LIMPIEZA
SOBRE EL CUADRO ORIGINAL
Limpio a mi madre
a veinticinco años de mí última visita.
Limpio la marioneta y la máscara
limpio sobre el original fijo
sobre el vacío y sus orillas.
Así se parte sobre el álgebra ideal.
Es en el vacío donde ella me toca
donde se realiza el tiempo sobre los ángulos de un cuadro
que indican lo real, la figura y la perfección.
Limpio.
El tiempo y el espacio se abren.
Hace varios años, desde mi última visita que nada tiene
su tiempo.
Es allí donde uno reúne el número ejemplar
el recuadro perfecto
la propia perspectiva.
Cada original recurre a su fábula,
a su brillo.
Cada original se reúne, se limpia,
se corrige, se ordena.
ÚLTIMO
APRENDIZAJE
Con
mi madre aprendí que antes de morir hay que encontrar a la madre.
Con
mi padre, que uno se muere sin padre y sin madre.
En
el ramo vive el jardín y en su fondo se fija el otro ramo.
Con
la pérdida se acrecientan los ramos y los fondos del ramo.
Pero
ya nadie levanta el jardín con las manos, sólo se desea la entrega y se ofrece
el fondo.
Nadie
levanta un jardín, por eso estamos llenos de fondos y de ramos.
Es
imposible levantar un jardín, como exceso nos rodean sus habitantes, su perfume
y su fondo.
Uno
va solo a la cita con su ramo de espera y uno espera levantarla.
Ella
espera el ramo, su primer perfume.
A
mi madre la subí con su ropa de teatro.
Es
imposible levantar un jardín.
De
"Públicos y privados", Melón editora, 2013.
Juano
Villafañe (Quito, Ecuador, en 1952), vive en Buenos Aires desde 1955.
Gracias a Olga Edith Romero
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