I
Escribir
el amor y un pájaro
ahora
la sutura.
III
Ella pensó el
infierno de la ausencia
infierno
frío
témpano reclamando
el agua dulce
en un océano de
sal, de voces quebradas
pensó
rompió el silencio
en un suspiro de noche blanca
de laberinto de
hielo
la vía láctea, la
noche fría,
una sortija de
nombres callados
atisbos de una
herida helada.
VI
No es anhelo en
poseer
es la certeza
de un deseo
encriptado entre la yema y el labio.
XII
El colibrí
liba en la aljaba
rompiente del agua
se hace añicos en
la siesta
meditar
perder su
tornasolado brillo de azules
complace con la
ausencia
el ansia del deseo
acerca su pico
aguja
en un intento de
sostener el aire
la flor
extiende su campana
de rojos
desova en su corola
tonos de añiles
nuevos.
XIV
a Faby y Pablo
Es un imposible de
extremo pesar
imaginar otra vez
esta amalgama
perfecta de azules
los amantes miran
el retorno de las
hojas verdes
las yemas brotan en
el vértice más oscuro de la enramada
los nombres que
eran
los antiguos dueños
de los brotes, de los brazos, de las sortijas
celaron su otoño
apaciguado
ahora
las páginas se
detienen en los brotes
un tronco caído,
espera la muerte y aún destella el verde,
en los vértices, en
sus costados húmedos
los amantes miran
y sus cabezas
hablan de las llamas
que encienden sus
mechones bastos
el dolor de la
muerte
es más presente, es
más bello.
XV
En la casa viven
pájaros
la intemperie nos conmueve
agitan sus alas a
la tormenta viniendo
la palmera detiene
sus trinos conversos
ellos no moran
sólo se
despiden
entre las ramas
calvas de la higuera.
XVIII
Un gallo
chirriar sus
metales
el óxido engaña al
gato en celo
a la
calandria
el viento helado lo
invita a un vuelo imposible
sus pequeñas alas
negras presumen y fingen
está
soldado.
XXIV
Vive en el silencio
recorriendo siempre
los mismos senderos
choca contra
palabras mudas
con signos que
interrogan la noche
buscando una respuesta
y es un vestigio de
lo que fue
la huella de esa mano en
la espalda
el olor indescifrable en
la mejilla
una mirada que
conoce los cerrojos
y los abre sin
pudor
ni desconcierto.
GUERNICA
(Fragmento)
El azar
El olor del pasto
recién cortado
vidrio y gotas
blancas en los muros adheridas
y los peces del
recuerdo
que sólo a veces
nos nadan la mirada
¿de qué arrullo se
sostiene la pregunta
en el aire,
en la duda,
en la celebración
del azar?
aflora la certeza
entre los hilos contados del lienzo:
¿por qué
preguntarle al sol por el ocaso
o a la luna por el
motivo del reflejo?
todo hombre es
pájaro
todo hombre es
pájaro
al menos, una vez
en la vida.
En: “Sutura” Ediciones El Mono Armado, 2014.
Selección de textos: Jmp. Gracias, Mariel,
por tu libro!
Mariel Monente (Buenos Aires, 1961).
Foto: MM en FB.
muy bueno. gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias José María por la entrada en tu blog, un honor para mí que hayas elegido estos versos. Saludos !!
ResponderEliminarCompletamente bello, Mariel. Gracias por esa herida que produce tal sutura. La marca de lo escrito ya está impresa.Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminargracias Isabel por tu comentario ! abrazo!
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