El arco blanco del pie sostiene
el puente donde cruza nuestra hormiga,
única establecida a bordo.
Podemos con ella saber de la muerte?
Cruza el puente y nos regala su más allá,
su rumbo conciso nos deja mudos.
No bien el pie se arquea le otorga su frontera,
suelta entonces ella su paso de estrella en estrella
y las nombra; aparentes, reunidas.
Vuelve, y por eso el puente se derrumba
a sus espaldas, pero,
una sombra atestigua su espacio:
otro puente;
confiados, en trineo lo afrontamos,
una vez del otro lado
el ángel de la hormiga nos espera.
Miramos sin palabras:
El paso de la hormiga
da contorno a una isla,
en esa isla se posa la casa-habitación
refulgente en medio de la noche. Vamos.
Una vez dentro
no evitamos el asombro.
Nuestra hormiga encandila.
En: “Desocupez”, Ediciones del Dock, 2010.
Emiliano Luna nació en San Justo en 1976. Vive en City Bell. Poeta y docente.
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