BOTAS
Cuando era niño me gustaba mirar las botas
vacías de mi abuelo, desde donde él brotaba por las mañanas hasta adquirir la
altura de comisario de pueblo.
Muchas veces llegué a pensar que el
milagro de su autoridad, de su aplomo, de su coraje, residía en el fondo de
aquellas botas relampagueantes.
Un día no resistí la tentación y me las
puse mientras mi abuelo dormía. Esa siesta anduve con ellas como en una canoa
belicosa. Atravesé las habitaciones, el jardín, la calle inmutable y entré en
la comisaría. Se rompieron las risas contra mis botas y el mareo de las burlas
me hizo caer.
Nunca más volví a intentarlo. Con el
tiempo me convertí en un hombre pacífico, sin arrogancia, sin soberbia que
sobrevive en un país que profesa una extraña nostalgia de botas.
En
El límite de la palabra. Antología del microrrelato argentino contemporáneo,
Edición de Laura Pollastri, Menoscuarto, 2007.
Orlando
Van Bredam (Villa Marcial, Entre Ríos, 23 de agosto de 1952). Vive, desde
1975, en El Colorado, pequeña comunidad de la provincia de Formosa. Foto: Jmp
Gracias por publicarlo. No conocía al escritor, me dejó conmocionada... buscaré más de él.
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