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sábado, 12 de febrero de 2011

Pedro Godoy – Aerosúplica marina, 4



¡Huir...huir...para vivir! Polígamo mosaico.
Dormir sobre milagros... Largas alegrías abuelazgos.
El éxito disfrutando perfumes del espacio,
televisa palomares de planetas...
para la eternidad. ¡Fascinación, para vivirte, mar!
Los pumas abstractos dispersos sobre de tus médanos...
...la almohada de las algas...
Megatones como distancias llenas de rulos; las gaviotas
en coincidencia de la gracia y el perdón...
y el oleaje, como tornillos enroscando
la tarde en las arenas...
asciende como sierpe a lo largo de la columna vertebral
y mercurial, nos parte en diáfana magnolia emocional...
mientras desparramados al sol sobre la playa,
la gran dulzura de rosados muslos...la búsqueda,
la suprema longevidad esclavera del pacer,
jocundas ancas, como lunas derramando sombrillas,
y senos que estallan prendidos por los juegos artificiales
del sol, lo mismo que granadas...
los pájaros de sidra...el fósforo del jazz...
las panteras del mar arañando los sueños...
selvas en algarabía de montañas...los alaridos
en la gruta para la misa de los mundos...
asándonos lentamente con rubios cigarrillos.




Llueve sobre el mar...llueve. Para. Y era fiesta:
siniestra entre las tinieblas de la noche.
¡El viento! ¡El viento! Se desata feroz el huracán!
Ruge pateando el mar y el mar muerde las quillas
espantoso cath cha can a muerte, muerte.
La orgía de la muerte entre horrorosas bacanales marinas...




¡El mar!... y este olor vagabundo...
moluscos para la Sinfonía Fantástica de Stravinski,
agujas de expediciones jubilosas de la siquis...
¡Huir...Huir! Al regresar alucinado...
Nos lleva del corazón el mar... Gélidos canales agnóticos.
Huir al quehacer del subconsciente. ¡Al Mar!
Arbol perenne, cuyos frutos siempre maduran...
y caen. Enterrándose dan, dan, dan...
asombrosas sonrisas del silencio,
sabiduría...
¡madremujer, la ardiente herida de su carne!




Después del naufragio,
bajo la luna monstruosa, hierve la olla del mar,
a los pies de los acantilados de nácar; solitarios,
los cuerpos de las doncellas muertas
flotando, un águila dormida entre las piernas,
revueltas entre sus ensueños de nylon...
Parecen pétalos... Ah, solidario... codícialos y calla.




¡Mar...! Siempre simple desconocido...Huir a Tu “Hoy”.
Tus espuelas terribles. Tus montañas de ánímas.
Los cañonazos de tus lejanas baterías retumban
sobre el horizonte de los siglos antes de la tierra...
Desfilan sobre ti grandes negras blancas nubes...
Monstruos ejércitos de super fortalezas volantes
que se atacan, devorándose...Grandes procesiones
silenciosas. Carpas errantes de imperios muertos...
Caballadas arriadas a degüello por ausentes malones
siderales perdidos de infinito a infinito...
Las olas se ponen de pie para atacarse
como enormes rulos de culebras. ¡Huir...Huir!

Pedro Godoy (Bolívar, 1899 - Mar del Plata, 1986).



Especial para Aromito. Introducción, trascripción del poema y selección de notas por Carlos Kuraiem.

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