PENSÁNDOLO BIEN
Es oficio de
vértigo este asunto de acuchillar palabras al papel,
juego de locos, inútil alboroto de campanas,
pretencioso ejercicio que no sabe si vive sueños o si arrastra vida.
La verdadera profesión de los poetas debería ser el silencio.
juego de locos, inútil alboroto de campanas,
pretencioso ejercicio que no sabe si vive sueños o si arrastra vida.
La verdadera profesión de los poetas debería ser el silencio.
CONSEJO MALVADO
Imitar a Li Po es
sin duda elegante:
escribir unos
versos y hacer con ellos barcos de papel
que la corriente
del río se lleve poco a poco.
Exquisito, sin duda,
pero procura tú ser
cuidadoso
y guardar lo que
escribes,
que bastantes
basuras se arrojan a las aguas.
CONTRAFÁBULA
El mundo está
repleto de insectos ahorradores,
hormigas laboriosas,
arañas tejedoras,
listos escarabajos que atesoran
estiércol y otras santas inmundicias,
y orugas que se guardan, por guardar,
hormigas laboriosas,
arañas tejedoras,
listos escarabajos que atesoran
estiércol y otras santas inmundicias,
y orugas que se guardan, por guardar,
a sí mismas.
Así que tú,
cigarra,
cómplice del verano, prima hermana del grillo,
no pares de cantar, rompe la tarde,
pon música a la siesta.
No hagas caso a la hormiga,
que reviente de grano su despensa.
cómplice del verano, prima hermana del grillo,
no pares de cantar, rompe la tarde,
pon música a la siesta.
No hagas caso a la hormiga,
que reviente de grano su despensa.
Cigarra amiga,
cantaré contigo,
que la vida no es más que lo que aquí cantemos.
que la vida no es más que lo que aquí cantemos.
COMO ROPA TENDIDA
En un poema hay que extender la vida
al viento, al sol de la mañana,
a la vista de todos
como ropa tendida en el alambre.
Una pizca de vida es suficiente,
la camisa de un sueño, por ejemplo,
o el mantel de las últimas derrotas
o aquel pañuelo
que es como un resto de niñez, tan blanco,
tan diminuto, tan herido.
Los versos, hechos sangre, piel o músculo,
bien cogidos con pinzas, agitándose
en medio de los patios, a la luz,
como banderas sin ejército.
Así tienen sentido
En un poema hay que extender la vida
al viento, al sol de la mañana,
a la vista de todos
como ropa tendida en el alambre.
Una pizca de vida es suficiente,
la camisa de un sueño, por ejemplo,
o el mantel de las últimas derrotas
o aquel pañuelo
que es como un resto de niñez, tan blanco,
tan diminuto, tan herido.
Los versos, hechos sangre, piel o músculo,
bien cogidos con pinzas, agitándose
en medio de los patios, a la luz,
como banderas sin ejército.
Así tienen sentido
En:
“Palabra de amigo”, Mini-antología, 2004.
Enrique
Gracia Trinidad (Madrid, España, 1950).
Foto: Jmp. “Sauce
roto”, City Bell, 5 de abril de 2012.
Es un placer estar en esta página. Mi saludo y mi agradecimiento.
ResponderEliminarGracias, Enrique, abrazo grande para vos.
ResponderEliminarjm