
continúen
igual. En este momento no puedo soportar enterarme
de
que al coche se le ha roto otro intermitente.
O
que el remolque que creía haber pagado hace tiempo,
ahora
lo reclaman por falta de pago. O el hijo en Italia,
que
amenaza con quitarse la vida allí
a
no ser que yo le siga pagando sus gastos. Mi madre quiere
hablar
conmigo también. Quiere volverme a recordar todo
lo
que le debo. Toda la leche que tomé,
mientras
me acunaba en sus brazos
Necesita
que le pague esta nueva mudanza suya.
Le
gustaría ir a Sacramento por vigésima vez.
La
suerte, toda, se ha ido al sur. Lo único que pido es
que
se me deje estar sentado un poco más.
Cuidándome
la mordedura que el perro
me
dio la otra noche.
Y
observando esos pájaros. No pido nada
excepto
tiempo soleado. Dentro de un minuto
tendré
que colgar el teléfono y tratar de separar
lo
cierto de lo falso. Hasta entonces
una
docena de pajaritos, no mayores que tazas de té,
están
posados en las ramas del otro lado de la ventana.
De
pronto dejan de cantar y vuelven la cabeza.
Está
claro que notan algo.
Se
echan a volar.
En:
Bajo una luz marina, traducción de Mariano Antolín Rato (no bilingüe),
Colección Visor de Poesía, 1996.
Raymond
Carver (EEUU, 25 de mayo de 1938 – 2 de agosto de 1988). Fotos: Jmp.
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