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EL DORMITORIO
Aquí siento los ruidos, es decir,
aquí siento el silencio:
siento el enarbolarse del aire
para ser viento, cómo aparta
las hojas, cómo le contestan,
cómo me invade, cómo nos invade,
y cómo prepotente nos obliga
a respirar. Aunque querramos
morir. Aunque querramos
irnos con los fantasmas de la noche
que ni siquiera saben respirar
ni lo precisan.
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PERSIANAS
Árboles de metal, creadoras
de penumbra en la siesta,
diosas del Tercer Mundo, llenas
de vejez y de óxido; oh, amadas,
amadas sin doblez, transparentes
tan sólo en la intención, pero opacas;
sustanciosas ventanas refractarias
al progreso y al sol. Maravillosas
en la noche también, cuando la luz
humana y otoñal de las cocinas
saben dejar filtrar, para llenarnos
de evocaciones misteriosas y dulces
en torno a afectos, en relación a hogares
de los que no sabremos jamás una palabra.
Eduardo D’Anna nacío en Rosario en 1948. Poeta, ensayista, novelista y dramaturgo.
Foto: detalle de tapa de 2491 y dedo, Jmp
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