Emma te equivocaste
cuando saliste de tu casa en un carruaje con grandes
ruedas que corrían hacia atrás como en las películas del Oeste
porque tu soledad era algo que debía ser solamente tuyo
y porque era fatal que
nadie te comprendiera en ese pueblo de provincias
ni siquiera tu marido
el pobre hombre gris herido de tu amor
Bueno, no me hables ahora de tus taquicardias
o de los vestidos con enaguas y encajes
déjame explicarte
que me conduelo solamente
porque te perseguían furiosamente
los vecinos ineptos en el juego
de tu corazón virgen
y tu siglo era un cambio
lentamente mirado a través de las celosías
de la villa
más bien ponte el anillo o los collares de los hippies
y piensa en Carnaby Street en cómo lograr la infidelidad
sin que tengas que recurrir a tu conciencia
de pobre muchacha provinciana
Yo pienso que buscabas saber solamente
cómo te desnudarían los otros
y estos otros cretinos te traicionaron
Emma
Dame la mano no llores más
quédate en silencio
y escuchemos juntos estos discos de los Beatles.
De “El imperio milenario”, 1973. En “La poesía del cincuenta. E. Bayley, R. G. Aguirre, C. Fernández Moreno y otros”. Selección, prólogo y notas por Daniel Freidemberg. Centro Editor de América Latina, 1981.
Alfredo Veiravé (Gualeguay, Entre Ríos, 1928 - Resistencia, Chaco, 1991).
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