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sábado, 4 de mayo de 2013

Néstor Tellechea, equivocado siempre va a estar todo equivocado



NOCTURNO

equivocado
siempre va a estar
todo equivocado
la mano que ayuda
con precariedad
el silencio que no es
la tensión suave en el oído
los pronunciamientos de la mirada
nada se anuncia
todo anda solo
está todo no
casi todo el tiempo
y ausente
más que nada
hasta que se deja ver
en la letra horrible
bajo la luz artificial
sobre el papel
y la sorpresa por debajo
de la velocidad haciendo
un camino largo y angosto de escritura

después de la espera
con las dos sombras
de los antebrazos
sin saber qué va a seguir
y ahora
noche
en la sangre hablada
incluso
siempre es de noche
los sonidos anotados vienen
y se muestran una nada
y ya se callan a oscuras
me equivoco
oscuridad
fija
dicha
inmodificable
no hay rumbo fijo
hay lo que fue

lo que era
realidad
envuelta en fantasía envuelta
en realidad envuelta en incitaciones
y pausas
y otra cosa
que ya era
pero no hasta que volvió a ser
como no se sabía realmente
sola
efímera
usada
atrapada
en la sensibilidad
arrancándosela
a la rutina
o a la no importancia
escondida en lo oscuro
hasta desembocar
en los oleajes sinuosos del lápiz
rodeado de noche
la verdadera
la más antigua

a la que vengo
de pensarla
de mirarla
y que se me hizo
serena
secreta
elegida
la de las plantas de los pies
que ya están pegadas a la suelas de las zapatillas
que dan miedo sacárselas porque te las pueden robar
la del deseo de tener muchas muelas o dientes
aunque te dolieran
la de dormir en posición fetal
viviendo un presente que no se va a morir
silencio percudido de noche
noche impregnada por ese todo
aparentemente mudo
castigo de un envoltorio de golosina
al balaustre de una entrada de subte
y los ruidos que doblan
y los que siguen de largo

hacia lo imprevisto
o lo acostumbrado
estirar la vida
antes de que se termine
la noche día para el que trabaja
noche como gotas de mucho
tengo tu mano
aunque no te des cuenta
la noche que se queda
con lo que no se puede compartir
ni recuperar
porque llega y se va muy pronto
del pensamiento
noche en la que casi todo sale
una lanza que atraviesa
el último giro de una ola
y que sería el final de un poema
que nunca escribí
en qué estaría pensando el arriba
de ese cuello que viajó
delante de mí
esta mañana

noche en la que se mira por última vez
el lugar donde se nació
y te echaron
paciencia
búsqueda
planes
nubes raras
manos casi como dos signos de pregunta
sobre la mesa
aceite pisado
por alguien que estaciona
noche pintada
rocío que todavía no existe
empujón de suspiro
cuerdas
burbujas
polvo
documentos
el último principio
acechado por el que ya está
por terminar

monedas quietas
insomnio
humo de cigarrillo invadiendo
su desaparición
río de caras que venían hacia mí
dejando atrás lo que nunca se podría haber sabido
qué era
lentitud
ansiedad
estancamiento
suero
sueldos
promesas
patear sin querer una chapita
despierten
despierten
despierten
noche que se perdió en los tiempos
arena
árbol
libro
todo de noche

ropa sobre una silla muy cara
y otra sobre una muy pobre
cortes de imágenes
marcas de reflexión
uso de lo quieto
noche del día que todavía
no se calló en la cabeza
noche
con más noches
con sombras
frío
silbidos
óxido
cordones rotos
curvatura de animal curioso
en los caños de alumbrado
noche en todo un país
tomar conciencia de la noche
de lujo
de apariencias
de negociaciones

conversaciones
a larga distancia
con la historia
con el esfuerzo
con lo desconocido
qué va a escribir
en el vidrio empañado
qué piensa
de qué quiere olvidarse
mirando
tiras blancas de la ruta
tragadas por la repetición
manos en los bolsillos
qué grande es el cielo
dormirse
cuerpos de costado
boca arriba
abrazados

calles largas
con carteles grandes
y con luces fuertes
para que no te olvides
de quién es el espacio superior
de las necesidades impuestas
cambio de día
pero no de dueño
noche en las cadenas
en los cables
en los alambrados
en las tensiones
en los argentinismos
en los lenguaraces
en las pretensiones
noche de locos
y la que entró en el espejo
pecho que sube y baja
respirando
noche de repeticiones

la hornalla prendida
calentando nada
paredes
rajaduras
filtraciones
agua de palabras
claras
oscuras
inservibles
mencionadoras
todas mis ventanas
tienen un nombre
siempre hace el mismo camino
la última pregunta la dejo
para el día siguiente
la luz y la sombra
como presagios


noche tejida de sí misma
que aprieta
y calma
luz de luna en los metales
nací de noche
me muero de sueño
pie que rechaza una pesadilla
debajo de las sábanas
te abrazo mientras te espero
no aparece la salida de mi viaje
el capullo debe estar creciendo
este cuento
se deja leer más tranquilo
de noche
de noche
el techo es un límite bueno
para dejarse llevar
murmura y se estira dormido

cuando se está por llegar
a un lugar urbano
las luces parecen
un collar de sonrisitas cómplices
dónde duermen los peces papá
los paquetes de diarios
salen como escupidos
de la caja del camión
en la semilla es de noche
en la riqueza la noche está más lejos
el pasillo de este recuerdo
oscurece
y congela
de noche
las copas de los árboles
parecen cabezas sorprendidas
ojos para la noche
confesión a nadie
esta noche
es una deuda
con lo lejos

noche
en los metabolismos
en los mostradores
voy a dormir en el suelo
hace mucho calor
noche en la mitad
de la vida
gasa de percepciones
una proa abre el futuro
alas cerradas
puntos de vista
reducidos
a cansancio
o a conveniencia
ciertas soledades
tienen su apariencia
de nocturnidad
noche
en lo que se concentra
o en lo que se olvida
dos dedos
parando un colectivo

otros dos
pagando un taxi
algunos otros
debajo de un discurso de agua
afuera el aire todavía
se deja ver negro
o de un azul enojado
me lavo
o me tapo
la cara
para pasar la noche
hasta media mañana
no me hablo
qué suerte
tenés todo el día para vos
laburando de noche
noche interpretada
ahogante para dos ojos solos
pestañas cruzadas
para desentenderse de sí mismo

lágrima de cambio de temperatura
que cae de una botella de festejo
choquemos las esperanzas
por lo mínimo
la verdad
las vidrieras están dormidas
no dejan que me mire
mientras les paso cerca
tratando de matar el no sueño
justicia qué lejos que estás
situación andante
en las vísperas
en el adentro de los codos doblados
es de noche
entregado a la noche
integrado al fluir
hay novedades nocturnas
la lentitud
la sorpresa
lo inaferrable
nada
algún día

ahora
se me fue
no es lo que quiero
no sé
cómo
el entusiasmo
no le sirvo
me da trabajo
la hablo
casi estaba
en mis ojos
y no puedo decirla
la tan única
acotada
palabra
y no quisiera
arruinarla
a veces escribirla
no es nada
porque solamente viva
en su soledad
es emocionante

cerca
paseando
buscándola
alrededor
cerquita de los presentimientos
donde de golpe
se reabre el paisaje
oscuro
brumoso
y otra vez a empezar
viajo hacia la noche
por el espacio
mañana me van a sentir
un semáforo guiña de amarillo
a verde
vuelve la angustia
noche sobre una aseveración cuarteada
y otra que gotea
todos somos iguales
y bueno
yo tengo que vivir

noche sobre lo pendiente
sobre las máquinas
estuches
sinsabores
días
ralladuras
alcances
noche
sobre todo
lo siempre
lo entonces
lo intemporalidad
lo millonésimo
lo junto
lo también
lo desvelado
lo devenir
lo cerca
lo pronto
lo simple
lo inocente
lo habitante
lo ronda

lo dicho
lo escrito
lo callado
no hay que inventar nada
todavía
es de noche
pero mucho menos
la memoria
no acumula
muestra
rezongo
desperezamientos
cabezas
despeinadas
no tengo tiempo
para pensarlo ahora
cosas que empiezan
a correr la noche
ruidos
de cajones
de motores
de puertas

vapor que avisa
la temperatura
invasión
al espacio
dormido
cortinas
que se corren
o se levantan
y el silencio
se desahoga
se fragmenta
anoche
soñé con ganas
me acosté
como vine
preciso
y perdido
los problemas
no durmieron
dentro de un rato
las manos
vuelven a pedir

de noche
soy otra cosa
más leve
más presente guardado
cabeceo rendido
por acumulación
el fin del viaje
se asoma
y vuelve a sentarse
bostezo
pestañeo
consultas
al vacío
las puntas de la noche
empezaron a abrirse
se ve mejor
lo inmóvil
lo imposible
la piel del descanso
el sabor a mentira fresca
que tiene este momento

la luz
empuja
lo adensado
está como desvaneciéndose
no sé
tengo la sensación
de que la noche
siempre
se levanta y se retira
bien despacio
y pronto
papel
que puesto al fuego
se va
casi sin irse



En: “Cuatro momentos”, Tiempo Sur, noviembre de 2012.
Néstor Tellechea (Quilmes, Buenos Aires, 1962) Poeta.
Foto: NT en FB.

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