Ya se sabe
empleó
gran parte del tiempo
en adquirir su odio,
y mucho más tiempo,
en gozarlo sin decirlo,
cuervo
que solitario come, ajeno a la envidia
y no para jactarse,
a la espera, quizás,
de un cielo del odio donde todos
los odios son contemplados para todos, incluso
los ignorantes del propio odio, corruptos;
y dispuesto al goce
de ser contemplado en su odio,
como aplicando una máxima:
Bueno es
odiar a solas, pero es mejor
odiar en compañía, el odio crece.
Entretanto
se sabe también.
En “Francisco Urondo. Veinte años de poesía argentina, 1940-1960”, Editorial Galerna, 1968.
Alberto Girri (Buenos Aires, 1919 – 1991).
¡Acá está! Es Alberto Girri el poeta por el que pregunte el otro día, intentando recordar a los escritores que Guillermo Pilía mencionó en el encuentro.
ResponderEliminarGracias Camila. Vamos a leer a Girri. Lo charlamos en la semana. Mi abrazo.
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