NO SMOKING
En el país de la Yegua
Tordilla hay órdenes que cumplir:
una de ellas, quizás la más conveniente
No fumar.
Que se atrevan a vivir en la poesía como decía
André Breton, y cumplir órdenes. Como si prohibiendo
como decía aquel pasajero de la locura no se van a caer los aviones.
una de ellas, quizás la más conveniente
No fumar.
Que se atrevan a vivir en la poesía como decía
André Breton, y cumplir órdenes. Como si prohibiendo
como decía aquel pasajero de la locura no se van a caer los aviones.
No fumar, no en nombre de
los árboles del pulmón
que vistos desde arriba parecen las sombras del planeta Tierra;
no en relación con un fuego central que el humo quiere
apagar en la casa de la oscuridad del Popol Vuh, en el infierno de las
torturas, en las hojas de tabaco que ofrecen al de los ojos vendados como regalo de Fin de Año.
Los testigos perdidos en el humo
de aquellas hojas femeninas serán colocados como castigo
en un lecho de hormigas insomnes.
Pero, qué fragancia de crujientes olores y de aves remotas
sube por tus costillas de plantaciones manuales cuando
las miro a través del lenguaje que no habla, ese humo que queda flotando en el ambiente.
Cuando la luz roja se apaga el pasajero
supone que las extrañas costumbres del colibrí, su erotismo,
vuela hacia el cielo de profundos besos
por una constelación de nubarrones,
negros
como la caliente araña devoradora.
que vistos desde arriba parecen las sombras del planeta Tierra;
no en relación con un fuego central que el humo quiere
apagar en la casa de la oscuridad del Popol Vuh, en el infierno de las
torturas, en las hojas de tabaco que ofrecen al de los ojos vendados como regalo de Fin de Año.
Los testigos perdidos en el humo
de aquellas hojas femeninas serán colocados como castigo
en un lecho de hormigas insomnes.
Pero, qué fragancia de crujientes olores y de aves remotas
sube por tus costillas de plantaciones manuales cuando
las miro a través del lenguaje que no habla, ese humo que queda flotando en el ambiente.
Cuando la luz roja se apaga el pasajero
supone que las extrañas costumbres del colibrí, su erotismo,
vuela hacia el cielo de profundos besos
por una constelación de nubarrones,
negros
como la caliente araña devoradora.
En: “Radar
en la tormenta”, Sudamericana, 1985.
Alfredo
Veiravé (Gualeguay, Entre Ríos, 1928 – Resistencia, Chaco, 1991).
Foto: AV en
contratapa libro, s/e.
Gracias por esta entrada, es un placer leer a Veiravé siempre.Felicitaciones por el blog.
ResponderEliminarGracias, Mariel, un beso grande, y en poco tiempo entro a tu "Sutura". Mi abrazo!
ResponderEliminarmuy bello, gracias! "extrañas costumbres del colibrí"
ResponderEliminarnorma starke
"su erotismo, vuela hacia el cielo de profundos besos..."
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