A
LA MEMORIA DE RAÚL GUSTAVO AGUIRRE
Estoy de este lado
no sé cómo llegar a tu muerte
enamorarte los ojos
prenderle fuego a tus palabras.
En tu voz
veo barcos calcinándose de neblinas
y un rumor de sirenas
enlutando las anclas que buscan una pregunta
en las costillas del océano.
Tu oficio es un naufragio,
la claridad exánime del que no responde.
Bebe
has visto la luna rigiendo el leprosario
baila
el cielo vacía su blanca taza sobre el Hades
sueña
una canción es una trampa
canta
una sinfonía enloquece en tus manos
Estoy de este lado
no sé cómo llegar a tu muerte
enamorarte los ojos
prenderle fuego a tus palabras.
En tu voz
veo barcos calcinándose de neblinas
y un rumor de sirenas
enlutando las anclas que buscan una pregunta
en las costillas del océano.
Tu oficio es un naufragio,
la claridad exánime del que no responde.
Bebe
has visto la luna rigiendo el leprosario
baila
el cielo vacía su blanca taza sobre el Hades
sueña
una canción es una trampa
canta
una sinfonía enloquece en tus manos
ama
nos
enamoramos de aquello que desaparece
muere
pues es necesario renacer donde el corazón yace.
El silencio ruge la plegaria de la espera
y el alba abre su resplandeciente página
sobre la momia de un tiempo que no existió
y sin embargo hemos vivido.
muere
pues es necesario renacer donde el corazón yace.
El silencio ruge la plegaria de la espera
y el alba abre su resplandeciente página
sobre la momia de un tiempo que no existió
y sin embargo hemos vivido.
En:
“El hilo de oro”, Ediciones Último Reino, 1989.
Daniel
Chirom (buenos Aires, 15 de mayo 1955 – 1 de diciembre de 2008).
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