¡ESCUCHEN!
¡Escuchen!
Si encienden a las
estrellas, —
quiere decir, ¿que
alguien lo necesita?
Quiere decir,
¿alguien quiere que existan?
Quiere decir, ¿que
alguien llama perlas a esos escupitajos?
Y esforzándose
entre ventiscas de
polvo meridional
irrumpe a lo de
Dios,
teme haberse
retrasado,
llora,
le besa la mano
nudosa,
le pide —
¡que aparezca con
seguridad la estrella!,
y jura —
¡que no podrá
soportar el dolor por falta de ella!
Y luego
anda angustiado,
pero tranquilo en
apariencia.
Le dice a alguien:
“¿Pues, ahora, no
te sientes mal?”
“¿No tienes miedo?”
“¿No?”
¡Escuchen!
Si a las estrellas,
las encienden,
quiere decir, ¿qué
alguien lo necesita?
Quiere decir, — es
indispensable
que cada atardecer
por encima de los
techos
¿¡se encendiera por
lo menos una sola estrella!?
1914
Versión
de Irina Bogdaschevski (Belgrado, ex Yugoslavia, 1927 - La Plata, Argentina, 14 de enero de 2016).
Vladimir Maiakovski (Rusia,
19 de julio de 1893 – 14 de abril de 1930).
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