Que otros hagan aún el gran poema,
los libros unitarios, las rotundas
obras que sean espejo de armonía.
A mí sólo me importa el testimonio
del momento inasible, las palabras
que dicta en su fluir el tiempo en vuelo.
La poesía anhelada es como un diario
en donde no hay proyecto ni medida.
Nacen en los pantanos del insomnio.
Son negrura viscosa que aletea.
Diminutos vampiros, sublibélulas,
pegaditos de pica del demonio.
En “Tarde o temprano”, poemas 1958-2009, Fondo de Cultura Económica, 2009.
José Emilio Pacheco, Ciudad de México, 30 de junio de 1939.
que gustazo que pongas poemas del maestro Pacheco, uno de los primeros nombres que descubri a temeprana edad en el mundo de las letras... una joya en un país tan desangrado como el mìo.
ResponderEliminarsu poema Alta traición, junto con el cuento La Patria de Quiroga serán para mí siempre la luz y la guía de las buenas causas.
No comentamos mucho maestro Paolloro pero lo seguimos con ahínco. Saludos desde México.
Muchas gracias por tus palabras, voy a tener en cuenta el poema Alta traición. Creo que es la primera vez que le mando un abrazo a Dios y encima un Dios Profesional, pero va, y fuerte, desde City Bell.
ResponderEliminarProfundo. Es bueno encontrar blogs de este tipo.
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