LUCY EN EL HIELO CON MIS GUANTES
La niña de los milagros
y el niño que jugaba a ser rayo
bebieron aquel día
de la fuente de la eterna saciedad
Y el cierre relámpago del hielo
la lluvia subsiguiente
los monitos jocosos
que alimentaban talleres literarios
y los gorilas circunspectos
de la novela vana
lloraron sobre el hueso del rumor
vagando hasta altas horas
de la noche alta
bajo el marfil de antiguas lunas
de un cementerio de elefantes.
A Philip K. Dick
CUERPOS DISPERSOS
Los muertos tienen sed
Necesitan de lágrimas para humectar su inexistencia
de lluvias fraudulentas
anegando las pozas donde dicen dormir
Acaso mienten
Les falta agua para el viaje
las cantimploras del recuerdo
con que los convertimos en estampas
de las que no salen más
Son la orilla contenida de la resignación
por vida pagan vida
un escaso salario sin futuro
Los muertos tiene sed
Nunca pasan dos veces por la misma experiencia
por temor a la seca que los transforma en polvo
Gustosos abandonan a esta especie
que los sigue regando de memoria.
A Philip José Farmer
CELERIDAD
Hay cuatro clases de hombres en el mundo
Los lampiños
Los barbudos
Los que se afeitan como Dios manda
Y los tristes pobres hombres
de la afeitadora eléctrica
Pobres niños olvidados por sus madres
a quienes jamás papá pasó pelota
Nunca una curita en el uncido rostro
Nunca una sonrisa de satisfacción padruna
Jamás papel higiénico en la herida
O paños tibios a ese amor con la Gillette
Pobres desmadrados
que perdieron segundos de su vida apenas
por no ganar un cielo de brochas y afiladas
Pobres hombres de besos jamás lisos
esclavos para siempre de su aceleración.
A Rafael A. Lafferty
PASEO ESPACIAL
Un hombre camina solo al borde del planeta
Necesita una piedra para explicar la luna
El drama de su soledad
duerme de espaldas a un sol áspero y agresivo
Engorda una sonrisa cómplice
cuando la ve pasar
redonda como una dádiva
banal
casi un fantasma
Pasa su aliento despuntando estrellas
Pasa su drama como un mensaje en una botella
Pasa
Y se lleva la sospecha de haber existido.
A Brian Aldiss
En: “Las
puertas de Tanhäuser”, El Mono Armado, 2011.
Eduardo
Espósito nació en Buenos Aires en 1956.
Poeta y
coordinador de talleres de escritura.
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