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lunes, 15 de septiembre de 2014

Rafael Vásquez, tres poemas inéditos


LA  BALDOSA

Una baldosa en la vereda.
Con un nombre.
Nombre que alguna vez fue un cuerpo
tendido en ese sitio. O en la calle.
O donde no se vio.
¿Antes no sucedía?
O si ocurría
el luto se llevaba en otra forma.
Pero vino la noche
que se trajo la muerte subrepticia,
la muerte diferente.
Y después otra gente que no supo
cuidar un arma sin soltar los demonios.
Y también la memoria.
Sin la cautela de la despedida.
Sin el silencio que la alimentara.
Una memoria de decir el nombre,
de hurgar la trampa, de vencer el miedo.
De buscar la justicia.
Ahora
cuando camino la ciudad me cruzo
con algún dato expuesto,
fecha y algún detalle solitario.
Una baldosa.
No es hora de callar pero acongoja.


AQUÍ  ESTAMOS

Hay distintas formas
de que la poesía se quede entre nosotros.
A veces basta con insistir.
Otras veces necesitamos
que la palabra nos siga, nos alcance, nos hable
de aquello que debíamos volver a escuchar.
Pero cada camino es individual
y en algún momento lo supimos.
¿Por qué entonces la escritura
sigue siendo esa botella al mar que a veces vuelve
en otras manos?
Una pregunta apenas.
O una respuesta que no encontramos nunca.
Escribir no es más fácil que callar.
Pero no sólo el silencio sabe compartirse.
Y aquí estamos.


EL MOVIMIENTO

El movimiento.
Más que el retrato vivo,
la apostura si cabe,
la mirada y la voz: el movimiento.
Allí es donde se nota la vejez.
Aun no nos tiembla el paso
pero es lento,
como una duda enfrente
de un cruce de caminos.
Los escalones pesan, precavidos,
y el pasamanos nunca se desecha.
El movimiento
no se atreve a soltarnos,
nos ubica en el tiempo de la vida,
finalmente nos deja.



Rafael Vásquez (Buenos Aires, 1930).-

Foto: Archivo de la talita dorada.-

2 comentarios:


  1. Alegrón el mío al dar con estos tres poemas de Rafael Alberto Vásquez.

    Abrazos a Rafael y José María.



    RR
    *

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  2. Abrazo grande, querido Rolando.
    Y muy buena la entrevista que le realizaste hace poco a Rafael.

    jm

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